CAPÍTULO 18: SÍ O NO

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Domingo 05 de Octubre.


Sebastián se hallaba tomando una botella de alcohol y alguien detuvo su acción.

- Tienes que averiguar quién es Flavia de la Torre- le decía Paco a Sebastián, y alistaban sus armas.

Habían ido hasta la oficina del que ocasionó toda la muerte de la familia de Damián.

- En eso estoy, deja de decirme lo que tengo que hacer- respondió disgustado Sebastián con una máscara negra que tapaba todo su rostro excepto sus ojos pardos. Ya sabía quién era, ya sabía por dónde solía ir a correr y también al instituto que ella asistía. Era tan fácil conseguir su libertad, no le importaba la vida de Flavia, a fin de cuentas no la conocía por completo.

Pero... Cuando recordaba la sonrisa que ella le daba las pocas veces que se han mirado y esos ojos cafés, él tan solo dejaba de ser Sebastián, el tipo malo. Se sentía el chico de antes, el cual era coqueto, pero también tímido. Y asesinar a la única persona que lo hacía sentir tan ÉL, y olvidarse de los pequeños problemas y quizás volver a sentir una punzada, valía más que cualquier cosa en el mundo. Aunque él intentara no tomar importancia a lo que realmente pensaba y sintiera.

- Manos a la obra- dijeron y se miraron para saber que estaban confiados y seguros que nadie de los dos saldría mal.

Y entraron rompiendo la puerta principal lo que ocasionó que todos salieran despavoridos del lugar, gritando y escondiéndose en el enorme edificio. Se separaron, mientras preguntaban a todos en un tono amenazante por el paradero de Fernando.

- ¿Dónde está?- tenía agarrado de la camisa a un chico de aproximadamente veintitrés años y lo miraba sin bajar la vista.

- No sé- respondió temeroso, el chico era el joven que días antes había entrado a la oficina diciendo que ya sabían del parado de su jefe.

- Es la última vez que te repito y no me gusta repetir las cosas, así que me dices o ahora mismo te lanzo un disparo- grito amenazante acomodando su arma en la frente de este chico.

Miró al chico con detenimiento, este cerró los ojos sin dejar de exclamar piedad. Sebastián sintió la voz de su madre: "No hagas esto hijo, eres fuerte y puedes ser mejor". Automáticamente pensó más allá de lo que estaba haciendo, en el fondo sabía que el muchacho tenía una familia, hijos y algo que él no tuvo, ni tendrá, una madre. Así que no espero respuesta, puesto que el muchacho no emitía ninguna palabra, lo lanzó con todas sus fuerzas hacia un lado, como si fuera un saco y avisó que subiría al segundo piso. Tuvo compasión del joven.

- Papá... ¿Has escuchado ese fuerte ruido?- se preguntó Flavia, estaba en la oficina de papá, compartiendo momentos con él y pensando en la nueva vida que haría junto con Peter yéndose lejos de la ciudad.

- Quizás han venido más paquetes, no sabes cuánto pesan- escribía Fernando desde su laptop muy tranquilo por ahora.

- Prefiero ir a ver que es, ya vengo- se levantó del sillón tan cómodo y se hallaba en el tercer piso y quiso usar el ascensor cosa que se demoraba, así que tuvo que bajar las escaleras.

En el segundo piso...

Bajé deprisa y rápidamente llegué al segundo piso, cuando estuve a punto de bajar hacia el primer piso, vi la mitad de un cuerpo tirando papeles por todos lados, así que pensé que era un trabajador más.

- ¿Hola? ¿Sabes por qué hay tanto ruido abajo?- me acerqué hacia esa mitad del cuerpo que mostraba y se quedó quieto, luego se levantó por completo mostrándome quién era en sí, a pesar de tener la cara cubierta. Era un asesino, ladrón, no sé, pero grité al verlo, un mal presentimiento tuve. Quise correr, pero este muchacho me alcanzó.

Caminos Cruzados💕Where stories live. Discover now