14. Sentimientos

3 1 0
                                    

Cuando logramos alejarnos del grupo de personas que se habían aglomerado alrededor del video, Evan y yo nos dirigimos a un rincón menos concurrido del patio del instituto. El bullicio del murmullo y las miradas insistentes aún me seguían, pero al menos ahí podíamos tener algo de privacidad. Mi amigo me miraba con una mezcla de curiosidad y diversión, como si estuviera esperando que le contara algo emocionante.

- Así que... ¿Vamos a seguir ignorando lo que pasó anoche con ese chico? - Preguntó, arqueando una ceja con una sonrisa traviesa - Porque yo lo vi en el video, y parecía que estabas bastante a gusto.

Mi corazón dio un vuelco. No había contado a Evan los detalles de la noche anterior, solo que el motorista me había rescatado y llevado a casa. Pero no había mencionado la parte de la esfera de la muerte, ni el momento en que el motorista me sostuvo mientras giraba en aquel caos. Tampoco el instante en que nos alejamos en su moto, y cómo su contacto había hecho que me sintiera... diferente.

- ¿Qué quieres decir? - Respondí, tratando de sonar despreocupado - Estaba asustado, ¿Vale? El tipo me salvó de un apuro. No es para tanto.

Evan se rió, cruzándose de brazos. Sus ojos chispeaban con esa chispa de emoción que siempre tenía cuando había algo interesante en marcha.

- ¿Asustado?  - Dijo, como si no creyera ni una palabra - Claro, claro. Pero vamos, sé que hay más que eso, ¿Quién es el tipo? ¿Por qué te rescató? ¿Y por qué te llevó a esa parte rara de la ciudad?

Me encogí de hombros, evitando mirarlo directamente.

- No sé mucho más que tú. Fue todo muy rápido. El lugar se llenó de policías, me perdí, y él apareció y me llevó a un lugar seguro. - Dije, tratando de ser breve - Luego me llevó a casa, y eso es todo.

Evan negó con la cabeza, sin dejar de sonreír.

- No me engañas, amigo - dijo, señalándome con el dedo - Vi cómo te sujetó en el video. No parecía un tipo cualquiera. Y tú tampoco pareces el mismo después de anoche.

Me quedé en silencio por un momento, porque en parte tenía razón. El motorista no era un tipo cualquiera, y la noche anterior había cambiado algo en mí. Pero no estaba listo para compartir todos esos detalles con Evan. Todavía estaba procesando todo lo que había sucedido, y no estaba seguro de cómo explicarlo sin parecer un completo idiota.

- Solo fue una noche loca, eso es todo. - Dije, encogiéndome de hombros - No hay nada más que contar.

Evan me miró, claramente no convencido, pero decidió no presionar más. Se encogió de hombros y me dio una palmada en la espalda.

- Como quieras, pero si quieres hablar de ello, sabes que estoy aquí. - dijo, con una sonrisa - De todos modos, al menos tienes una gran historia para contar, ¡No todo el mundo puede decir que fue rescatado por un motorista misterioso!

Asentí, tratando de sonreír, pero mi mente seguía volviendo al recuerdo del motorista y a la forma en que me había hecho sentir. Algo había cambiado en mí, pero todavía no tenía claro qué era ni cómo explicarlo. Y mientras Evan hablaba de otras cosas, yo seguía pensando en el contacto eléctrico de esa mano en mi cintura, y en cómo el ruido del motor se había convertido en el único sonido que importaba en ese momento.

Después de que Evan y yo nos alejamos del grupo de estudiantes que no dejaban de mirarme y de hablar del video, traté de mantener la calma. La emoción de todos era abrumadora, pero yo solo quería que el día pasara rápido. No quería más preguntas sobre la noche anterior ni tener que explicar por qué había terminado en la esfera de la muerte. Pero Evan, como siempre, era persistente, y me costaba mantener la fachada de que todo estaba bien. Me sentía extraño, como si mi cuerpo estuviera dividido entre dos mundos. Por un lado, estaba el recuerdo del concierto y el espectáculo de motos, la emoción y la adrenalina. Pero por otro, había algo más, algo que me hacía sentir incómodo en mi propia piel. Recordaba la mano del motorista en mi cintura, la forma en que me había sostenido y el contacto de nuestros cuerpos en la moto. Había algo eléctrico en esa conexión, algo que me hacía cuestionar cosas que antes daba por sentado.

Siempre pensé que me gustaban las chicas. Nunca me había planteado que pudiera sentirme atraído por un chico. Pero esa noche, con el motorista, sentí algo que no podía ignorar. Y eso me aterraba. No solo por lo que significaba para mí, sino por lo que la gente diría si se enteraba. El instituto podía ser despiadado, y yo no quería convertirme en el blanco de rumores o juicios. Me sentía culpable por tener estos pensamientos, ¿Qué significaba eso para mí? ¿Estaba cambiando algo dentro de mí, o solo era una reacción a la emoción del momento? Evan hablaba de cosas triviales mientras caminábamos por los pasillos del instituto, pero yo apenas lo escuchaba. Mi mente estaba llena de dudas y miedos. Sabía que no podía decirle a Evan lo que estaba sintiendo. No sabía cómo lo tomaría, y tampoco quería arriesgarme a perder a mi amigo. Pero tampoco podía ignorar esa sensación que había experimentado con el motorista. Me había hecho sentir vivo, de una manera que nunca había sentido antes.

Los pasillos del instituto estaban llenos de gente, y cada vez que alguien me miraba, sentía un nudo en el estómago. Me preguntaba si sabían lo que estaba pasando por mi cabeza, si podían ver a través de mi fachada. Era una sensación de vulnerabilidad que no estaba acostumbrado a sentir, y no me gustaba. Decidí que lo mejor era mantener la cabeza baja y pasar el día sin llamar la atención. Pero la pregunta seguía ahí, en el fondo de mi mente: ¿Qué significaba todo esto? ¿Era solo una fase, o algo más profundo? Y, lo más importante, ¿Qué iba a hacer al respecto?

Mientras trataba de mantenerme concentrado en las clases y en las conversaciones superficiales con Evan y otros compañeros, no podía dejar de pensar en el motorista. En sus tatuajes, en su voz profunda y magnética, y en la forma en que su presencia había cambiado mi perspectiva. Quería encontrar respuestas, pero no sabía por dónde empezar. Todo lo que sabía era que mi mundo había cambiado, y no estaba seguro de cómo lidiar con ello.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora