24. Mírame

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La música continuaba vibrando en la pista de baile, el ritmo constante y el calor de los cuerpos moviéndose al unísono. Marcos estaba cerca, su cuerpo rozando el mío con cada movimiento, pero mi mente estaba en otro lugar, atrapada por la conexión que sentía con Keilan. Aunque no estaba seguro de lo que significaba, no podía negar el deseo y la intensidad de sus miradas.

Mientras Marcos seguía bailando conmigo, la chica se acercó de nuevo a Keilan y comenzaron a moverse juntos. La veía reír y hablar con él, sus manos deslizarse por sus hombros. Pero a pesar de su proximidad, Keilan no me quitaba la vista de encima. Sus ojos me seguían a través de la multitud, y cada vez que nuestras miradas se cruzaban, la electricidad entre nosotros aumentaba. Era como si nuestros compañeros de baile fueran insignificantes, simples accesorios en un juego mucho más profundo. Marcos parecía ajeno a la tensión entre Keilan y yo, pero la chica con Keilan notaba algo. Giraba la cabeza para mirarlo, tratando de captar su atención, pero sus ojos volvían a encontrar los míos. La pista de baile se convirtió en un escenario, y la música el telón de fondo para un duelo silencioso. Cada movimiento de Keilan era preciso, fuerte, y el modo en que me miraba era cargado de deseo. El contacto entre él y la chica parecía frío en comparación con la electricidad que sentía cuando nuestros ojos se cruzaban.

Comencé a bailar con más confianza, moviéndome con sensualidad, sabiendo que Keilan me estaba observando. El alcohol hacía que todo se sintiera más intenso, cada nota de la música vibraba a través de mi cuerpo, y cada mirada de Keilan era como un susurro que me invitaba a seguir. Quería demostrarle que podía igualar su energía, que podía jugar su juego. Keilan y la chica se movían juntos, pero su atención estaba en mí. La forma en que giraba la cabeza para mirarme mientras bailaba con ella, el modo en que sus ojos se oscurecían cuando me acercaba a Marcos, todo indicaba que algo estaba pasando entre nosotros. No entendía por qué, pero cada mirada suya me hacía querer más, querer desafiarlo.

Mientras bailaba con Marcos, dejé que mi cuerpo se soltara, siguiendo el ritmo de la música y la energía de la multitud. Pero cada movimiento era para Keilan, cada giro era una declaración de que no me iba a esconder. La pista de baile se convirtió en un campo de batalla de deseos y emociones, y cada paso que daba era una respuesta al desafío silencioso que Keilan me lanzaba. El mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse, y solo existíamos nosotros dos, atrapados en un juego de miradas y movimientos. No importaba quiénes estaban a nuestro lado, porque en esos momentos, solo importaba la conexión que compartíamos, incluso si no podíamos ponerla en palabras. La chica trataba de captar la atención de Keilan, pero él parecía no notarlo. Marcos seguía bailando conmigo, pero su presencia era casi invisible en comparación con la intensidad que sentía cuando Keilan y yo nos mirábamos. La pista de baile era nuestro campo de juego, y yo estaba dispuesto a seguir adelante, a explorar la atracción y el deseo que vibraban entre nosotros, incluso si eso significaba perderme en el proceso.

La canción llegó a su fin, el ritmo disminuyendo mientras el DJ hacía una transición suave a la siguiente melodía. El bullicio de la fiesta pareció disminuir por un instante, pero en la pista de baile, la energía seguía siendo intensa. Estaba a punto de relajarme cuando, de repente, Marcos se inclinó y me besó. Fue un beso inesperado, rápido pero intenso, y me dejó completamente congelado en el sitio. Mis pensamientos se quedaron en blanco. No estaba preparado para eso. El beso de Marcos fue firme, pero su energía era suave y juguetona. Yo, en cambio, me quedé rígido, sin saber cómo responder. Todo se aceleró de repente. El latido de mi corazón, el zumbido en mis oídos, el calor subiendo por mis mejillas. El alcohol, que antes me había dado confianza, ahora parecía desestabilizarme, y no pude hacer más que quedarme ahí, parado, mientras Marcos se apartaba con una sonrisa.

- Vaya, no esperaba esa reacción. - Dijo, todavía sonriendo - Solo quería divertirme un poco, no asustarte.

Me sentí torpe, fuera de lugar. No sabía qué decir, cómo reaccionar. Todo en mi interior era un torbellino de emociones que no podía descifrar, ¿Por qué había hecho eso? ¿Qué esperaba de mí? El beso había sido corto, pero suficiente para desestabilizarme por completo. Intenté forzar una sonrisa, pero probablemente se veía más como una mueca.

- No, está bien. - Dije, tratando de sonar casual - Solo... me tomó por sorpresa, supongo.

Marcos rió, como si nada hubiera pasado, y volvió a bailar, pero yo ya no podía concentrarme. La pista de baile, que antes había sido un lugar para desinhibirme, ahora se sentía como una trampa. Mi mente buscaba a Keilan, tratando de ver su reacción, ¿Había visto el beso? ¿Qué habría pensado?

Miré alrededor, pero Keilan había desaparecido. El borde de la pista donde antes estaba parado ahora estaba vacío. La chica que estaba con él seguía bailando con otra persona, pero él no estaba por ninguna parte. El pánico comenzó a crecer dentro de mí. ¿Había visto el beso y se había ido? ¿Significaba eso algo para él, o solo había perdido interés?

El desasosiego que me llenaba era abrumador. Había creído que la conexión con Keilan era fuerte, pero ahora, con él desaparecido y Marcos a mi lado, todo parecía desmoronarse. El beso de Marcos me había tomado por sorpresa, pero la ausencia de Keilan era lo que realmente me hacía sentir perdido. Sentí la necesidad de escapar, de salir de la pista de baile y encontrar un lugar donde pudiera pensar sin la presión del ruido y la multitud. Marcos seguía bailando, sin darse cuenta de lo que estaba pasando por mi mente. Pero yo solo quería encontrar a Keilan, entender por qué se había ido y si el beso había tenido algo que ver con eso.

Me disculpé con Marcos y me alejé de la pista de baile, el corazón latiendo con fuerza mientras buscaba por toda la casa. El miedo y la confusión me nublaban la mente, y la sensación de haber perdido algo importante era casi insoportable. No sabía si encontraría a Keilan, pero no podía quedarme sin hacer nada. La idea de que se hubiera ido por el beso, de que todo lo que había sentido por él se desvaneciera, era algo que no podía aceptar.

YoursWhere stories live. Discover now