CAPÍTULO 57: ¿QUIÉN SOY?

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Una voz en mi mente me hizo despertar. Esa voz no se puede olvidar, porque además de estar escupiéndome mientras hablaba, me jaloneaba de un lado para otro maldiciendo por no abrir mis ojos. ¿Quién más podría ser tan agresivo? ¿Ya saben la respuesta? Sebastián.

- Oye Austincito, amigo, ¿hasta cuándo crees que te voy a esperar para que te levantes? ¡Joder, tengo hambre!- grita con un euforia en su voz y me despierto muy lento ocasionando que me continúe gritando- Verga tío, sí que duermes como una mula, ¡Despierta o yo mismo haré que te despiertes!

- ¿Dónde estoy?- pregunto tocando a mi alrededor y sintiendo unas telas suaves debajo de mí, mi cabeza estaba apoyada en una almohada. Ok, esto era raro para mí, me hallaba en la cama de Sebastián. Me sobresalté- ¿Qué pasó después del bar? ¿eres gay?

Sebastián frunció las cejas al escuchar "gay" y sus ojos miraron impacientes hacia arriba para luego bajar hasta los ojos de Austin.

- ¿Eres sumamente idiota para preguntar eso, no? ¡Te desmayaste creo! Aunque igual estabas hablando que amabas a Amil, que querías casarte con ella y cursilerías la verdad que casi vomito encima de ti- le sonríe gustoso y Austin se ríe unos segundos para luego volver a la seriedad- No sé qué hiciste que todo el bar se quedó en "trance", nuestros amigos se durmieron, pero ya se levantaron hace dos horas.

- ¡Oh Amil! ¡Amil!- me desperté gritando su nombre en el departamento.

- El desmayo ocasionó lesiones graves en tu cerebro...- habla Sebastián con un poco de Sarcasmo, mientras se saca la remera para colocarse una camisa jean azul que le quedaba muy bien.

- ¿Qué hora es? ¡Quiero a mi Amil!- dije preocupado, Sebastián me lanzó una remera suelta color gris a la cara sin respeto alguno.

- Ponte eso y deja de hablar que te meteré mis calcetines en tu boca si continúas hablando bobería y media. Tengo unas de hace una semana que olvidé lavar.- dice riéndose al decir esto porque la cara de Austin fue de completamente desencajada y al imaginarse con unas medias asquerosas en su boca le dio repugnancia.

Austin no respondió más, había aceptado sin decir nada. Sebastián dominaba la situación, quizás siempre había tomado el comando de las cosas sin ayuda o es lo que él pensaba. Cuando golpeo a Benjamín fue solo no necesitó ayuda e incluso cuando salvó a los destinados, quiso ingresar por su cuenta. Y esta no sería la excepción.

Subieron al auto de Sebastián que manejaba como en las películas de "Rápidos y Furiosos".

- ¡Hey! Baja la velocidad que no eres Paul Walker- menciona Austin sosteniéndose de los lados del asiento.

- ¡Ay la niñita tiene miedo! ¡Relájate, sé lo que hago!-grita emocionando por el viento que entraba al auto haciendo que las cosas se volvieran más divertidas y peligrosas.

Austin cerraba sus ojos por si moría en ese auto. Sebastián seguía alegre a pesar de lo que podía pasar con su mejor amiga y actual enamorada.

- ¿No deberías estar preocupado? ¡Tú enamorada está ahí!- lo mira todavía sujetándose del asiento y apretando más el cinturón de seguridad.

- ¿Y quién crees que la salvará? ¡Yo! Y a mi mejor amiga también- dice como un ganador total.

- Eh no, a ella la recupero yo. No tienes por qué- suena fastidiado por la decisión de Sebastián de elegir por él.

- Yo creo que sí, es mi mejor amiga- refuta Sebastián, estacionándose al frente del bar.

- Yo creo que no, es mi enamorada- responde Austin perdiendo la paciencia.

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