CAPÍTULO 22: JACOB PÉREZ

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UNA SEMANA DESPUÉS...

Martes 11 de Noviembre

No me ha ido tan mal como pensaba, sigo fingiendo que soy fuerte y quizás si lo soy, porque he podido vivir sin ella. Desde que la vi cerrar la puerta, me sequé las lágrimas de lástima que sentí por ser algo que no era, borré de mi mente cada momento y cuando la alucinaba, desvía mi mirada hacia otro lado para no verla más. Hace tres días la vi en el parque, en el mismo lado donde cierto día la encontré, nos quedamos mirando por unos segundos y yo seguí de frente, me dirigía al instituto para inscribirme, me encontré con dos grandes amigas Flavia y Amber, nos pusimos a conversar sobre los profesores y al final nos matriculamos juntos e incluso con Peter que hemos estado hablando y vamos a llevarlas a que vayan a vernos jugar un partido de fútbol.

Me he distraído con ellos en estos días, también escribiendo y tocando la guitarra. Nos fuimos los cuatro a la piscina en otro pueblo al norte cerca al pueblo donde me fui con Amil, Flavia tiene miedo a los toboganes, aun así cuando no quería lanzarse la empujé y empezó a gritar de miedo, hicimos un piruetas, nos salpicamos mientras Peter nos miraba, no sé si lo hacía con recelo, pero su mirada no me daba buena espina.

En estos momentos a las 18:20 me encuentro sentado en el comedor de Flavia, me invitó a tomar lonche con Amber y ella. Espero hoy poder contarle lo que pasó con Amil, pues siempre me decía ¿Por qué no la traes? No sabía que decir o interrumpían, hoy será distinto.

- ¿Cuántas cucharadas en el café?-me pregunta Flavia desde la cocina.

- Una y media, por favor Fla-grito para que me escuche.

- ¿Y Amil?-me pregunta Amber, ¡bingo!, al fin llegó a donde quería.

- No sé, supongo que en su casa-le respondo, mientras Flavia pone el café en la mesa y toma asiento.

- ¿En su casa? La hubieras traído, eres su enamorado y ni la sacas-me dice muy tranquila Flavia, tomando un sorbo del café caliente.

- Ya no somos enamorados-respondí moviendo el azúcar con una cuchara y sin dejar de ver la reacción de Flavia, que se empezó a atorar al escuchar "Ya no somos enamorados".

- Disculpen, estaba muy caliente- mentía, yo lo sabía y me causó gracia.

- ¿Desde cuándo?-preguntó Amber, dándole una patada a Flavia, como diciendo "Es tu momento".

- No lo recuerdo, cinco días o una semana creo, ya no recuerdo nada de ella-dije viendo a Flavia y dándole una sonrisa.

- La vida sigue, y una persona no es el fin del mundo-me dice Flavia, respondiéndome la sonrisa con otra sonrisa más bonita.

- ¿Y por qué terminaron?-me seguía interrogando Amber.

- Ella solo jugaba conmigo, lástima-dije sin ninguna tristeza en mi rostro.

- Ya la superaste, al parecer-interrumpe Flavia, tomando otro sorbo.

- No se supera a una persona de la noche a la mañana Flavia.-le mandé la indirecta y ella lo captó.

- Seguro te extraña-vuelve a decirme la futura escritora.

- Lo dudo-respondo de lo más normal.

Después que me fui de su casa, me tomé una ducha fría en mi departamento. 

El día de mañana era el primer día de clases, otro año más, clases, profesores, gente nueva.

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