LA LEYENDA DEL DRAGÓN

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... nos define quienes somos,

que hacemos y porque lo hacemos,

mas no nos define el nombre

de nuestro padre o nuestra madre...


"Fragmento del Prólogo de la novela/comic: La Leyenda Del Dragón: Dulein Vive, colección: ANTI-héroes"


Aquella noche pintaba un cielo de color escarlata que nunca antes había sido visto, esto marcaba un acontecimiento que ni siquiera las más brillante mentes esperaban, escépticos y creyentes se encontraban involucrados en dicho evento, las nubes se habían abierto de par en par dejando caer a su ejército sobre la superficie de la tierra y a su vez, el suelo se partió dando paso a los ejércitos de las tinieblas.

Fue allí, justo cuando el cielo y el infierno se encontraban en guerra, donde decidieron que el sitio de su pelea, seria nuestro planeta tierra, ambos ejércitos eran imparables y extremadamente peligrosos, a medida que el tiempo avanzaba, la batalla abarcaba más espacio, cientos de humanos cayeron presas de "balas perdidas" por encontrarse al centro de la contienda, nadie sabía exactamente porque se había desatado tal guerra, no daba tregua ninguno de los dos reinos, pero en su punto culminante, paso lo inesperado, en un callejón no muy alejado del epicentro de todo esto, fue seleccionado un humano que se escondía entre los escombros de un edificio, temeroso y asustado fue quien recibió a un pequeño niño enredado en sabanas negras.

A dicho hombre se le hizo prometer que cuidaría y protegería incluso con su vida a aquel pequeño, esto hasta que sus padres estuvieran de vuelta, el hombre curioso por ver al pequeño, recibió una gran sorpresa al desatar el manto, no se trataba de un pequeño normal, sino más bien, de alguien sumamente especial, un ser extraordinario e increíble, quien se lo entrego, le dijo que debía de cumplir con su promesa, pues dicho niño era la clave para terminar con lo que estaba sucediendo, el hombre lo envolvió de inmediato y al mirar al ser que se lo entregaba, este levanto la mano y los encerró en un tipo de burbuja que de inmediato se levantó del piso y comenzó a moverse a gran velocidad.

El hombre podía ver pasar acontecimientos importantes a su alrededor a gran velocidad y como si fueran en reversa, lo que le indicaba, que el tempo estaba volviendo, no podía creer lo que sucedía, pero nada de lo que pasaba en aquella noche, realmente tenía sentido, la fecha no fue muy alejada de aquel momento, solo fueron treinta años atrás los que volvió, tomándolo entre sus brazos, se hinco en el piso de tierra y pensó el gran peso que estaba sobre sus hombros en ese momento:

"Este pequeño podría ser justo la bendición que la humanidad necesita o nuestra perdición total, de una forma o de otra, deberé de tener mucho cuidado con lo que hago, cualquier paso en falso podría costar mi propia vida o peor aún, la de todos los que vivimos en este mundo, sin embargo, mi tarea no es nada fácil, si quiero que este niño tenga una vida normal, deberé de hacer algo con aquel par de alas y ese extraño tono de piel..."

Aquella noche había que pasarla sin abrigo alguno, tan solo camino por un par de calles y al encontrarse con una caja de refrigerador junto a un contenedor, se apresuró a entrar, para la mayoría no sería razonable hacer esto con un pequeño de unos cuantos meses, sin embargo que posibilidad había de que le dieran hospedaje a un extraño con un bulto raro o en su defecto, con algo inexplicablemente extraordinario, incluso hubiera sido útil el haberse encontrado consigo mismo, la cosa es que en ese tiempo, aun no llegaba a la ciudad, así que solo se limitó a estar a gusto con lo poco que tuviera, al menos por esa noche.

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