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Tenía una sensación fantasma que me hacía sentir aun los labios de Isaí sobre los míos. A psar de haber intentado varias cosas para eliminar esa sensación, seguía sintiendo la fría perforación de Isaí sobre mis labios, sus suaves y carnosos labios, y por si fuera poco, cada vez que me acordaba de esa escena, sentía las mismas mariposas que sentí cuando todo ocurrió. Isaí no ayudaba mucho en poder quitarme la sensación, pues desde que llegué a mi casa, no había parado de mandarme mensajes hablándome como si fuéramos mejores amigos. Me contó todo lo que había hecho en la semana, me contó que estaba en clases de violín, también me dijo que estaba aprendiendo a dibujar. En fin, me hablaba como si fuéramos mejores amigos y yo...bueno, decidí darle otra oportunidad, pues me enfadé de hacerlo sentir tan mal como dice.

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Lunes.

Seguía sin poder creer que ya había dado mi primer beso. Aun seguía con la sensación y aun habían mariposas alterándose en mi interior. Por un momento, creí que Isaí me había hecho daño internamente, pues ya no podía hacer nada sin dejar de pensar en el beso y en como estaba tan enojado pero a la vez, deseándome.

Hacía demasiado calor, por lo que decidí ponerme un vestido con estampado floreado de color azul cielo.  Era acampanado y me llegaba un poco más arriba de las rodillas. Me puse mis amadas zapatillas blancas y me enchiné mi cabello, dejándomelo suelto. Me apliqué un labial rojo (el cual, me di cuenta de que estaba bastante llamativo) y un collar con una cruz 

Llegué a la escuela y sentí como mi corazón estaba a punto de estallar. Mi hermano me había llevado, por lo que decidió bajar y saludar a Pamela, quien me estaba mirando con...creo que era amabilidad. Mientras ellos platicaban, yo me dirigí lentamente a la entrada del campus y a cada paso que daba, sentía la adrenalina viajar por cada una de mis venas.

En eso, vi a Kian recargado en la pared a lado de la entrada. Llevaba unos jeans negros, una camiseta negra y unos tenis Converse negros. Una gorra con la vícera por detrás acompañaba su atuendo. 

-¡Kian!- Saludé con euforia. Él me miró extrañado, pero me sonrió.

-Hola, ¿me conoces?- Me puse pálida. Se me había olvidado que él me había conocido como Rajab y no como Sarahí. Acerté tímidamente.

-Si...bueno, te conozco gracias a una amiga llamada Rabaj...¿la conoces?- Pregunté con total pena. Me moriría de vergüenza si no se acordara de nada.

-Oh si...-Sus ojos se iluminaron y una sonrisa comenzó a formarse en sus rosados labios.- Rajab...¿qué ha sido de ella?- No sé si  de verdad estaba loca, pero cuando dijo "Rajab" escuché como un suspiro.

-Pues no mucho la verdad...me contó que le caíste demasiado bien y que a ver cuando se vuelven a ver.- Su sonrisa se intensificó, provocándome una ligera carga de calor en mi cuerpo.

-Yo encantado. Dile que si quiere, nos podemos ver en el mismo bar. Por cierto, ¿cuál es tú nombre?

-Sarahí, pero puedes decirme Sara si gustas. Y si, yo le paso tu mensaje. Bueno, te dejo porque tengo que irme a clases.- Sonreí amablemente y él me regresó la sonrisa, mucho más sensual que la mía.

-¿Quieres compañía?- Alzó las cejas esperando mi respuesta.

-Seguro. ¿No tienes nada que hacer?

-No. Por ahora no- Sonrió y yo le devolví la sonrisa. Se acercó a mí y comenzamos a caminar con nuestros cuerpos casi unidos.

-¡Hoy hay clase de Pole Dance para los interesados! La clase empieza a las 12:00. ¡Los esperamos!- Anunció una mujer vestida con un minúsculo short y un top deportivo. 

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now