9. ✞

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El camino al centro comercial fue bastante...incómodo. Isaí y Giovanni iban en los asientos delanteros mientras yo, iba en los traseros con una cara de amargada. La rabia de Isaí cuando le dije que me iba sentada atrás, fue lo más cercano  que había tenido a una experiencia demoníaca. 

De vez en cuando, pillaba a Isaí viéndome por el retrovisor del auto, con sus ojos verdes flamantes pero también, agradecidos. Sin duda, fue uno de los caminos más largos y eso que solamente hicimos cinco minutos.

-Vamos.- Dijo Giovanni una vez que entramos al centro comercial. Estaba totalmente feliz y al verlo en ese estado, se me contagió un poco, haciéndome olvidar los problemas con Isaí.

En un intento de alejarme de ellos, Isaí me tomó de la mano y literalmente, me pegó a su cuerpo y caminamos por toda la plaza como siameses. Él no me soltaba por nada del mundo la mano. Algunas chicas se le quedaban mirando a Isaí y él, les dedicaba unos guiños coquetos y ellas, se abanicaban con la mano y se reían cubriéndose la boca y rojas como tomates. Eso me puso de mucho más mal humor y por más que seguía intentando separarme del fuerte cuerpo de Isaí, parecía que estábamos pegados con pegamento.

-Es aquí.- Giovanni señaló la tienda y para mi suerte, vi que estaba justo en frente de la tienda de ropa para pecadoras de Dayana. 

-Bien, vamos Sarita.- Isaí me arrastró hasta la tienda. El checaba la ropa junto con mi mejor amigo y de vez en cuando volteaba a verme como vigilándome o algo parecido. Me sentí una niña pequeña junto con sus dos hermanos mayores.

Una vez que ellos se perdieron en la ropa, yo salí en busca de Dayana para poder hablar con ella y poder desalojar mi mente del psicópata de Isaí. Salí corriendo y en un tiempo récord, llegué a la tienda que parecía hecha por el diablo.

-¡Amiga!- Gritó Dayana en cuanto llegué y corrió a recibirme con un amistoso abrazo.- Creí que ya jamás me volverías a hablar. No me contestas los mensajes y me ignoras totalmente.

-Lo...lo siento pero he estado muy ocupada.- Mentí descaradamente. Lo cierto era que no quería más contacto con ella y decidí eliminarla de mi lista de contactos y de mi vida.

-Entiendo...- Torció los labios.- Bueno, ¿qué te trae por aquí? ¿De compras como...Rajab?- Susurró el nombre que me recordó una de las peores noches de mi vida.

-No. Solamente vengo con mi mejor amigo y con su nuevo amigo.- Ella abrió los ojos como platos y después sonrió con los labios torcidos en una sonrisa lujuriosa.

-¿Qué amigo?- Alzó unas cuantas veces las cejas y yo puse los ojos en blanco.

-No es gran cosa, de hecho, lo acabamos de conocer y...

-¡No puede ser!- Interrumpió Dayana quien se quedó mirando boquiabierta por encima de mi hombro.¿Ese...ese es Isaí?

Al mencionar su nombre sentí un escalofrío que me recorrió toda la columna vertebral. Volteé y vi que Isaí se encontraba a fuera de la tienda, con una cara de espantado, mirando para un lado y para el otro. Parecía que estaba buscando algo...o alguien.

-Así es...- Dije sin despegar la mirada de él como si estuviera hipnotizada. Nunca lo había visto asustado y verlo así de desesperado, me causó un dolor en el pecho.

-No puedo creerlo. ¿Qué hace aquí? Él no sale a ninguna parte sin Melody. ¿Acaso Melody está aquí? ¿Cortaron?- Dayana seguía viendo a Isaí como si no se creyerá que estuviese ahí.

-Vino conmigo.- Respondí tímida. Dayana giró su cabeza hasta encontrarse con mi mirada y abrió sus ojos verdes tan grandes que casi se le salen.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now