CAPÍTULO 31: Quiero un mundo contigo

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Un día después del paseo en la playa...

Martes 23 de Diciembre.

-Amber, es urgente que vengas- fue lo único que le dije desde el celular, ella estaba en otra habitación.

-Flavia, ¿Te pasó algo?-se sentó al filo de la cama con los ojos hinchados, ¿Habría estado llorando?.

-Primero, ¿has visto mi collar?... ¿Estás bien?-dije al ver su rostro, como si hubiera dado vueltas por toda la cama.

-¿Yo? Sí, por qué....-dijo y cambió a estar tranquila a ponerse muy nerviosa.

-Me pareció raro, ¿segura que todo bien, no?-pregunté nuevamente.

-Claro-sonrió y se volvió acomodar en la cama- ¿Tú collar no está en el cajón principal?

-Lo he buscado y no lo encuentro, es algo muy valioso para mí-continué rebuscando por toda mi habitación.

-Ya aparecerá... ¿Qué sucedió?

-Necesito el número de Sebastián- dije sin más remedio, sabía que podía ayudarme, quería confiar en él.

-Vale, ¿Y eso a que se debe?-dijo buscando en un cajón su celular y esperó a que encendiera.

-Quiero que me ayude a encontrar a Austin-le dije mi plan, el cual deseaba que saliera como yo quería.

-Anota-dijo al encontrar su número y así lo hice, lo guardé en mi celular y lo llamé...

Minutos después de contarle mi plan...

-¿Austin?-dijo al escuchar su nombre.

-Sí Sebastián, así se llama el amor de mi vida-le aclaré y volví a repetir, odiaba hacerlo.

-No recuerdo haberlo conocido, pero Amil me hablaba mucho de él-fue lo que respondió en un tono muy natural.

-De ella no me hables. ¿Me vas ayudar sí o no?-pregunté sin rodeo alguno.

-Claro, ¿después de clases?-preguntó con una voz sexy.

-No, anota la dirección y nos vemos allá-comencé a dictarle en donde vivía Austin, él me afirmó que estaría ahí.

-Iré, pero antes debo hacer unas cosas-dijo Sebastián y me colgó.

Horas después de la llamada de Flavia, me dirigía a su encuentro, pero antes debía terminar con un asunto con una persona que me había arruinado mi vida de la más vil manera.

Toque tres veces la puerta y salió mi jefe a recibirme, entré y se quedó mirando hacia afuera para asegurarse que no viniera nadie más.

-Deja de mirar, no hay nadie -murmuré -Además no me pienso quedar mucho, él cerró la puerta.


-¿Dónde está mi dinero?- pregunté al estar dentro -Lancé el sobre al suelo.

 Su mirada fue desdeñosa y su sonrisa burlona.


-¡Ay Sebastián, ay Sebastián! — intento acercarse a mí pero me aleje -Cada vez estas más desafiante, pero más imbécil. Sin embargo... te he estado vigilando. Sé que volviste a estudiar y que estás más cerca de Flavia,¿no te estás enamorando verdad?


-Me alegro que lo sepas- mi carcajada resonó en todo el lugar.


-¿Estás chistosito, no?- me miró Damián con cierto disgusto en sus ojos.


-Y tú muy preguntón — se agacho y recogió el sobre que estaba en el piso.


-Como siempre tan eficiente... — lo reviso — Pero ahora... haremos un cambio.

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