44.✞

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Estaba sísmica gracias a los nervios. Al pisar el suelo de mi antigua iglesia, me sentí inestable, pues demasiados recuerdos bochornosos que intenté eliminar, se me vinieron de vuelta a la mente, aterrorizándome. De no ser porque Isaí estaba a mi lado, de seguro estaría o desmayada, o en el baño vomitando.

-¿Estás lista?- Preguntó Isaí con su grave y sensual voz, mientras caminábamos en dirección al salón donde estaban todos reunidos.

Por supuesto que no estaba lista. Estaba aterradísima y más porque creí que me había ido muy elegante. Llevaba un vestido negro con el dobladillo justo por encima de mi rodilla. Unos tacones y bolsa del mismo color. Me dejé mi cabello suelto y como era negro, se camuflajeaba con el vestido. Estaba en plan emo.

-No creo- Confesé con nerviosismo.

-Oh vamos, te ves genial. De seguro los matarás a todos allá- Bromeó y me miró con fascinación.

Si alguien se veía genial, era él. Pantalones de vestir ceñidos, camiseta blanca abotonada hasta arriba, un moño rojo y unos zapatos negros era como estaba vestido. Su cabello se lo peinó hacia atrás, como si su fleco fuese una ola. No se había afeitado, por lo que se le veía la barba no tan crecida, pero le daba un toque mucho más masculino y sensual. Lo que más me encantó de él, fueron sus pulseras, anillos y su reloj, que le daban un toque bastante elegante y varonil. Pero su perfume...Dios santo, de verdad, él quería acabar conmigo.

-¿Lista?- Preguntó sonriendo al ver que me le había quedado mirando como una boba.

-Oh si...pero...¿qué pasaría si ellos conocen tus vídeos? Tal vez ellos te hayan visto por ahí y te digan:" ¿Por qué rayos haces eso?"- Pregunté entrando en pánico.

-Yo les contestaría: "¿Por qué rayos ves eso?"- Me guiñó un ojo y no pude evitar echarme a reír junto con él.

Seguimos caminando y con con cada sonido que producían mis tacones en el suelo, más se aceleraba mi corazón. Mis manos comenzaron a bañarse en sudor y un asqueroso nudo apareció en mi estómago. Empecé a respirar agitada, por lo que decidí calmarme e inhalar y exalar profundamente.

-¿Estás lista?- Me preguntó Isaí antes de entrar en la puerta. 

Al otro lado de esa puerta, se encontraban absolutamente todas las personas que me criticaban a mis espaldas, que se burlaban de mí y que me eran hipócritas hasta la muerte. También se encontraban los chicos que una vez se dijeron mis amigos cuando me apuñalaban por la espalda mientras yo les confiaba todo.

-No.

-Vamos, no seas miedosa- Hizo una referencia a lo que le había dicho la primera vez que habíamos ido juntos.

Reí con nerviosismo y acto seguido, Isaí abrió la puerta. Me quedé helada al ver a más de cincuenta personas reunidas. Lo peor: conocía a todos y cada uno de ellos. Como si fuéramos carne fresca, todos se enfocaron en nosotros dos y ahora, no había vuelta atrás. Con todas las miradas reptiles mirándonos, me sentí mucho más incómoda que antes e intenté caminar con normalidad, fingiendo que no sentía las piernas gelatinosas.

Encontramos un asiento y lo sentí más como un punto de evacuación . Isaí se sentó a lado de mí y por alguna rara razón, se veía mucho más feliz que yo. Es más, ni siquiera se veía asustado o aterrado como yo.

-¿Qué te parece?- Preguntó sonriéndome.

-Dios, horrible. Siento que estoy rodeada de depredadores- Admití y él se echó a reír.

El sermón comenzó. No me pude concentrar, pues al estar las sillas en acomodadas en un círculo, podía ver a todos y cada uno de los que se encontraban. Muchos me barrían con la mirada, otros me sonreían falsamente. Me sentía totalmente incómoda y al parecer, se me notaba, pues Isaí me tomó de la mano para calmarme. Funcionó completamente.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now