CAPÍTULO 17: Mírala, ¡Es perfecta!

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No te metas con ella

Lunes 29 de Setiembre.

Me enteré del accidente que sufrió mi mejor amiga a través de los padres de ella misma, los cuales no dudaron en comunicarme el hecho, ya que creo yo que les caigo en gracia, creo...

Cuando me enteré de la bala que estaba en su cuerpo matándola en segundos, lo primero que se me vino en mente fue el nombre de Benjamín, un ex saliente de ella, debido a que nos juró venganza y estoy seguro que se quedó con las ganas de dañarla, pero para eso estoy yo, para defenderla siempre y ahora que la veo en esa cama dura de cuatro patas, con una bata blanca y larga, y unas pequeños moretones en el rostro siento que debo hacer algo. Nadie lastima a las personas que adoro, menos a ella que es como mi hermana. Pretendía decirle a su actual saliente, no recuerdo su nombre, le iba a decir cuando lo vi sentado esperando su turno para ingresar a verla, tenía una cara de preocupación absoluta, así que no quise joder más su vida con algo que yo quería hacer, me despedí de él y fui en marcha de Benjamín Blue.

Debo decir que lo que me encontré fue a un Benjamín bastante cambiado, desde la última vez que lo vi había hecho cambios en su aspecto, tenía dos tatuajes en los brazos y se había levantado un poco el copete. Lo vi dentro del instituto conversando con gente que nunca había visto, no reconocía a nadie más. Andaba con una casaca de cuero marrón, al igual que yo, excepto que la mía era negra. Se reía de todo, cuando lo vi de lejos, mis ojos le dispararon, fui velozmente a encontrarme con él. Empujé a unos cuántos que estaban a su alrededor y sin más un puñete cayó nuevamente en él.

-¿Lo extrañabas?- dije sacudiendo mi mano que hace meses lo habían golpeado también.

Se secó las pocas gotas rojas que caían en su nariz e hizo una señal a sus acompañantes de que no se movieran. Los alumnos pasaban y lo miraban, susurrando entre ellos.

- ¡Vaya! Qué alegría tener por acá, Sebastián Mendoza. No creas que de ti me he olvidado- dijo irónicamente y un puño más cayó en él, ahora en sus labios.

- ¿Crees que vengo a verte la cara idiota? Vengo para defender el nombre de Amil.

- ¿Ya murió la pobrecita? Tirándome dos puños no defiendes nada, golpeas como mujer. ¿Eso es todo lo que tienes?

- Sé que fuiste tú imbécil, no me vengas con provocaciones que sabes muy bien que esos dos puñetes de mujercita como dices, te han sacado más sangre de la que crees. No me vaciles, ni me tomes el pelo de sonso, porque eso lo llevas tú de encuentro. Pero sí te diré algo- dije acercándome a su cuerpo- Vuelve a dañarla y estas manitas te matarán- dije enseñando mis manos en el aire con una sonrisa malvada.- Y no habrá nadie para defenderte.

- Pobre Amil, tan buena que es. Eso le pasa por entrometida.

- ¿Sabes qué? Iré a denunciarte de una maldita vez.

- ¡Escucharon amigos! El joven Sebastián André Mendoza Fuentes, me irá a denunciar a una comisaría para defender el nombre de su amiga, ¡Amenázame con algo mejor chico sin madre!

- ¿Qué has dicho?- voltee nuevamente, planeaba irme hasta que oí que mencionó a mi mamá.

- Ya lo oíste Sebastián, no vayas a denunciar que es una pérdida de tiempo. Acá en Moa, tengo familiares policías, generales y tengo mucho dinero, ¡Muchísimo!

- Tendrás todo el dinero que quieras, pero el amor de tu madre y tu padre, no lo tienes. Si vas a meter a mi madre aquí, ok está bien, jugamos con la misma vara, pero primero fíjate en ti- el rostro de Benjamín se vio desencajado- ¿Malísimo que no tengas afecto de ninguno no? Y peor... ¡Qué andes rogando amor, amistad y afecto! Así te quedarás solo.

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