CAPÍTULO 44: El amor es como la lluvia

38 11 0
                                    

Abril.

Nos estacionamos cerca de un hermoso parque donde casi siempre fueron nuestros encuentros, la jalé del brazo para correr hasta el asiento que una tarde le dije que me gustaba estar con ella y dónde tantas veces la vi llorar. Lo malo se alejó en ese instante, solo importaba nuestro pequeño momento. Nos sentamos a contemplar las estrellas, el cielo oscuro deslumbrando su magnífica luz proveniente de esas estrellas diminutas. Yo sabía que las estrellas brillaban diferentes porque sabían que estaba a lado de ella. Y una gota cayó en medio de nosotros, giramos a ver la gota derramada en el asiento y luego nos miramos. Es claro que nos reímos. Me sentía estúpido, porque cuando estaba con ella no sabía que decir, su belleza me callaba los labios.

Y así llovió encima de nosotros...

Nos paramos mirando los gotones caer en nuestros rostros, disfrutando de aquella lluvia, empapados hasta los pies, ella me regaló una dulce sonrisa de su suave rostro.

Volvió su mirada al cielo y yo la miré tomando una fotografía mental en mi cerebro, ella no vio que la quedé mirando, así que también elevé mis ojos y después de unos segundos bajamos al mismo tiempo nuestros rostros, éramos como imanes, sumamente conectados.

- Vámonos. Es hora de volver- le dice con mis cabellos mojados y mi vestuario igual.

Ella hasta mojada se veía completamente grandiosa, qué importaba un maquillaje, ella no necesitaba eso, ya era perfecta para mí.

- No, disfruta de esto un poco más- me respondió ella y en su rostro seguían cayendo gotas de agua.

Mi corazón latía de forma extraña, hacía un boom muy fuerte, cómo si me diera un paro cardíaco, era felicidad y claro que lo era, porque Amil es sinónimo de mi alegría. Estiró sus brazos a sus costados y dio vueltas en círculo, ella estaba disfrutando tanto como yo de la llovizna, me quedé mirando su manera de ver la vida, de disfrutarla, de querer vivirla sin dejar que esa sonrisa se la quitaran. Seguía dando vueltas y vueltas, como una niña y eso era lo que me gustaba que siempre tuviera su alma de una pequeña dulce.

La detuve de sus miles de vueltas por el mundo, ella se quedó quieta viendo el porqué de mi acción, y una gota cayó en mis labios. Adelanté un paso más y estuvimos muy cerca. Me encuentro parada frente de él y al solo observarlo siento que lo amo. Ella es mía y yo suyo.

Me roba un beso rápido, sintiendo el agua entre nuestros labios y saboreo mi boca después de su repentino beso, tenemos la respiración agitada y ahí estamos bajo las estrellas, bajo el cielo infinito. Y nada más quiero de regalo que a él. Es el mejor cumpleaños de mi vida. Y todo es por ti.

- Concédeme un baile bajo la lluvia- pidió inclinándose hacia ella. Porque a las princesas se les trata de esa forma y ella era una de ellas.

- Nunca he bailado bajo la lluvia, ¡Qué locura!- exclama Amil conteniéndose la emoción que le invadía el corazón. La humillación, la burla, y todo lo malo se fue. Ya nada importaba, solo Austin y Amil.

- Ni yo, así que permíteme tener el privilegio de ser el primero con el que bailes bajo la lluvia- guiñe un ojo comportándose sexy ante ella.

- Me alegra que tú seas con el que baile, no pediría a nadie más... bailemos- entrega su mano a la de él, él la sostiene en el aire y coloca sus dos manos alrededor de su cuello, mientras que Austin alrededor de su cintura.

Paso tras paso, manchándose los zapatos y el vestido por el charco, la carga en el aire dando una vuelta suave y luego la empuja contra él, volviendo ese momento mágico.

- La primera vez que bailamos fue hace unos meses- conversa al ritmo de sus cuerpos.

- Un excelente bailarín- se ríe ella y sigue colgada de su cuello.

Caminos Cruzados💕Where stories live. Discover now