MIENTETE SI QUIERES

30 4 0
                                    


... no es normal amarte

mientras estas con él,

no es normal sentirme así,

no es normal ser invisible

ante tus ojos...


La luz de la luna me baña en un resplandeciente blanco, como si se tratara de un reflector cubriéndome en la puesta de escena más importante del mundo, siendo la estrella protagonista del espectáculo más esperado del año, de rodillas sobre la grava de la calle, mis rodillas heridas por la caída sobre ellas, mis ojos completamente humedecidos por las lágrimas que caen constantemente y sin detenerse ni por un segundo, sus puños sangrantes por el contacto de golpes frecuentes ante la pared sin repellar frente a él.

La gente deja de pasar por aquel camino abandonado, tratan de evitar el acercarse pues no saben de qué se trata, prefieren no confrontarlo y no arriesgarse a nada, el solloza y grita deprimido, en busca de alguien que solo lo escuche, no quiere hacer daño, tan solo desahogarse y liberar rodo lo que siente en este momento, azota los puños contra la grava, y dice su nombre en repetidas ocasiones, no lo grita ni lo dice en voz normal, solo entre dientes para que no sepan quién es la causante de todo aquel dolor, las lágrimas siguen brotando y en su mente se mueven todos aquellos recuerdos de un pasado a su lado.

Las salidas, los besos, aquella primera vez juntos en la intimidad, verla saliendo del colegio para irse untos a casa, los consuelos tras un mal día y las sonrisas después de uno bueno, las lágrimas tras la partida de alguno de sus novios, los mensajes de apoyo, las pláticas intensas sobre aquellos hombres buenos que dejaron de existir hace años, el abogando que la mayoría de esos hombres estaban disfrazados de buenos amigos y por ultimo ese primer beso, aquel primer instante en donde lo reconocieron por fin, el amor que sentían y el cariño que los unía desde hace tanto tiempo.

Su amistad había sido larga, se habían conocido en la escuela media, desde el primer instante en que se acercaron, él lo supo, quería estar cerca de ella, ente bromas y juegos, así como favores de noviazgos falsos, se acercaban cada vez más, "amistad" era lo único que existía entre ellos, se alejaron por un tiempo y entre confesiones culposas se enteraron de lo que el otro sentía, tristemente alejados y con terceros de por medio, las cosas no se dieron en ningún momento, pero el maldito destino los volvió a juntar, cruzando aquella reja de un instituto, él la vio y aunque no podía creerlo, entraba una vez más en sus pensamientos y por tonto que pareciera, imaginaba lo que pudiera suceder.

Una plática más los hacia volver a un pasado de recuerdos y citándose para algún momento, tras encontrarse y platicar, en sus ojos se veían aquel sentimiento, ese que el sentía también, caminaron por las calles obscuras, solamente acompañándose y mirándose, no hacían tanta falta las palabras, para entender aquello que les estaba pasando, solo hacía falta que uno de los dos, encontrara la mirada en el otro, tras pararse frente a la puerta de su hogar, solo un beso de amigos que los dejo inconformes, de vuelta, su pecho estaba completamente acelerado, sentía el palpitar de su corazón cada vez más fuerte, no podía evitar el pensar estar cerca de ella otra vez, el poder tomarla de la mano y ser felices juntos.

Las cosas no cambiaron mucho, día tras día se toparon "accidentalmente", sonriéndose mutuamente y ocultando o que querían, dándose pequeños roces y exigiéndose besos de saludo, mandando mensajes y compartiendo noches de sueño ligero, estudiando y visitándose mutuamente, quedando en algún sitio para compartir algo, lo que fuera, por pequeño que pareciera, no importaba si solo eran cinco segundos, ellos los convertían en un gran momento épico e inolvidable.

Así avanzaron poco a poco las situaciones y las circunstancias, consiguiendo quedarse juntos tras un abrazo y un beso a partir de un reto y una apuesta por parte de ella, aquel primer beso fue único e irrepetible, tres pequeños besos en los labios, sin usar sus lenguas o siquiera abrir las bocas, solo el roce de unos con otros, las manos quietas a los lados y solo inclinándose un poco uno hacia el otro, cerrando los ojos y pensando en ese momento especifico, nada más importaba, el mundo parecía haberse detenido, ya no se sentía el frio en su ser, ni tampoco se preocupaba por la aparente lluvia que venía en camino, solo querían recordar ese momento, lo que sentían y vivían en justo ese instante.

Las citas continuaron y cada vez se comportaron más como una pareja, tras algunas la pregunta surgió y ellos aceptaron ser uno del otro, aquello era o al menos parecía eso que el mundo completo llamaba "amor", se sentían llenos y completos, felices, dibujando sonrisas y caras llenas de alegría, todos lo creían, incluso ellos estaban convencidos, se veían poco, más en ningún momento reestablecieron lo que pasaba, las dudas llegaban a ella y el en su maldita tradición de proteger y aferrarse a lo que quiere, la alejo.

Separados por el tiempo, viviendo sus vidas propias y al menos el, pensando en el momento indicado para volver a su vida, los días siguieron corriendo y después de mucha espera, al fin paso, volvió a llegar a internarse en su vida, se esforzó con cada cosa que pudo, material, sentimental, mental, de cualquier forma, existente e incluso inexistente para poder lograr volver con ella, el tiempo apremio y tras un largo lapso ella acepto.

Una vez más estaban juntos, sus vidas se entrelazaron por milésima vez, pero por segunda al menos en cuestión romántica, otra vez "estaban a gusto", los besos eran más ricos, los abrazos denotaban la falta que se hicieron, las palabras de cariño y las miradas, los acercaban con cosas que no decían, pero los secretos y las exactamente las palabras no pronunciadas, así como los actos no justificados, fueron los que forzaron a la separación de ambos nuevamente.

Continuaba llorando, con la garganta seca después de tanto hablar y pedir por una oportunidad de salir adelante, de volver o al menos de olvidar, suplicando que las cosas fueran distintas y todo se tratara de un mal sueño, pero las cosas no eran de esa manera, todo comenzaba a perder el color, las cosas se mostraban cada vez más grises y tristes, él que tenía color para regalar a montones, ahora no sabía ni los tonos que tenía la vida.

Se levantó con mucho esfuerzo, casi como si la tristeza y decepción pesaran como una bolsa o saco de piedras, tras lograr incorporarse, levanto la cabeza al cielo y uso esas últimas palabras para decir: "miéntete si quieres, soy yo a quien necesitas, soy yo quien te complementa y te hace ser quien eres en verdad, soy yo quien te ama y quien daría sin titubear su vida por completo, por salvarte a ti, dando cada partícula y célula de su ser, por incluso una mirada con una sonrisa, como aquellas de hace tiempo, por hacerte feliz en cada instante, incluso si eso fuera a cambio de mi felicidad, como parece ser hoy en día, en donde sin más, escribiste las palabras, se terminó, sin mirarme al rostro, sin darme la cara y darme la oportunidad el saber si de verdad sentía eso, ignorando mis palabras y dejándome detrás sin más que con mi dolor y un baúl de recuerdos intangibles que solo duelen y no hacen más, bien, miéntete si quieres..."

Trago un poco de saliva y callo de rodillas nuevamente, tomándose solamente de un poste de luz que le quedaba cercano, dejo caer muchas más lágrimas y se quejó de dolor extremo en el corazón, sentía como su corazón se destrozaba y el movimiento d cada parte moviéndose para hacerse pedazos por completo, entonces manteniéndose firme, solo pudo decir mientras apretaba sus puños y luego los liberaba; "si imbécil, miéntete si quieres, porque ella no te necesita más, de lo que tú la necesitas a ella..."

FragmentosWhere stories live. Discover now