THE GAME HOUSE

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...nunca sabrás lo que hay en ti,

si no te enfrentas a algo o alguien

que te lleve al límite, que te

haga ser lo que eres de verdad...


"Fragmento del Prólogo de la novela: Seres Extraños, Acontecimientos Raros y Misterios, colección: Secretos"


Un arduo día de trabajo, completamente cansado y con las ilusiones hechas pedazos, todo el mundo parecía haber conspirado en lo que parecía ser un maldito día de mierda, de esos en los que lo único que quieres es desaparecer o morir de una sola vez, en los que prefieres ser la persona que está junto a ti o en el peor de los casos, el insecto más insignificante, pues en comparación a lo que tienes en este preciso momento, todo eso parece pintar mejor.

Me siento sobre el borde de la cama y tallo mis ojos tratando de limpiar aquellas lagrimas que brotan por darme cuenta de que en realidad no estás aquí, por recordar como todo lo que vivimos solo lo hiciste pedazos y lo lanzaste a la nada, por darme cuenta de que en realidad no te importaba, en mi cabeza miles de dudas y pensamientos negativos que me hacen llegar a una conclusión general, mi vida apesta y no puedo hacer nada más que odiarme por completo, tenía todo lo que deseaba en una sola persona y sin embargo como por arte de magia, todo se fue al carajo, el pronunciar unas palabras habían sido la causa de todo y sin embargo, no me arrepentía de ello, ni tampoco había tratado de decirlo de esa forma, pero en algún momento tendría que pasar.

Me cuestiono sobre lo que hice, sobre lo que planee, lo que hare y lo que planeo hacer, no es como que pueda definir perfectamente lo que sucederá de hoy en adelante, pues básicamente todo lo que planeaba se enfocaba a ella y curiosamente en el preciso momento en que ella dijo basta, ya no más, fue cuando todo lo que podía salir mal, cayó sobre mi como una interminable hilera de fichas de dominó, allí me di cuenta de la realidad, a veces crees que al ver el problema, podrás soportar aquel peso si es que llega a caer, probablemente lo puedas hacer, pero como he dicho, sobre mí se desplomo toda una hilera de problemas.

Lloro inconsolablemente por unas cuantas horas, aprovechando de manera efectiva el que nadie me vea, esa obscuridad que hay en mi habitación y la canción más triste del mundo como fondo, no puedo negarlo, a pesar de que me ha dejado, lo único que quiero y deseo con todo mi ser, es que ella sea feliz, me levanto hasta mi servibar y veo las botellas que se encuentran prácticamente completas, recuerdo todas aquellas ocasiones en las que en realidad, solo se abrieron para un trago de amigos, agradezco por ello, pues, ahora esto me servirá para curarme todo aquel dolor, abro una tras otra e inclinándolas contra de mi boca, comienzo a vaciarlas hasta la última gota, sin descanso, más que para cambiar de botella, el alcohol raspa mi garganta y al mismo tiempo hace efecto sobre mí, combinación mortal, cada tipo de bebida entro en mi organismo en un lapso de no más de quince o veinte minutos, completamente mareado y con más lagrimas que cuando inicie, camino a trompicones chocando contra cada mueble que hay en mi habitación, llego a la puerta y giro el pórtico con mucha dificultad, la jalo hacia mí y atravieso a la siguiente habitación, chocó contra cada pared del pasillo hasta llegar a aquel descanso de escalera, me sostengo del viejo barandal tambaleante, me meso de lado a lado con el aferrándome con todas las fuerzas de mi mano izquierda, bajo uno, dos, tres, cinco, siete escalones a duras penas, pero en el borde de este último, mi pie de atora, a pesar de estar aferrado al barandal, doy un giro en el aire y ruedo por los cinco escalones faltantes, afortunadamente el alcohol te da una gran ventaja, una anestesia natural que evita que sientas aquel dolor, sin embargo no te alivia por completo y no impide las heridas, siento como un líquido caliente recorre mi cabeza y tapa lentamente la visión de mi ojo derecho, llevo la mano hasta él y me percato de que era sangre, camino sosteniéndome de las paredes hasta llegar al baño de la planta baja, meto la cabeza debajo de la llave y me enjuago tan bien como el mareo a causa de la sustancia ingerida me permite.

FragmentosWhere stories live. Discover now