11. Caos

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El caos llegó de repente. La policía apareció en el lugar con sirenas y luces giratorias, cortando el bullicio de la multitud como un cuchillo. Los organizadores del evento empezaron a gritar y a correr, tratando de dispersar a la gente antes de que todo se volviera un desastre. La multitud, que antes estaba emocionada y ruidosa, ahora se movía con prisa, buscando una salida.

Evan y yo nos giramos al mismo tiempo, listos para huir. Pero en medio del tumulto, nos perdimos el uno del otro. Me quedé atrapado entre la gente que corría en todas direcciones, empujones y voces que se mezclaban con las sirenas de la policía. Intenté abrirme paso hacia la salida, pero la marea humana me llevaba en la dirección contraria, más cerca de donde los policías empezaban a cerrar el perímetro. El miedo se apoderó de mí. No podía encontrar a Evan, y cada vez que intentaba moverme, alguien me empujaba hacia atrás. Los policías estaban por todos lados, y yo no tenía idea de cómo salir de esa situación sin ser atrapado. Mi corazón latía con fuerza, y el ruido de las sirenas hacía que todo pareciera aún más frenético. Estaba a punto de entrar en pánico cuando una mano firme me agarró del brazo. Al principio pensé que era un policía, pero al girar la cabeza, vi el rostro del motorista. Era el mismo chico que había estado en la esfera de la muerte, con su cabello oscuro y sus tatuajes. Sus ojos eran serios, pero había algo en su mirada que me hizo sentir un atisbo de calma.

- ¡Ven conmigo! - Gritó, por encima del ruido.

Sin dudar, lo seguí. Me guió a través de la multitud con agilidad, esquivando a los policías y encontrando un camino entre el caos. No sé cómo lo hizo, pero cada paso que daba parecía llevarnos más lejos del peligro. Finalmente, llegamos a su moto, estacionada en un callejón oscuro. Sin decir una palabra, me indicó que subiera. Yo lo hice sin pensar, las sirenas y las voces de los policías cada vez más cerca. El motorista encendió la moto, y el rugido del motor me hizo sentir una mezcla de alivio y emoción. Sin más, aceleró y salimos del callejón, dejando atrás el tumulto y el peligro.

La ciudad pasaba a toda velocidad mientras el motorista conducía con confianza por las calles oscuras. El viento me golpeaba la cara, y el sonido del motor era como un recordatorio de que estaba a salvo. No sabía a dónde íbamos, pero por primera vez en esa noche, me sentí seguro. El motorista no dijo nada mientras conducía, pero su mano firme en el manillar y la forma en que controlaba la moto me dieron una sensación de tranquilidad. Era como si supiera exactamente a dónde ir para evitar a la policía y llevarme a un lugar seguro. A medida que nos alejábamos del lugar del evento, las luces de la ciudad se volvían más tenues y el ruido de las sirenas se desvanecía. No sabía qué esperar, pero en ese momento, solo importaba una cosa: el motorista me había rescatado, y mientras estuviera con él, sabía que todo estaría bien. El viento y el ruido de la moto eran reconfortantes, y mientras avanzábamos por la ciudad, sentí que esa noche, por fin, podría respirar con calma.

Después de un rato conduciendo, el motorista detuvo la moto en una zona apartada de la ciudad. Era un lugar oscuro, con edificios medio derruidos y callejones mal iluminados. Las luces parpadeantes de los faroles daban al sitio un aire inquietante, como si algo peligroso pudiera salir de las sombras en cualquier momento. No tenía idea de dónde estábamos, y el silencio en contraste con el estruendo de la ciudad me ponía nervioso. Mi salvador se bajó de la moto y se quitó el casco. Encendió un cigarrillo con un encendedor plateado que sacó de su chaqueta de cuero. El destello de la llama iluminó brevemente su rostro, revelando el brillo del piercing en su ceja y los contornos de sus tatuajes. Inhaló profundamente, y el humo se elevó en el aire frío de la noche.

Yo me quedé en la moto, sintiendo que era mejor no alejarme demasiado. Aunque me había salvado de la policía, todavía no sabía quién era este tipo ni por qué me había llevado a este lugar. Me giré en el asiento, tratando de observar el entorno, pero todo lo que vi fueron paredes de ladrillo, basura acumulada en las esquinas y graffiti descolorido por el tiempo. No era el tipo de lugar donde quisieras quedarte mucho tiempo. Intenté entablar conversación con el motorista para romper el hielo y entender qué estaba pasando.

- Oye, gracias por sacarme de allí. - dije, tratando de sonar amigable - Fue muy oportuno, ¿Dónde estamos?

El motorista apenas levantó la mirada, concentrado en su cigarrillo. Dio otra calada antes de responder, su voz baja y tranquila.

- En un lugar seguro. - Dijo, sin mucha emoción. Luego señaló con el pulgar hacia la ciudad - Demasiados policías por allá. Aquí nadie nos molestará.

No estaba seguro de qué quería decir con "nadie nos molestará", pero el hecho de que lo dijera tan fríamente no me tranquilizaba mucho. Decidí intentarlo de nuevo, esperando obtener más información.

- ¿Y qué hacemos aquí? - Pregunté, tratando de mantener la calma - ¿Vamos a esperar a que las cosas se calmen?

El motorista asintió, pero no dijo nada más. Parecía más interesado en su cigarrillo que en la conversación. Inhaló profundamente y luego soltó el humo lentamente, como si estuviera disfrutando del momento. Su actitud distante y su mirada distante me pusieron más nervioso.

Empezaba a sentirme incómodo. Quería preguntarle por qué me había ayudado, qué estaba haciendo en ese evento y qué planes tenía para el resto de la noche, pero algo en su actitud me hizo callar. Era el tipo de persona que no daba muchas explicaciones, y aunque había sido amable al rescatarme, no parecía muy interesado en compartir más de lo necesario. Decidí quedarme en la moto, mirando alrededor, intentando mantenerme alerta por si necesitaba salir de allí rápidamente. El motorista seguía fumando, apoyado contra la moto, como si estuviera completamente relajado. Pero yo, en esa zona solitaria y algo destartalada, solo podía pensar en cuándo sería seguro regresar a la ciudad y encontrar a Evan. Todo esto se estaba volviendo más extraño de lo que había imaginado.

YoursWhere stories live. Discover now