EL DIA QUE SOÑE MORIR

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... los sueños, son visiones de

un futuro posible, mas no todos

son buenos, recuerda que las pesadillas,

también son sueños...



De las mejores cosas que te pueden pasar, es tras un largo día de trabajo, de cansancio extremo o de estrés continuo, llegar a casa, despojándote de tus ropas y preocupaciones, recostarte en tu cama con las sabanas frías y aquellas almohadas suaves que abrazan de cierta forma tu cabeza, te relajas mientras la obscuridad te inunda, sueltas tu ser y alma, cierras los ojos y te dejas llevar sin más que esperar, que ese sitio en el que todo es felicidad y tranquilidad.

Pero no siempre es así, no todos tenemos esta gran habilidad de olvidarnos de todo, a otros nos cuesta demasiado trabajo conciliar el sueño, se nos dificulta el hecho de relajarnos y dejarnos llevar, damos vueltas y vueltas en la cama, sudamos y nos entran crisis existenciales constantes, un más tonta que otra y nos quedamos despiertos hasta ese último momento, en donde lo único que conciliamos es un momento a obscuras, que dura hasta el momento en que abrimos los ojos.

Por suerte, el día de hoy no me sucederá, esta lesión que he adquirido por diversión, me ha dado una de las mejores herramientas para dormir y desconectar el sistema, esas fabulosas pastillas para dormir, que no son más que drogas que aplazan tu paz, mientras el cuerpo naturalmente, despoja el dolor de tu ser, así que abro las puertas de entrada y la cocina, lleno un vaso de agua sin encender la luz, y desganado camine hasta mi habitación, mientras en mi cabeza sonaban las dulces palabras, "mierda, puede pudrirse el maldito inventor de las escaleras, el pie lastimado y tener que subir tres juegos de escalones, mierda, mierda y mierda.." en fin tras terminar impulsándome con todas mis fuerzas con el barandal, no enciendo la luz del cuarto, pues lógicamente tendría que levantarme una vez más a apagarla, camino lentamente pues ahora si es insoportable el dolor, me lanzo sobre la cama cuidando el pie, me quito la playera y la camiseta, el calor es increíble, quito el zapato del pie bueno, y desabrocho mi pantalón, subo lentamente el pie lastimado y desato con delicadeza ambos cadetes, doy un pequeño tirón y siento ese pequeño shock eléctrico que recorre todo mi cuerpo, cansado y fastidiado, opto por la opción más fácil y aunque suena súper doloroso, no duele tanto como lo piensas, lo tomo del talón y lo jalo con fuerza, el grito brota desde mi estómago hasta que sale por mi boca, me dejo caer sobre la espalda, increíble pero el dolor es tal, que me relaja, aun de esta forma extiendo mi mano y tomo el vaso de agua y el frasco de pastillas de la bolsa del pantalón colgado en los pies de la cama, saco dos píldoras y las coloco en mi boca, doy tres tragos de agua y mientras siento como se desliza por mi garganta, olvido que no he comido, un pequeño dolor y sabor amargo brotan de mí, en cuestión de segundos mis parpados pesan y pierdo la conciencia.

Estoy en casa, pero no aquella casa en la que he vivido por los últimos tres años desde que me separe de mis padres, no, estoy en esa casa en donde crecí, en aquella habitación en la que dormí acompañado de mi hermano menor, esa en donde los posters de mis caricaturas favoritas, estaban de ambos lados del cuarto, y en donde el mejor dispositivo para oír la música, era aquella grabadora retro en donde colocaba mis cd's, me levanto de la cama y escucho perfectamente los pasos de mi madre cruzando de su habitación hasta el sanitario.

Salgo del cuarto y al ir a la cocina me topo con la directora de mi preparatoria, sentada en la sala y viéndome con cierto enojo y resentimiento que no puedo explicar, se levanta y camina hasta a mí para preguntarme sobre religión, nunca había sido una de mis platicas preferidas, a decir verdad era algo que siempre trataba de evitar, esa discusión siempre me metía en problemas y hacia que me llamaran hereje, blasfemo o engendro, como fuera, no se trata de que yo no creyera en eso, sin embargo no era como el resto de personas que se desviven por mostrar su lealtad a una fe y por detrás se dedican a hacer todo aquello que prohíben, en lo personal lo consideraba una hipocresía, así que prefería solo callar y escuchar, en dado caso de que me preguntaran sobre ello solo decía o mismo de siempre, "está bien, lo pensare", la directora no estaba como muy complacida y eso era lógico, después de todo mi preparatoria había sido dentro de una escuela católica, dio media vuelta y mientras se rascaba la mejilla, decía en tono muy sarcástico: "creo que tendré que discutir su permanencia en nuestra sociedad, con el director general, supongo que tu hermano no terminara bien la educación primaria...", asustado por esto me decidí a lanzarme sobre ella, la golpee constantemente en el rostro y mis puños se cubría del color carmesí de su sangre, los nudillos ya me dolían y su pecho dejaba de mostrar señales de vida, asustado de lo que había hecho, leve mis dedos hasta su muñeca y verifique su pulso, me quede así por un momento hasta que comprobé lo que temía, ella ya no estaba con nosotros.

FragmentosWhere stories live. Discover now