13.✞

12.2K 666 143
                                    


Desperté y gracias a Dios estaba en mi habitación. Intenté levantarme para poder ver que había pasado, pero mi cuerpo aun seguía sin reaccionar del todo. Apenas y tenía control sobre mis dedos y eso, que me costaba trabajo moverlos.

-Hola, Sari.- Saludó mi hermano entrando en mi cuarto. Me dejó un plato con caldo de pollo en la mesita a lado de mi cama y se sentó en el suelo.

-¿Qué pasó?- Pregunté sobándome la cabeza ante el dolor.

-Te desmayaste en la escuela e Isaí te trajo.- Mi hermano me acarició la mano con su dedo. 

-¿Venía con Giovanni o Pamela?

-Pamela...- Suspiró de forma...¿romántica?- No, Isaí te trajo solo. Nadie más venía con él y créeme que parecía asustado. No se quería ir y se estaba ofreciendo a hacer cualquier cosa por ti.

-Eso es una ridiculez. Es casi imposible creer que Isaí haría algo así.- Mi hermano comenzó a negar con la cabeza y una sonrisa en sus labios.

-Pues deberías creerlo, Sari, él te ha traído y se ha preocupado por ti, tanto que siento que le dará diabetes o alguna otra enfermedad del susto. Estaba pálido.- Se empezó a reír.- Se asustó tanto que literalmente estaba temblando y creo que vomitó de los nervios.

-¿Qué hora es?- Pregunté para cambiar de tema. No quería hablar de Isaí, pues cada vez que escuchaba su nombre, me recordaba de absolutamente todos los malos recuerdos con él.

-Las nueve de la noche.- Se me paró el corazón. No podía haber estado tanto tiempo inconsciente.

-¡¿Qué?!- Me incorporé en mi cama y me levanté. Aun no me sentía del todo bien, pero al menos ya podía caminar.

-Sara, será mejor que te quedes acostada.- Mi hermano se levantó dispuesto a agarrarme del brazo y dirigirme a la cama. Me rehusé.

-¡No! Tengo que ir a casa de Giovanni. Tengo que leer un libro, hacer un resumen para mañana y él es el único que sé que lo tiene.- Me quité los pantalones y me puse unos shorts deportivos que había catalogado como perversos, pues estaban tan cortos como unos calzoncillos. También me puse una sudadera que me quedaba grande, por lo que parecía semi desnuda. No había tiempo para cambiarme formalmente.

-Yo te llevo.

-No...quiero ir sola. ¿Por favor?- Le hice pucheros y él aceptó de mala gana. Mi hermano era el mejor de todos.

-Pero no llegues tarde.- Me lanzó las llaves de su auto y yo corrí escaleras abajo para llegar.

En el camino a casa de Giovanni, me sentía pérdida; como si todo lo que estuviese viviendo fuera un sueño. Tocó luz roja en un semáforo, por lo que me detuve y esperé. La vista no era tan agradable, habían muchas tiendas y casi todas eran para satanistas o personas que anhelaban nadar en el lago de fuego. A mi derecha, vi una tienda de tatuajes, perforaciones y pases VIP para el infierno. Vi una cabellera femenina que me resultó ser familiar, pero no supe de quien se trataba hasta que Isaí salió de la tienda, tambaleándose con una botella de whisky en la mano y con una sonrisa de borracho. Se dobló y comenzó a vomitar todo lo que había tomado en plena calle. Gracias al Dios santísimo estaba oscuro. Me dio tanta...lástima verlo así, que sin autorización de mi mente, mi cuerpo actuó por sí solo y ya había estacionado el carro en el lugar más cercano.

Bajé del auto corriendo y a cada paso que daba, mi mente me decía que no siguiera adelante y mucho menos con un Isaí ebrio. Pero no me podía detener.

-Hola, Isaí.- En cuanto lo saludé, vi como Isaí buscó con desesperación mi mirada hasta que la encontró.

Sus ojos estaban perdidos y vacíos.  Era como un cementerio en sus ojos.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now