DOS COLIBRÍS

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...suerte y amor eran sus nombres,

ambos postrados frente a mi ventana,

parecían alegrarme el alma...



Una mañana común, al igual que cualquiera de mis días, dispuesto a trabajar, baje hasta encontrarme con aquella mesa del comedor que siempre era cómplice de mis proyectos, coloque mi computadora sobre ella y acomode mis papeles, así como mis pinturas y el muñeco en el que estaba trabajando, encendí mi música y justo a punto de sentarme a laborar, escuche un chillido extraño, seguido de un golpeteo sobre el cristal de la ventana.

Completamente extrañado por esto me levanté y abrí la cortina para ver de qué se trataba, para mi sorpresa no había nada allí, así que cerré la cortina y me volví a sentar frente al teclado, busqué aquella imagen que había hecho para pintar mi pequeño muñeco y en un instante otra vez aquel chillido y el toque sobre el cristal.

Lo primero en mi mente fue, seguramente mi hermano o mi mamá están tratando de jugarme una broma, así que lo ignore totalmente y seguí en lo mío, abrí mis botes de pintura y me dispuse a pintar, pero esta vez el golpeteo y el chillido eran constantes, disimuladamente gire la cabeza y solo logre ver como algo se alejaba volando de la ventana, sorprendido salí al patio para ver de qué se trataba, para mi sorpresa me encontré con un pequeño nido que albergaba dos pequeños huevecillos blancos.

Entre nuevamente a casa y espere a que el dueño del nido bajara y saber de qué ave se trataba, pasaron así casi dos horas y aquel pajarillo no se hacía presente, casi como si presintiera que estaba allí esperándolo, empecé a cabecear de sueño y a través de mis parpados casi cerrados lo vi, se trataba de un pequeño colibrí color verde, aleteando a toda velocidad, para posarse sobre su nido y después quedarse allí dormido, sonreí un poco pues eran aves que siempre me habían gustado y llamado la atención, después de verlo, volví a la sala, esta vez sin poner música para no molestarle y seguí con mi proyecto.

Entonces la llegada de un amigo con el cual congenio mucho le comenté lo que acababa de ver y él me dijo que para su familia eso era suerte, para el dueño de la casa, así como para aquellos que lo vieran en su nido, sonreí y le dije que no creía en ese tipo de supersticiones, que estaba muy acomplejado con mi realidad triste y agobiante como para ilusionarme por ello.

Mi amigo sonriendo me dijo, te parece si buscamos en internet para ver que más nos encontramos, aunque mi lógica, así como mi apatía decían no es nada más que al pequeño probablemente le gusta la plantita y por ello se posó ahí, mi curiosidad decía, investiga un poco más, no hay nada que perder, jugué un poco con mi cabello en señal de que lo estaba pensando y le dije, está bien, no perdemos nada con investigar un poco más.

Para nuestra sorpresa nos encontramos, con lo que su familia decía, efectivamente se trataba de una suerte de mucha fuerza, pero había otros que decían que eran puertas de amor, oportunidades de vida, mucha alegría y felicidad, así como esperanzas de buenas cosas venideras.

Mi amigo sonriendo pregunto, ¿ahora lo crees?, aunque no puedo negar que algo en mí se llenó de esperanza, lo negué fervientemente, son solo historias amigo, nada de eso es real, a pesar de ser fanático de la mitología y de las leyendas, sé hasta qué punto son reales o posibles y cuáles no.

El solo se rio y procedió a irse de casa, al entrar de nuevo en la sala iba a poner mi música, sin embargo, abrí la ventana y lo vi allí acurrucado en su nido junto a sus dos pequeños y opte por colocarme los audífonos, trabaje hasta tarde pero antes de dormir, no pude evitar el verlo una vez más allí.

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