29.✞

9.5K 489 68
                                    

Martes.

Desperté porque sentía como un mosco en mi nariz. Odiaba a los moscos y mucho más cuando me despertaban. Brindé un golpe fuerte en dirección a mi nariz y sabía que me iba a doler...pero no. Le pegué a algo como...¿blando? Abrí los ojos asustada y lo primero que vi fueron unos tremendos ojos azules a una nada de mí y mi mano sobre su mejilla. Isaí. Estaba dándome un ligero beso en la punta de mi nariz. Me sonrojé totalmente cuando me sonrió divertido con su hoyuelo marcado.

-No pienses que golpeándome te librarás de mí- Me sonrojé a cuerpo completo.

Vi mejor la escena en la que estábamos. Isaí tenía ambas manos apoyadas a lado de mis hombros. Sus piernas estaban a lado de las mías. Su posición era de cuatro puntos y yo, estaba en medio y abajo de él. Alcancé un nivel de sonrojo extremo.

-Lo siento, creí que eras un mosco.

-Vaya, es la forma más original de decirme que soy enfadoso- Sonrió y se separó de mi cara apenas unos centímetros- Te ves igual de bien recién despierta que arreglada.

Me aguanté las carcajadas. Era obvio que no. Más bien, él se veía espectacular: con su fleco largo peinado sobre un lado y con unos gallos en el remolino de su cabeza. La mayoría de personas les apestaba la boca en las mañanas (Incluyéndome) A Isaí le olía a menta y me pregunté que pasta dental usaría. Yo en cambio, tenía una bomba olorosa en mi boca, ojos y cara hinchada como si fuese alérgica a mi almohada y mi cabello como un nido de ratas. Isaí era un reverendo mentiroso.

-No mientas para quedar bien, Isaí- Puse los ojos en blanco y me tapé la boca con mi camisa para evitar que se intoxicara con mi aliento. Él me destapó la boca con una sonrisa divertida.

-Lo digo enserio. Te ves preciosa...-Se aclaró la garganta al decir la última palabra y comenzó a sonrojarse y a sonreír apenado.

-Bueno, gracias. Pero...con todo respeto, ¿Qué diablos haces en mi cuarto?

-Oh...pues te venía a decir que el desayuno ya está listo y como te vi tan feliz durmiendo, pues me lo has antojado y me acosté contigo- Empecé a asustarme ante mis pensamientos inicuos e Isaí pareció notarlo, pues frunció ligeramente el ceño- No, no te he violado, Sara- puso los ojos en blanco.

-No estaba pensando en eso...-Mentí- ¿Sabes cocinar?- Cambié de tema.

-Pues claro. Tenía que. Mi papá no se hacía cargo de mí cuando estábamos en nuestro hogar y no tenía a mi mamá para hacerme de comer. No podía pagar a diario comida de restaurantes y si compraba mucha comida rápida, perdería la forma y la salud- Hizo una mueca dándome a entender que era obvio que sabía cocinar.

-Oh...lo siento...Supongo que era obvio

-No, para nada- Dijo sarcástico y después sonrió- Bueno, te espero abajo. Tú hermano y yo estamos en pijama. Deberías bajar tú también en la tuya para poder desayunar como una linda familia- Se vio emocionado. 

Nunca había dejado que nadie me viera en pijama porque mi mama siempre me había enseñado a dar mi mejor aspecto y la pijama, era solamente ropa para la cama y nada mas. Nadie me podía ver en pijama, solamente si hubiera estado en pijamadas (las cuales, jamás tuve). Si bajaba en pijama, me sentiría como una rebelde alocada...pero debo admitir que la idea me gustó.

-Bien- Sonreí- Te veré abajo.

Me regaló una última sonrisa y vi que quiso darme un beso pero se lo guardó. Se quitó de encima y bajó de mi cama. Pude ver la camiseta ajustada que llevaba y supe que era la de mi hermano que usaba cuando tenía quince años de las tortugas ninja. Llevaba un bóxer que le llegaba arriba de la mitad del muslo y de no ser holgados, hubiera sido de piedra de tropiezo.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now