54.✞

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-Sara...¿Estás bien?- Preguntó mi mamá corriendo hacia mí al verme empapada. 

-Si- Dije fría y groseramente- Me bañaré.

-¿Qué pasó, muchacha?- Preguntó el enfadado de mi padre.

-¿Qué pasó? Que gracias a ustedes, mi vida se hizo una maldita basura. ¡Los odio por permitir que Isaí haya entrado en mi vida!- Berreé.

-¡Sarahí!- Dijo mi mamá claramente ofendida- No nos hables así. Somos tus padres y nos respetas.

-¿Son mis papás? ¡Ja!- Dije sarcásticamente- Pues entonces deberían comportarse como unos y cuidarme de las malas influencias como el idiota de Isaí o  la largatona de Pamela- Ofendí entre dientes y mi mamá, me soltó una cachetada que por supuesto, no la había visto venir.

-Compórtate, Sarahí- Ordenó mi madre.

-¿Por qué no nos explicas mejor?- Preguntó mi padre intentando calmarse. Estaba enojado y preocupado.

-Me han arruinado la vida esas personas- Fruncí el ceño y me comencé a sobar el cachete mientras  subía las escaleras de dos en dos- ¡No digan que no les dije que me han arruinado la vida!- Grité desde el piso de arriba. 

Gracias a Dios, Isaac no estaba para escuchar aquel insultó que disparé hacia Pamela. Estaba tan enojada con ella y también con mi hermano, pues de seguro, él ya sabía todo el maldito plan. Cabreada y dolida, agarré mi ropa del cuarto y me dirigí al baño. Escuché como mis padres murmuraban de mí en el piso de abajo, pero me importó un comino. Me metí al baño y una vez encerrada y apartada de todo el mundo, dejé escapar las lágrimas que con tanto esfuerzo había intentado contener. Me acordé de todo lo que me habían hecho...desde la maldita apuesta de Kian, hasta ese maldito vídeo donde me utilizaron como un juguete. Me acordé de como Melody parecía tan...tocada por Dios cuando realmente, todo era una maldita farsa como su vida. Me acordé del póster que Isaí tenía en el techo de su habitación y todo lo que decía...comencé a berrear con cada recuerdo y me pregunté si era posible que salieran lágrimas de sangre, pues en cualquier momento, no me quedaría nada más que sangre para llorar.

Esperé un rato al que el agua se calentara y una vez caliente, me metí y sentí como los músculos se relajaban y se destensaban. Mi cuerpo, mi cara y mi cabello, comenzaron a calentarse gracias al agua extra caliente y el vapor, me abría los poros, relajándome mucho más. Agarré un poco de mi shampoo y me lo froté en mi cabello mientras hipaba de tanto llorar.Recordé la escena de todos los chicos alrededor de mí, vaciándose en los hoyos de la caja, haciendo que a mí me cayera...las náuseas volvieron y me pregunté si algún día dejaría de estar tan avergonzada y nauseabunda ante aquello...

-Sara, ¿Estás bien?- Preguntó la odiosa voz de mi hermano al otro lado de la puerta del baño. 

-Si- Dije desanimada pero bastante cabreada- ¿Por qué?

-Mamá dice que llevas más de media hora allá adentro- Dijo y en eso, noté que el agua ya no estaba tan caliente como antes y que estaba más fresca. Las yemas de mis dedos estaban arrugadas.

-Ah, está bien. Ya salgo- Dije cerrando la llave con malhumor. 

Agarré la toalla y me comencé a secar el cuerpo sin fuerzas. Sentía que en cualquier momento me iba a desmoronar. Me la enrollé alrededor del cuerpo, agarré otra toalla y me comencé a secar el cabello con menos ganas. Me enrollé la toalla en mi cabello y me puse crema en todo el cuerpo. No era una chica de cuidarse la piel...pero me sentía tan sucia, que me terminé poniendo crema y me quedé con ganas de ponerme perfume o algo para poder quitarme la suciedad que era más bien, mental. Me puse mi vestido de pijama y salí con la toalla aun en mi cabello. 

Al entrar a mi habitación, vi que mi hermano estaba sentado en la orilla de la cama, viendo el oso que Isaí me había regalado con...¿coraje? La madera resonó bajo mis pies descalzos cuando comencé a acercarme a él y rápidamente, levanto su vista hacia mí.

-Sara...- Musitó- Sé lo que acaba de pasar y...no tienes ni idea de cuanto lo siento- Se paró de mi cama y se acercó a mí, dándome un abrazo. 

Genial. Eso era lo que necesitaba para ponerme de nuevo frágil y sentimental. Pero no quería hablar con él. Él probablemente sabía todo y no me había contado nada...así que me tragué las lágrimas, lo separé bruscamente de mí, levanté la cabeza y lo miré desafiante.

-Largo- Le ordené.

-Sara...de verdad yo no tengo nada que ver...- Intentó volver a abrazarme pero lo detuvo con mi mano.

-¡¡¡Dije Largo!!!- Rugí.

-Solo quiero que sepas que cortaré a Pamela. No estoy de acuerdo con lo que te hizo y...

-¡¡Qué bien!!- Reí como una bruja- Esa maldita culebra debería estar muerta- Ofendí y con un ademan de mano, le dije a Isaac que saliera de mi cuarto.

-Sara...estoy de tu lado.

-Ojalá eso fuera cierto- Dije disparando con los ojos.

Mi hermano hizo una mueca de dolor, aceptó con la cabeza y se largó. En cuanto cerró la puerta, comencé a sollozar, bufar y a gritar para mis adentros. Le brindé unas patadas al oso que ya estaba herido. Le pegué en la panza, lo mordí, lo rasguñé, en fin, lo usé como si fuera un saco de boxeo...o más bien, el verdadero Isaí. 

Me tumbé en mi cama y seguí llorando hasta que sentí no solamente mi garganta, sino que todo mi cuerpo seco. Flashes de Isaí arrodillado, desnudo y empapándose, me vinieron a la mente, haciendo que me enojara mucho más ante mi espantoso dolor calvario. Quería golpear todo, quería gritar y hacer algo para dejar salir toda mi raba y mi vergüenza interna; pero...lo único que pude hacer, fue quedarme acostada y comencé a orar con voz ronca casi afónica:

-Dios, perdóname por haberme fijado en Isaí. La primera vez que lo vi, creí que era un chico agradable, carismático, simpático...pero realmente me di cuenta de que todo era apariencia. Perdóname por haber sido tan estúpida en haberle abierto las puertas a mi corazón. Espero que me perdones y que todo mejore. Te imploro que todo mejore...amen.


Erotismo VirgenWhere stories live. Discover now