32.✞

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Cuando entré a la casa de Isaí, me llegó un olor increíble. Olía a especias combinado con salsa de tomate y algo más. Realmente no era muy buena para distinguir olores, solamente era buena para devorar.

-Huele magnífico, Kian- Dije exhalando el maravilloso olor. 

-Te hice de cenar- Sonrió.

-¿Ese es mi regalo? ¿Sabes cocinar?

-No, ese no es tu regalo y sí, sé cocinar. Estudié gastronomía- Mi estómago se enamoró de  Isaí...Kian, quise decir Kian.

-Dios, vales oro- Los ojos de Kian se iluminaron al escuchar esas palabras.

-Tú igual, Sara.

Fuimos a su comedor y me sirvió un plato lleno de Lasaña con ensalada y un aderezo magnífico. Había hecho agua de fresa que sabía a gloria y supuse que había sido el mejor en su carrera de gastronomía. 

-¿Vives solo?- Pregunté con la boca llena. 

-No, mi padre vive conmigo. Mi madre nos dejó cuando yo tenía ocho años. Soy hijo único- Dijo con calma. Nada que ver con Isaí, que dijo todo triste...¡Basta de pensar en Isaí!

-Oh. ¿Qué se siente ser hijo único?

-¿Tú no eres hija única?- Preguntó. Tal vez era exagerada, pero noté como si me estuviera estudiando o algo parecido.

-No, yo tengo un hermano, se llama Isaac.

-Veo que vienes de familia religiosa, ¿no?- Preguntó de forma sospechosa, como si tramara algo.

-Así es. Soy creyente desde que nací- Dije orgullosa- Creía que era obvio.

-Pues no...digo, juntándote con Isaí para nada que era obvio- Abrí los ojos como platos pero regresé a la normalidad en segundos- ¿O no sabes de lo que vive Isaí?

-Si sé- Dije suspirando. De repente, mi apetito se esfumó.

-Oh, lo siento Sara. No quería arruinar el momento pero es que...eres mucho para él. Ni como amiga te merece- Dijo con suavidad.

-Lo sé...pero ¿sabes? Yo no juzgo por las apariencias. Por ejemplo: Tú estás lleno de tatuajes, fumas y no te digo nada. Jesús no discriminaba a nadie, ¿Por qué yo si?- No sabía muy bien si estaba defendiendo a Isaí. 

-Eres muy buena chica, muy buena chica- Sonrió y me acarició los dedos de mis manos con sus suaves dedos- Lo que yo daría por tener a una mujer como tú en mi vida...

Nos quedamos un momento callados hasta que él se paró. Dejó su plato en el lavavajillas y yo hice lo mismo, tirando discretamente los restos en un bote de basura. 

-¿Quieres que te lave el plato?- Pregunté remángandome mi suéter hasta los codos.

-No, está bien. Tenemos alguien que nos ayuda en eso. Tú no te preocupes- Sonrió con dulzura. 

Si Isaí no estuviera tan constante en mi mente (y en mi vida) lo más probable es que me terminaría enamorando de Kian. Era amable, caballeroso, divertido y simpático. No me daba mala espina y me pregunté si Isaí había dicho todo eso de él por celos.

-Sara, ¿Te gustaría ver una película? Tengo una animada que probablemente te gustará mucho- Comentó Kian con una sonrisa divertida.

-Por supuesto- Le sonreí un tanto apenada de mi mente infantil- Pero solo una porque tengo que llegar a mi casa en taxi y..

-Ni de chiste te irás en taxi, Sara. Obviamente yo te llevaré- Puso los ojos en blanco y comenzó a reírse- De verdad, entre más pase tiempo contigo, mejor.

Empecé a sentir cosquillas en todo al escuchar la última frase que Kian me dijo. Me obligué a no sonrojarme.

-¿Seguro? No quiero molestarte.

-Eres mi princesa, por supuesto que no me molestas- Al diablo mis intentos, terminé sonrojándome como un jitomete. Me mordí el labio para evitar sonreír de oreja a oreja. De verdad, Kian era un amor.

-Gracias- Me pasé un mechón por detrás de mi oreja totalmente apenada.

-De nada, princesa Ester- Sonrió- ¿Te puedo llamar Ester?

-Por supuesto- Me dio risa su apodo pero debía admitir que me gustaba mucho y más porque Ester era mi personaje favorito de la Biblia- No sabía que la conocías.

-Hombre, claro que la conozco. Yo también leo la Biblia- Guau, un hombre que leía la Biblia y que me trataba así solo podía significar una cosa: Era un enviado de Dios- Oye, ¿te importaría prender la televisión?

-Para nada- Me dirigí a la televisión de plasma gigante dando brinquitos alegres. De repente, me encontraba en un humor bastante bueno y la voz que decía que me alejara de él, cesó.

Busqué el control y cuando lo vi, literalmente me quedé atónita. Ese control estaba lleno y lleno de botones. Le piqué como loca a todos cuando por fin, se prendió la televisión....

...

...

Me persigné...

....

Oh Dios mío.

...

Un vídeo porno. Un maldito vídeo porno pero no de cualquier persona, ¡De Isaí con Melody! Estaban teniendo sexo como unos malditos poseídos. Melody gritaba y gemía mientras Isaí le metía su miembro hasta los riñones por su intimidad. Dios santo poderoso celestial. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y más, cuando Isaí salió de Melody, se quitó el condón y comenzó a frotarse su gigante y piedra miembro en la cara de ella. Salió disparado un líquido blanco en toda la cara de Melody. Ella se lo comió como si fuera su dulce preferido y yo, bueno, las arcadas llegaron.

Quería dejar de ver..pero no podía. Después de esa maldita escena, Isaí se acercó y le dio un feroz beso en los labios y un hilo de saliva combinado de esa cosa blanca que salió de su miembro como pistola de agua, se hizo en cuanto Isaí se separó de ella con esa sonrisa seductora que...creía que solamente a mí me regalaba. Ahí supe que no estaba enamorado de mí, sino de mi virginidad y que por muchas cosas lindas que me dijera, su novia era Melody y él la amaba. Eran tal para cual: Unos pervertidos. 

-¡¡Dios santo!!- Gritó Kian en cuanto vio la escena porno en la pantalla gigante- ¡¡¡Aaaah!!!- Gritó y apagó la tele. 

Me miró y vio que tenía la mirada perdida. No podía respirar. Estaba asqueada y creía que iba a vomitar en cualquier momento. Me sentía mareada debido a la respiración que estaba aguantando y el dolor en mi pecho comenzó a agrandarse tanto que llegó hasta mi estómago y después, a todo mi cuerpo. Me sentía bastante mal emocionalmente, por lo que me eché a llorar sin importarme que Kian me estuviera viendo.

Kian aprovechó y me abrazó. Lloré en su pecho un mar y seguí llorando hasta que por fin, me sentí una nada de mejor.

-Lo siento, Sara...Melody estuvo aquí y me dijo que me iba a poner un vídeo...pero no sabía que iba a ser uno porno y mucho menos que era de ella con Isaí- Frunció los labios- De verdad, perdóname.

Su honestidad y su dulzura me hicieron sentir más en confianza, por lo que me valió todo y seguí llorando como una completa loca. Detestaba que la gente me viera llorar...pero desde que Isaí había llegado a mi vida, me acostumbré a llorarle a medio mundo.

Me volvió a abrazar calurosamente y sentí como mi dolor se desvanecía poco a poco en sus fuertes y tatuados brazos. Quería llorar hasta ahogarme en mis lágrimas, quería gritar hasta quedarme afónica, quería hablarle a Isaí y reclamarle diciéndole enfermo mental, cínico, depravado, degenerado o cualquier otro sinónimo. Quería golpear cosas hasta quedarme sin fuerzas...pero lo único que hice fue probablemente lo más estúpido de mi vida.

-¿Tienes algo de alcohol para beber? 

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now