61.✞

9.8K 461 38
                                    

Nuestra luna de miel estaba yendo de lo mejor. Conocimos a un señor que estaba disfrazado de Batman y su disfraz, era lo más realista que tanto Isaí como yo, habíamos visto. Como todo niño pequeño, Isaí se tomó millones de fotos con el pobre hombre disfrazado de Batman y hasta le gruñía a los niños que se le acercaban para poder tomarse una foto con él. Nos subimos a las montañas rusas, nos metimos a diferentes juegos...en fin, fue demasiado divertido y tanto él como yo, nos la estábamos pasando de maravilla. 

Pero la diversión del primer día acabó, así que llegamos a nuestro hotel (que era demasiado elegante) y nos fuimos directo a nuestra habitación. Era tan grande que bien nos pudimos haber casado ahí. Había una sala, una cocina, dos baños completos, tres cuartos y un precioso balcón donde se veían las montañas rusas. Las paredes eran beige, habían candelabros de oro falso (nada que ver con los que Isaí tenía en su casa) Habían sillones negros, sillas del mismo color y una gigante pantalla en el centro de la sala.

-¿Te gustó?- Preguntó Isaí quitándose los calcetines.

-Fue mucho más increíble de lo que pensé- Contesté y sonrió.

-Me alegra, lo mejor para mi amada- Me guiñó un ojo.

Se fue a la bañera y el agua comenzó a caer. Rápidamente, yo me metí al otro baño y de igual forma, me metí a bañar. Dejé que el agua caliente me abriera los poros para poder hacerme una limpieza facial mucho más profunda. Me comencé a enjabonar el cuerpo con la suave esponja...cuando la puerta del baño se abrió de la nada. Me pegué en la frente por haberla dejado abierta. Corrí la cortina del baño y...no, no la había dejado abierta (o tal vez sí) pero la razón era que Isaí se encontraba ahí, desnudo con una sonrisa que...guau, me provocó millones de cosas.

-¡Isaí!- Chillé apenada mientras me cubría con la cortina. Cerré los ojos para no ver su miembro que según yo, se estaba parando.

-¿Qué? Ahora eres mi esposa y puedo verte desnuda al igual que tú a mí- Dijo con lujuria. Entreabrí los ojos y noté como intentaba quitar la cortina con su mente.

-Es que...-No tenía excusa. Por supuesto que ya era su esposa y me podía ver desnuda...pero aun no estaba segura de tener...intimidad con él- No sé como...estoy.

Isaí sonrió con compasión y se acercó a la bañera. Corrió la cortina y entró junto conmigo. Yo me tapé los ojos con la mano para poder evitar verlo. El agua comenzó a calentarse más...¿o era mi cuerpo? Isaí comenzó a dar unos cuantos pasos hacia mí y me quitó las manos de la cara. Levantó mi cabeza con un dedo sobre mi barbilla y me sonrió como la primera vez que lo conocí.

-Estás preciosa. Eso ya lo sabes, pero te gusta que te mimen y te recuerden lo hermosa que estás- Me plantó un beso en los labios y comenzó a acercarse a mí, para juntar nuestros cuerpos.Como por reflejo, comencé a retroceder tanto de él, como de su miembro que ya estaba erecto. Choqué con la fría pared y en lugar de intentar quitarlo o huir, decidí hacerle caso al cosquilleo de mi interior y me dejé llevar. 

Abrí mis labios y le di permiso a su lengua de tocar la mía. Sus manos comenzaron a acariciar mis pechos y sus dedos, comenzaron a endurecer mis pezones. Nunca había sentido algo parecido y ni creí que eso podía ser humanamente posible sentir. Con manos temblorosas, toqué su fuerte pecho e imité lo que él hizo. Sus pezones no estaban tan duros como los míos, y pensé que no le gustaba que lo tocaran ahí...por lo que quité mi mano y él hizo un gruñido de protesta.

-Carajos Sara, todo iba excelente- Se quejó- Sígueme tocando. Me encanta como lo haces.

Roja como un jitomate, acerté y volví a pegar mis manos sobre su pecho. Ahora, bajé mis manos a sus marcados abdominales y con mis uñas, comencé a acariciarle cada abdominal que tenía. Él se mordió el labio en forma de placer. Seguí mi recorrido con  mi mano hasta llegar a una fina línea de vello desde su ombligo hasta su vejiga y cuando bajé lo suficiente, fue cuando sentí su piedra miembro. Tragué saliva, pues realmente estaba nerviosa y excitada.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now