18. Fiesta

4 1 0
                                    

Salí del cubículo con el rostro empapado de lágrimas y los ojos hinchados por el llanto. El baño estaba vacío, gracias a Dios, pero la sensación de vergüenza y enfado me golpeó con fuerza. Me sentía ridículo, como si todo lo que había sentido por el motorista fuera una estupidez. ¿Cómo pude llorar por alguien que apenas conocía? ¿Por qué me importaba tanto que estuviera con otra persona?

Me acerqué al lavabo y abrí el grifo, dejando que el agua fría corriera sobre mis manos antes de llevarla a mi rostro. El frío me despertó un poco, pero también amplificó el dolor que sentía. Me miré en el espejo y vi a un chico con los ojos rojos, las mejillas húmedas y el cabello desordenado. No parecía la misma persona que había entrado en la escuela esa mañana. Todo había cambiado en cuestión de minutos, y no me gustaba la dirección que estaba tomando.

Me sequé las lágrimas con una toalla de papel, tratando de limpiar el desastre que era mi rostro. Pero el sentimiento de vergüenza seguía ahí, como un peso en mi pecho. ¿Por qué había corrido al baño a llorar? ¿Por qué me importaba tanto lo que había pasado entre el motorista y la chica? Sentí que me estaba comportando como un niño, como alguien que no podía controlar sus emociones.

El enfado también creció dentro de mí. Estaba molesto conmigo mismo por ser tan débil, por dejar que algo tan trivial me afectara tanto. Me dije a mí mismo que tenía que ser más fuerte, que no podía dejar que los sentimientos me controlaran de esa manera. Pero, por más que lo intentara, no podía ignorar el dolor, la sensación de pérdida y la confusión sobre lo que realmente significaba todo esto.

Mientras me lavaba la cara de nuevo, recordé el beso entre el motorista y la chica. Cómo se miraron, la forma en que sus cuerpos se conectaron con tanta facilidad. ¿Por qué me importaba tanto? Me enojaba conmigo mismo por sentir celos, por desear algo que nunca sería mío. No quería aceptar que esos sentimientos estaban ahí, pero no podía escapar de ellos.

Me quedé frente al espejo, respirando hondo, tratando de calmarme. El baño era un refugio, pero sabía que no podía quedarme allí para siempre. Tendría que salir, enfrentar el mundo y lidiar con lo que había sucedido. Pero cada vez que pensaba en el motorista, en su sonrisa y en la manera en que me había hecho sentir la noche anterior, el dolor regresaba con más fuerza.

Sentí que había sido estúpido al creer que algo podría haber pasado entre nosotros, al pensar que el momento en la esfera de la muerte significaba algo. Pero para el motorista, yo solo era alguien más en el público, alguien a quien había rescatado. No había nada especial en ello, nada que justificara la forma en que me sentía ahora.

Salí del baño, pero el sentimiento de vergüenza y enfado me acompañó. Sabía que tenía que encontrar la manera de seguir adelante, de dejar atrás lo que había pasado y centrarme en cosas más importantes. Pero el camino de regreso al aula parecía más largo que nunca, y cada paso era un recordatorio de que algo dentro de mí había cambiado, y no estaba seguro de cómo enfrentarlo. Nada más salir me encontré con Evan esperándome en el pasillo. Su expresión era de preocupación, pero al verme salir, pareció relajarse un poco. Se acercó a mí con esa actitud despreocupada que siempre tenía, pero noté que estaba más serio de lo normal.

- Eh, ¿Todo bien? - Preguntó, como si tratara de no sonar demasiado inquisitivo - Te vi salir corriendo hacia el baño. Pensé que te habías metido en problemas o algo.

Yo solo asentí, tratando de sonreír, pero era evidente que mi rostro seguía reflejando la tormenta interna por la que acababa de pasar. Evan se quedó un momento en silencio, como si estuviera pensando en qué decir a continuación. No me preguntó por qué había estado llorando ni intentó indagar en mis sentimientos. Solo me miró con esa mirada de amigo que entiende que a veces las cosas simplemente no están bien.

- Oye, sé que hoy ha sido un poco loco con todo el tema del video y esas cosas... - dijo, como si quisiera cambiar de tema - pero, ¿Sabes qué? Hay una fiesta el próximo fin de semana. Me enteré esta mañana. Podríamos ir, ¿Te apetece? Sería bueno para desconectar de toda esta locura.

Agradecí en silencio que no intentara forzarme a hablar sobre lo que había pasado. Evan siempre tenía una manera de entender cuándo no debía presionar, y ahora era uno de esos momentos. No sabía cómo explicar lo que sentía ni por qué había salido corriendo al baño. Todo era demasiado confuso, demasiado reciente. Pero la idea de una fiesta, de alejarme de toda la atención y el murmullo del instituto, sonaba como algo que podría ayudarme a distraerme.

- Sí, suena bien, - respondí, tratando de sonar casual - ¿Quién la organiza?

Evan se encogió de hombros.

- Creo que es en casa de Marta. Dijo que sería una gran fiesta, con música y todo eso. Sería divertido, ¿Qué dices? ¿Vamos?

Asentí, aunque en mi mente todavía seguían las imágenes del motorista y la chica besándose. Pero la idea de ir a una fiesta, de salir y olvidar por un momento el caos de ese día, sonaba como algo que podría ayudarme a mantener la cordura. Evan sonrió, y fue como si el peso de la preocupación se desvaneciera un poco. Sabía que él estaba allí para mí, aunque no hablara de lo que realmente me atormentaba. A veces, un amigo no necesita palabras para mostrarte que te apoya. Su presencia era suficiente para hacerme sentir menos solo.

-  Genial. - Dijo Evan, dándome una palmada en el hombro - Ya verás, será divertido. Y olvídate de todo esto por un rato. Vamos, que el recreo está por terminar.

Nos alejamos del baño y regresamos al aula, con la sensación de que, aunque todo parecía complicado, tendría al menos un momento para desconectar y tal vez, solo tal vez, empezar a entender mis sentimientos. Pero el recuerdo del motorista, de su sonrisa y del beso que había visto, seguía allí, como una sombra que no se desvanecía fácilmente. Sabía que tendría que enfrentarlo, pero por ahora, la idea de una fiesta y un amigo que entendiera sin preguntar era todo lo que necesitaba para seguir adelante.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora