21. Opuestos

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Era el día de la fiesta, y mientras estaba en mi habitación eligiendo qué ponerme, mi mente divagaba sin rumbo fijo. El armario estaba abierto, y la ropa se acumulaba en montones desordenados. Nada parecía adecuado para la ocasión, o al menos, nada que me hiciera sentir seguro y cómodo. La indecisión reflejaba lo que pasaba en mi cabeza, y por más que tratara de enfocarme en algo, mis pensamientos seguían yendo de un lado a otro.

Por un lado, estaba Keilan. Su imagen seguía rondando por mi mente, como un recuerdo que se niega a desvanecerse. El recuerdo de su chaqueta de cuero, sus tatuajes, y la forma en que sonreía con esa mezcla de confianza y misterio. Keilan era peligroso y oscuro, alguien que no seguía las reglas y que vivía al límite. Su presencia era magnética, y aunque solo lo había visto unas pocas veces, había dejado una impresión indeleble.

Luego estaba Marcos. Totalmente distinto a Keilan, con su actitud dulce y calmada, su voz suave y esa sonrisa que parecía iluminar el ambiente. Marcos tenía una energía diferente, más ligera, pero aún así con un toque de coqueteo que no podía ignorar. No entendía bien por qué me atraía su compañía, pero cada vez que lo veía, algo en su mirada me hacía sentir más relajado, más capaz de ser yo mismo.

Sostuve una camiseta entre las manos, pero no parecía la adecuada para la fiesta. Buscaba algo que no llamara demasiado la atención, algo que me permitiera pasar desapercibido si quisiera. Pero al mismo tiempo, quería sentirme bien conmigo mismo, como si mi elección de ropa pudiera darme algo de claridad en medio de todo el caos en mi mente.

Pensar en Keilan me hacía sentir emociones intensas, como un torbellino que no podía controlar. Había algo en su forma de ser, en la forma en que me había rescatado y en el beso que había visto, que me hacía desear algo más. Pero esa intensidad también me asustaba, porque era un mundo que no conocía y que no estaba seguro de querer explorar.

Marcos, por otro lado, era seguro, alguien con quien podía hablar y sentirme a gusto. Había algo reconfortante en su actitud, pero el coqueteo del otro día me había dejado confundido. No estaba acostumbrado a que alguien me mirara de esa manera, como si fuera más que un amigo. Y eso me hacía preguntarme si podría haber algo más entre nosotros, algo que ni siquiera había considerado antes.

Miré la pila de ropa sobre la cama, sintiendo que cada prenda representaba una parte de mí que estaba tratando de entender. Nada parecía encajar, nada parecía resolver las dudas que tenía. La fiesta era solo una excusa para alejarme del día a día, para intentar encontrar algo de claridad en medio del tumulto. Pero las imágenes de Keilan y Marcos seguían alternándose en mi mente, como si fueran dos extremos de un mismo espectro.

Finalmente, opté por una camiseta oscura y unos jeans, algo simple que me permitiera mezclarme con la multitud sin llamar la atención. Me miré en el espejo, tratando de encontrar algo de claridad en mi reflejo, pero todo lo que vi fue un chico confundido, tratando de encontrar su camino. Sabía que la fiesta sería una oportunidad para desconectar, para intentar dejar atrás todo lo que me atormentaba. Pero también sabía que, mientras mis pensamientos siguieran divididos entre Keilan y Marcos, encontrar claridad sería un desafío. Salí de mi habitación, con la esperanza de que la noche me diera al menos algunas respuestas, o al menos, un momento de paz en medio de la confusión.

Evan me recogió en su coche para ir a la fiesta. El motor rugió mientras salíamos del barrio y nos dirigíamos hacia la casa de Marta. Él estaba emocionado, como siempre, hablando sin parar sobre quiénes estarían en la fiesta, qué tipo de música tocarían y cuánto tiempo planeaba quedarse. Para Evan, las fiestas siempre eran una oportunidad para divertirse y conocer gente nueva, pero para mí, esa noche tenía un significado diferente. Sentado en el asiento del copiloto, mientras el paisaje pasaba rápido por la ventana, no podía evitar preguntarme si Keilan estaría en la fiesta. Marta solía invitar a muchas personas, y era posible que él estuviera entre ellas. El solo pensar en la posibilidad de verlo me llenaba de ansiedad y confusión. No sabía cómo reaccionaría si lo veía, si me atrevería a hablarle o simplemente intentaría evitarlo.

- ¡Va a ser genial! - Dijo Evan, girando en una esquina - ¿Viste a la banda que va a tocar? Son geniales. Y dicen que Marta ha preparado un montón de comida y bebidas, ¡Va a ser una locura!

Yo solo asentí, pero mi mente estaba en otro lugar, ¿Y si Keilan estaba allí? ¿Y si lo veía con la chica que había besado en la escuela? No sabía si podría soportar verlos juntos de nuevo, no después de cómo me había sentido la última vez. Pero al mismo tiempo, parte de mí quería verlo, quería entender por qué había dejado una marca tan profunda en mi corazón.

- ¿Estás bien? - Preguntó Evan, notando mi silencio - Pareces un poco distraído, ¿Estás preocupado por algo?

- No, todo bien. - Respondí, tratando de sonar despreocupado - Solo tengo muchas cosas en la cabeza.

Evan pareció aceptar mi respuesta y siguió hablando sobre la fiesta. Pero yo estaba atrapado en mis propios pensamientos. Si Keilan estaba allí, ¿Qué haría? ¿Debería acercarme y saludarlo, o simplemente fingir que no lo veía? ¿Y si estaba con la chica de nuevo? La idea me llenaba de celos y tristeza, como si algo dentro de mí se estuviera desmoronando. El coche de Evan se detuvo frente a la casa de Marta, y las luces y la música ya se escuchaban desde afuera. El ambiente era animado, con grupos de personas entrando y saliendo, y risas que resonaban por el aire. La fiesta estaba en pleno apogeo, pero para mí, era solo un campo de batalla donde no sabía qué esperar.

- Vamos, entremos, - dijo Evan, sonriendo - ¡Te prometo que va a ser divertido!

Asentí, pero mi corazón latía con fuerza. Sabía que esa noche podría cambiar muchas cosas, y no estaba seguro de si estaba listo para enfrentarlas. Pero no tenía más opción que seguir adelante y esperar que, pase lo que pase, encontraría la forma de superar la confusión y el dolor que había estado sintiendo. Salí del coche y seguí a Evan hacia la fiesta, con la esperanza de que la noche me diera algo de claridad en medio de tanto caos.

YoursWhere stories live. Discover now