THE BALCK DOG

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...hay cosas que simplemente

no se pueden explicar,

solo suceden y aunque las ves,

no las puedes creer...


"Fragmento de la novela: Cazadores De Leyendas, colección: Miedos Nocturnos"


...hola, mi nombre es Reeve, sé que es tonto hacer algo como esto, en este preciso momento, pero me encuentro completamente desesperado, ya no sé si sea apropiado o sea demasiado tarde para contarles lo que sucedió, el cómo mi vida se transformó por completo de un momento a otro, sé que puede que sea inútil, pero a alguien le servirá de algo si algún día lo encuentran, por lo menos sé que será un tipo de base o antecedente que pueda ser parte de la solución a este mal o en el peor de los casos, una guía de lo que no se debe hacer para no terminar como yo...

Todo comenzó, nos mudamos a una casa situada en la ciudad de México, específicamente en el D.F., la casa no tenía nada en peculiar, hasta eso, se trataba de una vieja construcción a punto de caerse, ya saben, la típica casa de terror en donde toda historia comienza sin remedio, la mesa del comedor, con las patas rotas y desplomándose cada vez que nos acercábamos a ella, las camas con ese sutil rechinido que crea en la mente de todo niño al monstruo perfecto, evitando que duermas y construyendo fantasías en tu cabeza que más tarde se volverán pesadillas, como si no fuera suficiente, los resortes asomándose por más de la mitad del colchón, arañando y rasgando de a poco tu piel, o con tristeza, el frio en contacto sobre uno mismo, las puertas y las ventanas acababan de ponerle ese toque especial que te hacía temblar, al ser de madera el calor y el frio ocasionaban que se expandieran y contrajeran, dejando escuchar a todos a mitad de la noche ese chirrido típico y espeluznante, pero en fin no se trataba de eso, se trataba de que por lo menos teníamos un techo sobre la cabeza que nos protegía y nos permitía "dormir", más que eso, se trataba de que la familia estuviera unida, ese era el caso de todo esto.

En unos pocos días ya conocíamos a toda la gente de la ciudad, eso era lo más raro de nuestra familia, no importaba el hecho de que solo una vez los hubiéramos visto o nos los topáramos en la calle, se convertían en nuestros mejores amigos. Mi lugar en esta familia es el del hermano mayor, tengo dieciocho años, en el filo de los diecinueve, pero no era el único en esta casa, también se encontraba mi hermano menor, un pequeño que me vuelve loco de tan solo cinco años, sin embargo lo quiero demasiado, mi madre, una mujer bellísima y dedicada siempre a conseguir solo lo mejor para su familia sin importar si arriesga lo propio, tan honesta que nunca en su vida había dicho una mentira, no importaba si se metía en problemas o si lastimaba a alguien, ella siempre lo hacía y por ello la mayoría de la gente la respetaba y la quería, el único problema con mi madre es que ella se ponía en riesgo para proteger a su familia, no importaba quien se le parara enfrente a ella no le preocupaba enfrentarlo, para defender a sus hijos. Mi padre, como los ancianos dicen es un hombre hecho y derecho, no importaba por lo que pasara ni una sola vez descuidaba a la familia, podría estar muriendo de enfermedad más nunca dejó de trabajar, pues lo más importante para él era poder cumplir los caprichos de mi hermano, mi madre y lógico los míos.

Hasta aquí, todo parece normal, nada en nuestras vidas rompía el esquema de un día a día, tristemente éramos una familia que hacia las mismas cosas una y otra vez, nunca me pareció malo, a pesar de que los demás decían que teníamos que probar cosas nuevas, nunca me opuse a esto, ni si quiera me molestaba intentarlo, pero no me sentía muy cómodo, era como tratar de vivir la vida de alguien más.

En este lugar no sucedía nada interesante, bueno por lo menos nada que nos interesara, muchos decían que vivir en la ciudad más que divertido, era un reto lleno de peligros y riesgos, entre asaltantes, narcotraficantes, pandillas, etc. Sin embargo, a pesar de esto, nunca me sentí realmente amenazado, era como si no me importara nada de eso, mi familia nunca había estado involucrada en cosas de este tipo, así que teníamos la creencia firme de que si no nos metíamos con ellos, ellos simplemente nos dejarían en paz, tampoco es que fuéramos una familia que se pudiera considerar un blanco, ricos, no éramos, no teníamos grandes lujos y si llegábamos a mostrar algo de moda, era porque antes, mi padre se había roto la espalada trabajando para conseguirlo.

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