63. Hogar

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Cuando Keilan me llevó a su moto, después de oficializar nuestra relación, sentí como si el mundo hubiera cambiado de tono. El viento golpeaba mi rostro mientras avanzábamos por la ciudad, el rugido del motor y el ritmo constante del asfalto bajo nosotros creaban una armonía perfecta. Estar tan cerca de él, sosteniéndolo por la cintura, me daba una sensación de seguridad y emoción que no había sentido en mucho tiempo.

No sabía a dónde me estaba llevando. Keilan no dijo nada, solo condujo por las calles con esa confianza que siempre parecía tener. El paisaje a nuestro alrededor cambió lentamente, alejándonos del centro de la ciudad y adentrándonos en zonas que nunca había visto antes. Cada giro y cada semáforo me llevaban a un lugar desconocido, pero no me importaba. Estaba con Keilan, y eso era todo lo que necesitaba.

Finalmente, llegamos a una parte de la ciudad que era completamente nueva para mí. Los edificios modernos y elegantes daban un aire diferente al entorno. Bajé de la moto, todavía un poco confundido, pero Keilan me tomó de la mano y me guió con esa determinación que siempre tenía.

- ¿A dónde vamos? - Pregunté, intentando sonar casual, aunque la curiosidad me invadía.

- Ya lo verás - dijo Keilan, con esa sonrisa enigmática que tanto me gustaba.

Me llevó por un pequeño sendero, bordeado de árboles y luces suaves que daban un ambiente acogedor. El lugar tenía un aire moderno pero también tranquilo, como si estuviera alejado del bullicio de la ciudad. Seguimos caminando hasta llegar a un edificio de estilo moderno, con paredes de vidrio y detalles de metal pulido. Era elegante, pero no ostentoso.

Keilan me miró, sus ojos brillando con entusiasmo, y luego tiró suavemente de mi mano para guiarme hacia el edificio. Me sentía un poco nervioso, pero también emocionado. No sabía qué esperar, pero la idea de descubrir algo nuevo con él era suficiente para calmar mis nervios.

Entramos en el edificio y tomamos un ascensor que nos llevó a uno de los pisos superiores. La vista desde allí era impresionante, con las luces de la ciudad extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista. Keilan me miró con una sonrisa cómplice mientras las puertas del ascensor se abrían.

- Bienvenido a mi hogar - dijo, guiándome hacia la entrada de su apartamento.

Me sorprendió la simplicidad y el buen gusto del lugar. Era moderno pero cálido, con muebles cómodos y detalles que mostraban un poco del estilo personal de Keilan. Había fotos en las paredes, objetos que claramente tenían significado para él, y una atmósfera que me hizo sentir bienvenido de inmediato. El apartamento de Keilan reflejaba su estilo urbano y su gusto por lo único y lo reutilizado. Al entrar, me sorprendió la combinación de elementos modernos con objetos de segunda mano y detalles que daban un toque personal. El espacio tenía un ambiente relajado y acogedor, pero también un aire de improvisación, como si cada objeto tuviera una historia que contar.

Las paredes eran de un gris claro, dando un fondo neutro para los distintos elementos que decoraban el apartamento. Había un gran ventanal que dejaba entrar la luz natural, iluminando el salón y ofreciendo una vista espectacular de la ciudad. Alrededor del ventanal, Keilan había colgado cortinas simples pero elegantes, que podían cerrarse para mayor privacidad.

En el centro del salón, había un sofá de cuero negro que claramente había visto días mejores. Tenía algunas grietas y signos de desgaste, pero parecía ser increíblemente cómodo. Frente al sofá, una mesa de café de madera reciclada con detalles metálicos daba un toque industrial al espacio. Había revistas apiladas en una esquina de la mesa y un par de tazas de café desparejadas, como si el lugar estuviera en constante uso.

El suelo era de madera clara, pero en algunas partes se notaban marcas y arañazos. Había una alfombra de tonos neutros que cubría parte del suelo, aportando calidez al salón. En las paredes, Keilan había colgado varios pósteres y fotografías. Algunos de ellos eran de conciertos de música, otros eran imágenes en blanco y negro de lugares urbanos, como graffitis y paisajes industriales.

En un rincón del salón, había una guitarra eléctrica apoyada en un soporte, con un pequeño amplificador al lado. Parecía un espacio donde Keilan podría relajarse y tocar música cuando quisiera. Cerca de la guitarra, un par de cajas apiladas mostraban que el lugar no era perfecto, pero tenía un encanto que solo surge cuando se mezclan elementos de segunda mano y cosas encontradas en la calle.

La cocina estaba integrada en el salón, con una barra de desayuno que separaba ambos espacios. Los electrodomésticos eran modernos pero de diferentes estilos, como si hubieran sido recogidos de distintos lugares. Había una cafetera que parecía ser la joya de la cocina, rodeada de tarros de café y tazas variadas. Las estanterías abiertas mostraban platos y utensilios que no combinaban entre sí, pero eso solo añadía al encanto ecléctico del lugar.

Una pequeña mesa de comedor con un par de sillas ocupaba un rincón del salón. Sobre la mesa, un cuenco con frutas frescas y un par de plantas en macetas daban un toque de color al espacio. El apartamento de Keilan tenía un aire de improvisación, pero también mostraba su personalidad y su gusto por lo urbano y lo reutilizado. Todo estaba colocado con cuidado, aunque no seguía un diseño convencional. Cada objeto parecía tener una historia, y eso era lo que hacía el lugar tan interesante.

- Quería que vieras dónde vivo. - dijo Keilan, soltando mi mano y yendo hacia la cocina - Te debo mucho por todo lo que pasó, y quería mostrarte mi mundo.

Me sentí honrado de que me llevara a su casa. Era un lugar íntimo, personal, y el hecho de que quisiera compartirlo conmigo significaba mucho. Keilan comenzó a preparar algo de comer mientras hablábamos, y la conversación fluyó fácilmente, como si el tiempo no hubiera pasado desde que nos separamos.

Estar en su casa, ver cómo vivía y conocer más sobre él, me hizo sentir más cerca de él que nunca. Era como si este fuera el siguiente paso en nuestra relación, y estaba dispuesto a explorarlo con él. Y mientras me relajaba en su sala, sabía que este sería un nuevo comienzo, uno que estábamos listos para enfrentar juntos.

YoursWhere stories live. Discover now