CAPÍTULO 27: ESTO YA NO ES UN JUEGO

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Unas horas después...

-Me preocupa Austin, hace horas que no lo veo, lo llamo y me cuelga, tengo que ir a verlo-dijo decidida Flavia, se hallaban demasiado preocupado sin saber lo que le vendría.

-¿Puedo ir contigo?-pregunta Melany, la había encontrado en el camino y en ese tiempo habían conversado de todo un poco.

-Claro-le dijo amablemente Flavia y se subieron a un taxi, mientras que Flavia seguía hablando de Austin, Melany leía un mensaje desde su celular.

-¿Quién es?-pregunta Flavia viéndola tan concentrada.

Austin, dice que nos espera en su departamento-Melany le muestra el mensaje que venía desde el celular de él y Flavia le creyó.

Bajaron rápidamente, Melany detrás de Flavia ya que ella estaba más preocupada por el paradero de su príncipe. Subieron las escaleras y encontraron la puerta abierta...

-¿No te parece raro que su puerta esté abierta?-preguntó Flavia e iba gritando Austin por todo el departamento.

-¡Oye Austin no está acá!-caminó hacia Melany, está la golpeó con un palo de madera dejándola inconsciente y tendida en suelo, le salía sangre desde la cabeza.

-Esto ya no es un juego-dijo al dejarla inconsciente, aun no podía creer lo que había hecho.

- Muy bien hecho Melany-entró Peter y sonrió al verla tirada.

-No me manden hacer más, con lo de ayer es suficiente-dijo recordando cómo veía morir a Jacob.

- Nunca nada es suficiente, esto es una pizca de todo-empezó a reírse ya sabía que le pasaría a la pareja.

-¿No le harán daño a ninguno? Promételo-dijo Melany dejando el palo a lado.

-Las promesas no se cumplen, así que lo prometo-se marchó riéndose y dejando como tonta a su cómplice.

¿QUÉ QUIEREN DE MÍ?

Llegamos... ¡Y no tengo idea de dónde estoy! Todo esto me dio mala espina desde que me obligaron a ponerme una venda en los ojos y solo podía oír voces muy cerca de mí. Hasta que...

-¿Nos extrañabas?-dijo Adrián, un muchacho que antes había intentado asesinarlo, un chico que se la había jurado desde que lo golpeo y ahora cumplía con lo que empezó.

-¿Tú?-preguntó recostado en un rincón de la guarida.

-¿A quién esperabas? ¿A tu abuelita?-se rió y sus acompañantes también, esos acompañantes que se habían hecho pasar por policías.

-Has caído como un bebé, fue tan fácil engañarte-se escuchó una voz desde el fondo.

-¿Qué quieres de mí? Maldita sea-gruñó Austin, con las manos y piernas amarradas.

-Queremos verte morir-se volvió a escuchar la voz.

-¿Sabes por qué?-intervino Adrián- Te metiste conmigo y ahí empezó tu tortura, te quisiste hacer el héroe, tú tenías a todo el mundo, todos querían ser tu amigo, eras amable y eso lo detestaba porque hacías que la gente piense que eras la oveja blanca, cuando hasta el más bueno está disfrazado de zorro- se rieron todos los presentes de ese lugar.

-¿A qué te refieres?-preguntó Austin, no tenía ni la menor idea de lo que decía.

-Simple, quiero que desaparezcas, quiero verte sufrir, que te olviden, que sean infeliz y que hasta las personas que tu más quieres se vayan al infierno-se acercó al rostro de Austin y le escupió, solo eres un maldito bastardo que vino acá por una flaca, pero en esta historia no hay un final feliz, no para ti.

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