37. Helados

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Entramos en la heladería, y el cambio de ambiente fue como un suave susurro después del ruido de la moto. El lugar estaba lleno de gente, pero había una calidez en el aire que hacía que todo se sintiera acogedor y seguro. Para mí, era como entrar en una burbuja de felicidad, una burbuja donde solo existíamos Keilan y yo, y el resto del mundo era un ruido de fondo.

Me sentí como un niño pequeño, emocionado por algo nuevo y brillante. Keilan caminaba con esa confianza que lo caracterizaba, guiándome a través de la multitud como si supiera exactamente a dónde ir. No podía dejar de mirarlo, admirando la manera en que se movía, la sonrisa que no dejaba su rostro, y la forma en que sus ojos brillaban con esa chispa de emoción.

Keilan encontró una mesa en la esquina, un lugar tranquilo con una ventana desde donde podíamos ver la calle. Me indicó que me sentara, y luego me sonrió como si este fuera nuestro pequeño secreto, como si el resto de la heladería ni siquiera existiera para nosotros.

- Siéntate aquí, yo iré a pedir los helados, - dijo con esa voz suave que me hacía sentir mariposas en el estómago - ¿Qué sabor quieres?

Me quedé en blanco por un momento, todavía embelesado por la emoción de estar aquí con él. ¿Qué sabor quería? Era una pregunta simple, pero en ese momento, mi mente era un torbellino de pensamientos y sentimientos. Traté de pensar en mis helados favoritos, pero todo lo que importaba era la sonrisa de Keilan y el hecho de que estaba aquí, conmigo.

- Uhm... chocolate, - dije finalmente, sintiendo que mi voz temblaba un poco- me gusta el chocolate.

Keilan asintió y se inclinó hacia mí, como si quisiera compartir un secreto.

- Chocolate, buena elección. - dijo, con esa sonrisa cómplice - No te preocupes, yo elijo algo igual de delicioso para mí.

Me guiñó un ojo y se alejó para hacer el pedido, dejándome sentado en la mesa, todavía sintiendo el calor de su presencia. Observé cómo hablaba con el empleado detrás del mostrador, cómo sus movimientos eran seguros y fluidos. Keilan tenía esa habilidad de hacer que todo pareciera fácil, como si siempre estuviera en control, y eso solo aumentaba mi admiración por él.

Mientras esperaba, me di cuenta de que esta burbuja de felicidad en la que me encontraba era algo que no había sentido en mucho tiempo. El primerizo enamoramiento, el cosquilleo de anticipación, todo era nuevo y emocionante. No sabía a dónde nos llevaría esta cita, pero por ahora, estaba dispuesto a disfrutar cada momento, a dejar que Keilan me mostrara su mundo y a ver a dónde nos llevaría.

Las voces de la heladería, el sonido de las cucharas y el bullicio de la gente, todo eso se desvaneció mientras esperaba que Keilan regresara. El simple hecho de estar aquí con él, de saber que había elegido pasar tiempo conmigo, era suficiente para hacer que el resto del día pareciera insignificante.

Mientras Keilan pedía los helados, yo me senté en la mesa, agitando los pies bajo el asiento como un niño pequeño. No podía evitar sentirme emocionado y un poco nervioso al mismo tiempo. Estaba en la heladería más famosa de la ciudad, en una cita con Keilan, y todo parecía encajar de manera perfecta, como si el universo estuviera conspirando para darme un momento de felicidad.

Pero entonces, de la nada, apareció Marcos. No lo había visto desde la fiesta, y su llegada fue como un balde de agua fría. Parecía contento de verme, como si no hubiera pasado nada extraño entre nosotros, y se sentó a mi lado sin siquiera pedir permiso. Su actitud relajada y su sonrisa despreocupada me pusieron más nervioso de lo que ya estaba.

- ¡Hey! - dijo Marcos, sonriendo ampliamente - No te he visto desde la fiesta, ¿Dónde te has metido?

Me quedé sin palabras por un momento. No esperaba verlo aquí, y menos aún mientras estaba esperando a Keilan. La situación era incómoda, por decir lo menos. Por un lado, quería que Marcos se fuera para poder disfrutar de mi cita sin interrupciones. Por otro, me aterraba que alguien más de la escuela pudiera aparecer y descubrir que estaba en una cita con un chico. Eso complicaría las cosas más de lo que ya estaban.

YoursWhere stories live. Discover now