8.✞

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Después de una deprimente y estresante clase de historia, busqué con mi cuello tan estirado como jirafa, a Giovanni en el pasillo infestado de gente. Todas las personas estaban saliendo de sus clases y parecían como un tsunami humano en el pasillo; gritando, empujando, jalando, hasta a una pobre chica le dieron una nalgada, pero pareció encantarle.

-¡Giovanni!- Grité en cuanto lo vi. Como él era alto, me vio inmediatamente y literalmente, nadó hacia mí con todas esas personas como si fueran agua. 

-Hola, hermosa.- Me saludó una vez que llegó. Hicimos nuestro saludo ultra secreto y comenzamos a caminar en dirección al comedor. Aunque era casi imposible con la plaga de gente.

-¿Cómo te fue en tus clases?- Pregunté casi gritando para que se pudiera escuchar mi voz entre toda la manada. 

-Muy bien.- Sonrió enseñando su dentadura perfecta. Era obvio, él siempre era el mejor en las clases. Era un cerebro andante.

-Por supuesto que si.- Puse los ojos en blanco en forma de broma. Él me dio un empujón juguetón.

-A ti también te fue bien.

-¡Por supuesto que no! Casi me muero en las clases...¡Nos hicieron un examen sorpresa!- Chillé. Quería llorar porque de seguro, iba a reprobar.

-¿Cuándo te dan tu calificación? De seguro no repruebas. Tal vez, pasas de pura suerte con un 7.

-Bendición. Acuérdate que la suerte no existe.- Corregí su absurda palabra y él se limitó a poner sus ojos en blanco.

-No me corrijas.- Dijo enojado pero en broma.

-Pues me dicen hoy...espero porque de verdad que esta intriga me está matando.- Me mordí las uñas al pensar en mi calificación. 

Nunca había reprobado ninguna materia, pero con Isaí en mi cabeza y la escenita que hicimos esa mañana, me fue imposible concentrarme y cuando menos me lo esperaba, faltaban cinco minutos y yo ni la mitad del examen llevaba. Isaí solamente había llegado para perjudicarme y destruirme la vida.

-No te apures, te irá bien. Yo lo sé.- Me guiñó un ojo y yo ni una sonrisa le regalé.

Por fin habíamos llegado al comedor. Realmente pensé que íbamos a morir en el pasillo, pero mi mejor amigo el crucifijo, nos ayudó. Fuimos al mostrador donde había todo tipo de comida que parecía...composta. Ambos nos miramos e hicimos la misma cara de asco porque esa "comida" se veía peligrosa. Optamos por una manzana, un jugo de naranja y un sándwich que era lo más comestible. 

-Sarahí, ¿verdad?- Preguntó Christopher, un chico de mi clase bastante atractivo, antes de poder ir a nuestra mesa. Afirmé con la cabeza.

-La misma.- Sonreí.

-La maestra me dijo que te diera el recado de que pasaste el examen de pura chiripa.- Casi me ahogo con el jugo de naranja. 

Volteé a ver a Giovanni y él estaba más emocionado que yo. Gritamos al unísono y por un momento, fuimos la atención del comedor. Ambos reímos tanto de la vergüenza como de la, todavía fresca, emoción. Fuimos corriendo a la mesa más cercana y dejamos nuestras cosas. Todavía estábamos de pie, por lo que comenzamos a bailar torpemente de la felicidad. Por eso y más era mi mejor amigo.

-¡Giovanni! Pasé.- Le dije aliviada y llena de felicidad. Si pude pasar ese examen, podía hacer cualquier cosa que quisiera.

-¡Felicidades!-  Me abrazó y con su increíble y trabajada fuerza, me levantó del suelo. Estaba a punto de llorar en su hombro de la felicidad. 

Si no hubiera pasado, mis padres me hubieran interrogado de por qué había reprobado y se hubieran puesto a investigar y hubieran dado con que no tuve tiempo de estudiar debido a la fiesta de Dayana donde me había ido como Rajab. Dios siempre me daba segundas oportunidades.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now