30. Móvil

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Me quedé dormido pensando en Keilan. Mi mente se llenó de imágenes del beso, de la forma en que me sostuvo, de su sonrisa y la chispa en sus ojos. Fue un sueño inquieto pero emocionante, como si cada imagen que pasaba por mi mente alimentara la llama del deseo y la curiosidad. Incluso dormido, la idea de llamarlo y escuchar su voz me hacía sentir una emoción que no había sentido en mucho tiempo. Cuando desperté a la mañana siguiente, la luz del sol entraba por la ventana, iluminando mi habitación con un brillo cálido. Sentí el cuerpo pesado, todavía atrapado entre el sueño y la realidad, pero la emoción por Keilan seguía allí, vibrando bajo mi piel. Me di vueltas en la cama como una colegiala emocionada, pensando en lo que podría decirle cuando lo llamara, en cómo sería escuchar su voz al otro lado del teléfono. Todo parecía tener una energía nueva, una expectación que hacía que la mañana se sintiera llena de posibilidades.

Pero entonces, mientras rodaba de un lado a otro, me golpeó la realidad: había perdido mi móvil. El recuerdo de la confusión y el caos de la fiesta regresó, junto con la desesperación de buscarlo sin éxito. ¿Cómo iba a llamar a Keilan sin teléfono? El pánico comenzó a instalarse, apagando un poco el entusiasmo que había sentido al despertar. Todo el plan que había imaginado se desvanecía ante mis ojos, y de repente me sentí atrapado, sin saber qué hacer. Me senté en la cama, tratando de pensar en dónde podría haber perdido el teléfono. Recordé el momento en el evento de motos, la huída con Keilan. ¿Podría haberlo perdido cuando salí corriendo? ¿Se me habría caído en aquella calle sinuosa? No tenía idea, pero la sensación de haber perdido algo importante era casi abrumadora.

Me levanté rápidamente y comencé a buscar en la habitación, aunque sabía que no estaba allí. Mi mente iba a toda velocidad, tratando de encontrar una solución. ¿Podría pedir prestado el teléfono de alguien más para llamar a mi número y ver si alguien lo contestaba? El miedo y la ansiedad comenzaron a crecer. El papel con el número de Keilan todavía estaba en mi bolsillo, pero sin teléfono, era solo un trozo de papel. La emoción que había sentido al despertar se transformaba en desesperación, y no sabía cómo volver a esa chispa de entusiasmo que había sentido antes.

Tenía que encontrar mi teléfono. Era la única manera de conectarme con él, la única forma de hacer que este hilo de esperanza se convirtiera en algo más sólido. Pero la idea de perderlo, de no poder llamarlo, me hizo darme cuenta de lo frágil que era todo esto. Todo dependía de ese pequeño objeto, y sin él, el puente hacia Keilan se desvanecía. Me quedé de pie en mi habitación, el papel con el número de el chico de mis sueños en mi mano, preguntándome cómo iba a solucionar esto. Tenía que encontrar una manera de recuperar mi teléfono, de reconstruir el puente que me conectaba con él. Pero el miedo a no poder hacerlo era casi paralizante, como si toda la emoción de la noche anterior se transformara en una nube oscura de incertidumbre.

Evan apareció en mi casa el domingo por la mañana, como habíamos acordado. Aunque su llegada no era una sorpresa, me pilló desprevenido. Después de la noche en la fiesta y la desaparición de mi móvil, mis pensamientos giraban en torno a cómo podría recuperar el número de Keilan, o si tendría que olvidarme de todo lo que había sucedido. Evan siempre tenía una energía contagiosa, pero hoy parecía algo preocupado, tal vez por lo que había pasado en la fiesta. Entró en la sala, con esa actitud despreocupada que siempre llevaba consigo, y sonrió al verme, aunque sus ojos mostraban un poco de inquietud.

- ¿Cómo estás, amigo? - Preguntó, sentándose en el sofá - ¿Todo bien después de la fiesta?

Asentí, tratando de sonreír, pero mi mente seguía enfocada en el móvil desaparecido. No quería hablar mucho de Keilan ni del caos de la noche anterior, así que intenté mantener la conversación ligera.

- Sí, solo un poco cansado... - respondí, sin querer entrar en detalles - ¿Y tú? ¿Te divertiste?

Evan asintió, pero enseguida notó que algo no estaba bien.

- ¿Te pasa algo? - Preguntó, su tono más serio - Pareces preocupado.

Suspiré, sabiendo que no podía evitar la conversación sobre el móvil.

- Perdí mi teléfono, ¿Recuerdas? - Dije, con un toque de frustración - Creo que se me cayó durante el show de motos. No tengo idea de dónde podría estar ahora.

Evan pareció sorprenderse, pero luego asintió, como si ya hubiera imaginado algo así.

- Ah, eso es un problema, - dijo, cruzándose de brazos - ¿Intentaste llamar a tu número? Tal vez alguien lo encontró y te lo devolvió.

Negué con la cabeza. Sin teléfono, no podía hacer eso, y el hecho de que lo hubiera perdido durante un evento como el show de motos significaba que probablemente ya no lo volvería a ver.

- Sí, pero no tengo otro teléfono para llamar... - dije, encogiéndome de hombros - y si se perdió en medio de todo ese caos, dudo que lo encuentren.

Evan asintió, pareciendo comprender la gravedad del problema. Tener que comprar un teléfono nuevo no era algo que pudiera hacer de inmediato, y la idea de no poder recuperar el número de Keilan me preocupaba más de lo que quería admitir.

- Bueno, puede que tengas que comprarte otro. - Dijo Evan, con tono comprensivo - Sé que es una lata, pero si se perdió durante el show de motos, es poco probable que lo recuperes.

Asentí, aunque la idea de comprar un teléfono nuevo y, más importante, de perder el contacto con Keilan, me ponía más ansioso de lo que quería mostrar. Evan me dio una palmada en el hombro, como si quisiera animarme.

- No te preocupes demasiado, estas cosas pasan... - dijo, sonriendo - seguro que podemos encontrar la manera de solucionarlo. Y mientras tanto, aquí estoy, para que no te aburras.

Intenté sonreír, pero mi mente seguía girando alrededor de la noche anterior, del beso con Keilan y del papel con su número. Tenía que encontrar la manera de solucionarlo, pero sin teléfono, todo se volvía más complicado. Agradecí el apoyo de Evan, pero el problema del teléfono perdido era algo que tendría que resolver por mi cuenta, y el tiempo apremiaba.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora