54. Pillado

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La sala de cine estaba oscura, iluminada solo por el resplandor tenue de la pantalla. Había pocos espectadores, lo que hacía que el eco de cada sonido fuera más fuerte y que la sensación de espacio vacío fuera más evidente. Nos sentamos cerca del centro, con una fila completa prácticamente para nosotros solos. Sin embargo, en lugar de sentirme relajado, me sentía más incómodo que nunca.

Marcos se acomodó en su asiento con una actitud despreocupada, como si esta fuera una cita normal entre amigos. Pero cada vez que se movía o se giraba hacia mí, podía sentir su mirada examinándome, como si estuviera evaluando mi reacción. Sabía que para él esto era un juego, un juego donde tenía la ventaja, y yo solo podía intentar mantener la calma.

La película comenzó, pero no era nada fácil concentrarse. Las imágenes y los diálogos en la pantalla pasaban frente a mis ojos sin dejar ningún impacto. Mi mente estaba en otro lugar, preocupada por lo que Marcos haría si no seguía el juego. El miedo de que la foto saliera a la luz me hacía sentir como si estuviera caminando sobre hielo delgado.

Marcos susurraba comentarios de vez en cuando, demasiado cerca de mi oído, su aliento caliente y su tono burlón. Era como si estuviera disfrutando de mi incomodidad, presionándome para ver cuánto podía aguantar. Cada vez que se inclinaba hacia mí, sentía un nudo en el estómago, pero trataba de mantener la compostura, no quería darle el gusto de verme nervioso.

- ¿Te gusta la película? - preguntó Marcos, su tono inocente pero con un toque de ironía - Parece que estás un poco tenso, Logan. Relájate, solo estamos viendo una película, ¿verdad?

Intenté sonreír, pero la tensión en mis músculos era evidente. Mis manos estaban entrelazadas en mi regazo, sudorosas y frías al mismo tiempo. No quería darle ninguna razón para creer que tenía control sobre mí, pero el hecho de que tuviera la foto me mantenía en alerta constante.

En un momento dado, Marcos estiró su brazo sobre el respaldo de mi asiento, como si fuera un gesto casual. Pero el contacto me hizo sentir aún más incómodo. La presión de su brazo era ligera, pero la implicación era clara: él tenía el poder en esta situación, y yo solo podía intentar mantener el equilibrio.

La película continuó, pero no recuerdo mucho de lo que sucedió. Cada minuto se sentía como una hora, y cada movimiento de Marcos era un recordatorio de la razón por la que estaba allí. Quería que todo terminara, pero al mismo tiempo sabía que tenía que seguir el juego hasta el final, para proteger a Keilan y a mí mismo.

Marcos hacía comentarios sobre la película, pero cada vez que hablaba, había un tono subyacente que me hacía sentir aún más incómodo. No era solo lo que decía, sino cómo lo decía, como si cada palabra fuera una insinuación, una forma de mantenerme en un estado constante de incertidumbre.

Al final de la película, cuando las luces comenzaron a encenderse, me sentí aliviado pero también agotado. Había sido una sesión de cine incómoda, como si cada minuto hubiera sido un esfuerzo para mantener la calma y no ceder al miedo. Marcos se levantó con su actitud despreocupada, pero la chispa en sus ojos sugería que había disfrutado de cada momento de mi incomodidad.

Salimos de la sala de cine y el alivio que sentía por haber terminado la cita incómoda fue rápidamente reemplazado por horror cuando vi a Keilan al otro lado del vestíbulo del cine. Estaba con un grupo de amigos, riendo y hablando animadamente. Entre ellos estaba la chica con la que lo había visto besarse antes, y eso me hizo sentir aún más incómodo. No esperaba encontrarme con Keilan aquí, y mucho menos después de la cita con Marcos.

Marcos, por su parte, parecía disfrutar del cambio de dinámica. Su actitud relajada y su sonrisa insinuaban que esta coincidencia era algo que planeaba aprovechar al máximo. Noté que se acercaba a Keilan y a sus amigos con una expresión que solo podía describir como provocativa.

Keilan se giró y me vio, su rostro mostrando confusión por un momento. No parecía entender por qué estaba allí con Marcos, y su mirada se movió rápidamente entre nosotros dos, como si intentara juntar las piezas del rompecabezas. El hecho de que estuviéramos juntos, y tan cerca de una sala de cine, era difícil de ignorar.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, y sentí un nudo en el estómago. Sabía que Marcos no iba a dejar pasar esta oportunidad para crear problemas. Traté de mantener la calma, pero el miedo a lo que Keilan podría pensar me tenía en alerta máxima.

- ¡Keilan! - dijo Marcos con su tono casual pero con un toque de provocación - ¿Qué tal? Logan y yo acabamos de salir de la sala. Solo una cita, nada serio.

Keilan frunció el ceño, sus ojos moviéndose entre Marcos y yo. Parecía sorprendido por la declaración de Marcos, pero también noté un toque de preocupación en su expresión. La mención de la palabra "cita" probablemente desencadenó algo en él, y sabía que esto iba a ser complicado de explicar.

- ¿Una cita? - preguntó Keilan, su tono tratando de ser neutral pero con una nota de incredulidad-. ¿De qué estás hablando?

Marcos sonrió, como si supiera que había logrado su objetivo. Para él, esto era un juego, pero para mí, cada palabra era un golpe directo a la estabilidad de mi relación con Keilan.

- Oh, ya sabes, solo una salida al cine - dijo Marcos, encogiéndose de hombros - Logan y yo decidimos pasar un rato juntos. No es gran cosa.

Keilan me miró, y pude ver la confusión y el desconcierto en sus ojos. Sabía que tenía que decir algo, pero el miedo a hacer que todo empeorara me hizo dudar. El simple hecho de que Marcos declarara abiertamente que estábamos en una cita era suficiente para hacer que todo el mundo nos mirara. Y entre la chica y sus amigos, la presión para explicar todo era abrumadora.

Me sentí como si el suelo se abriera bajo mis pies, pero tenía que mantener la calma y tratar de explicar la situación sin revelar el chantaje ni los motivos detrás de la cita. Sabía que cualquier paso en falso podría dañar la relación con Keilan, pero también sabía que no podía dejar que Marcos controlara la narrativa.

Keilan se acercó a mí, todavía con esa expresión de desconcierto. No quería que esto se convirtiera en un espectáculo público, pero Marcos parecía disfrutar de la tensión que había creado. Estaba atrapado, y cada segundo que pasaba solo hacía que el nudo en mi estómago se hiciera más grande. Sabía que la próxima palabra podría ser crucial, y tenía que ser cuidadoso para no arruinar todo lo que tenía con Keilan.

YoursWhere stories live. Discover now