38.✞

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-¿Y bien?- Pregunté desesperada al ver que Isaí no contestaba. 

Se me quedó mirando profundamente sin decir nada. Ni siquiera estaba conciente de si estaba respirando o no. Hasta que por fin reaccionó, su expresión se torno diabólicamente rabiosa. Su piel comenzó a tornarse roja y sus ojos cada vez se hacían más oscuros y con la poca luz que había donde estábamos, sus ojos se veían intensamente negros.

-¡¡¿Me estás diciendo que tú y él no tuvieron sexo por gusto?!!- Explotó. Su respiración se agitó al ritmo de mi corazón. Escupió en el piso algo que parecía ser bilis.

-No...de hecho...estuve drogada como la última vez- Admití con tristeza y miedo.

-¡¡Ese hijo de perra!!- Vociferó. Se comenzó a jalar los cabellos y a gritar maldiciones como un poseído. 

Tragué saliva. Estaba dispuesta a salir corriendo de ahí, pero no estaba muy segura del estado emocional de Isaí. Por lo que decidí quedarme ahí, parada, intentando mantener la calma respirando profundamente y exhalando.

-Sarahí. Por favor, dime que lo que me acabas de decir es broma. Que tú y él tuvieron sexo porque...bueno, porque quisieron- Dijo jadeante y entre dientes. Jamás lo había visto tan monstruoso y aterrador.

-No. Estaba drogada. No sé si él me drogó o si en el bar donde habíamos ido me han drogado- Dije tímidamente.

-¡¿Qué fuiste a un bar?!- Se comenzó a reír enojado pero parecía que estaba gritando- ¡Claro! Es que eres tan cabezona que volviste a un bar...Déjame adivinar...¿Te apareciste como Rajab?

Al acertar con la cabeza cobardemente, el se echo a reír con mas fuerza y le dio una patada a un bote de basura que estaba por ahí. Ahora si, no había forma humana de contener las lágrimas, por lo que comenzaron a salir de a litros de mis ojos.

-¡¡Es qué no piensas!!- Se acercó a mí. Sentía su caliente respiración sobre mí cara, haciendo que me costara trabajo respirar.

-Isaí...por favor...- Rogué. No sabía muy bien que le había pedido pero él al parecer comprendió mi tormento, pues sus rasgos se suavizaron y comenzó a alejarse de mí.

-Lo mataré, mataré al hijo de perra- Se alejó de mí corriendo...más bien, volando.

-¡Isaí! Por favor...no lo hagas- Le imploré gritando pero me ignoró completamente y se metió a la casa sin siquiera voltear a verme.

No podía creerlo. Isaí le iba a hacer daño a Kian por haberme violado...Bueno, quien sabía si me había violado o no. Si mi teléfono celular no fuera tan chafa y básico, usaría un GPS para poder llegar a mi casa. Pero desafortunadamente, mi celular era lo más inútil existente, por lo que opté por caminar hasta encontrar mi casa o morir en la búsqueda.

-¡Sara!- Como por milagro, Isaías salió de la casa y se acercó a mí- Dios, te estaba buscando. ¿Todo bien?

Quería contarle absolutamente todo, pues lo único que necesitaba era desahogarme. Ser escuchada y aconsejada era lo que más necesitaba...pero en lugar de eso, me cerré totalmente al mundo.

-Si, ¿me pudieras decir dónde queda mi casa? Me iré ya.

-Yo te llevo- Se ofreció.

Si no estuviera tan mal mentalmente, probablemente hubiera negado su invitación. Pero realmente necesitaba llegar lo más rápido posible a mi casa para poder acostarme en mi cama y ahogarme en mis lágrimas.

-Muchas gracias- Sonreí totalmente forzada.

Como habíamos llegado en el carro de Dayana, Isaías le pidió las llaves y le juró volver a la fiesta una vez que me llevara a mi casa. En el camino, Isaías no habló para nada, solamente me preguntaba las direcciones para llegar a mi casa.

-Llegamos- Anunció Isaías mientras paraba el auto- Espero que algún día puedas volver a tenerme la confianza para poder platicarme lo que te sucede- Me sonrió.

En lugar de agradecerle con palabras, me lancé a él abrazándolo. Lo agarré desprevenido, pero pareció gustarle, pues me abrazó con más fuerza. 

-Muchas gracias, Is. Gracias por todo- Lo estreché con más fuerza usándolo como remedio para mejorarme emocionalmente.

-No agradezcas.

Así nos quedamos un largo rato hasta que corté el abrazo. Bajé del auto y con un movimiento de mano, me despedí de él. Entré a mi casa  y lo primero que vi fue a Isaac sentado en las escaleras con la cabeza sobre sus rodillas. Cuando cerré la puerta, él levanto la mirada rápidamente hacia mí. 

-Sarita...-Musitó.

-Ahora no, Isaac- Dije yendo a la cocina para agarrar agua.

-Sara, supe que te enteraste de lo que pasó...

-Si. Descubrí que tú y todos tus amigos son unos hipócritas enfermos mentales- Sonreí con odio- Ahora, si me disculpas, tengo que irme a dormir porque mañana iré a la escuela.

-Sara...- Intentó agarrarme de la mano pero con mis reflejos, la quité a tiempo.

-Basta Isaac. No tienes pretexto para lo que hiciste. Soy tu hermana y me has tratado como si fuera...ni siquiera una amiga. ¿No pudiste defenderme?- Pregunté con la voz cortada. Más lágrimas venían en camino, genial.

-No quería que supieras nada porque...

-Porque después me alejaría de Kian e Isaí y así, la diversión se acabaría, ¿no?- Pregunté con una sonrisa burlona-  Dios, eres el peor hermano del universo.

Me dirigí a las escaleras y antes de subir, Isaac me tomó de la mano.

-Tienes que aprender a estar alerta. No siempre tendrás a Isaí o a mí para defenderte. Tú tienes que tomar buenas decisiones- Dijo con seriedad y suavidad.

-Me drogaron, Isaac. 

-¿Y cómo pasó?- Preguntó alzando una ceja.

-Pues...Bueno, comencé a beber mucho...-Me callé y me comencé a golpear mentalmente. Por supuesto que yo tenía la culpa y no Kian. Descubrí que estaba enojada conmigo misma más que con cualquier otro.

-Ahí esta. No debes beber mucho nunca; cualquiera se podrá aprovechar de ti- Dijo como si me diera una lección de vida.

-Lo siento por ser una estúpida- Puse los ojos en blanco. Mi labio inferior comenzó a temblar y perdí el control. Ahí estaba de nuevo, llorando como una niñata.

-Ven acá, hermanita- Me abrazó y lloré con más intensidad. No podía creer todo lo que me había pasado en cuestión de días. Me sentía tremendamente mal.

-Soy una estúpida, Isaac. Una tremenda estúpida- Dije y sollocé con más fuerza- Me han violado por mi idiotez.

Isaac se despegó de mí y me miró con susto y enojo. Abrió la boca para decir algo, pero no pudo decir nada, solamente se quedo procesando lo que acababa de decir.

-¿Te violo Kian?- Preguntó entre dientes aunque también estaba algo...¿asustado?

-No sé si me ha violado o no...pero creo que si- Rompí a llorar otra vez.

-¿No...-Tragó saliva nervioso -¿No le contaste a Isaí, verdad?

Acerté con la cabeza tímidamente. Mi hermano se puso pálido, como si le hubiera dado la peor noticia del mundo y tal vez, lo hice. Todo el miedo se reflejó en su cara como si se hubiera puesto una mascara de alguien muerto.

-¿Por qué le contaste, Sara? has cometido un grandísimo error- Dijo susurrando y con la mirada perdida.

Ahora, yo me puse pálida. Por supuesto que había hecho una tontería al contarlo, pero el hecho de ver a Isaac tan preocupado, me hizo sentir mucho peor. Recordé a Isaí en su mera rabia satánica que solamente creía que se veía en las películas de miedo y me pregunté qué sería capaz de hacerle a Kian.

Mientras lloraba nuevamente en brazos de Isaac, empecé a orar mentalmente para que Isaí no hiciera nada malo...pero tanto Dios como yo, sabíamos que Isaí no pararía hasta protegerme de Kian... o cualquier otro, incluyendo a Isaías.

Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now