10 - Déjame adivinar: no la podemos obtener en una farmacia

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En el momento en que Elias me llamó, estaba jugando al golf con otros chicos de mi escuela (los únicos que sabían). Cuando Michelle, una de los cuatro que estábamos jugando, llegó a la escuela, buscó a todos los que jugaban golf -yo aprendía desde bastante chico- y nos empezó a invitar a jugar a un club de golf todos los domingos. Si bien hoy era martes, no domingo, igual nos habíamos juntado. Los otros dos chicos con nosotros eran Agustín, el argentino del negocio en el que ahora trabajaba, y Peter.

Michelle era una chica simple y simpática, que llevaba el pelo rubio largo hasta la cintura y tenía ojos de color marrón. Solía ser tranquila, y era la que mejor jugaba de los 4. Y Peter era un chico bajito, de pelo y ojos muy oscuros, muy serio e inteligente. Nos habíamos hecho amigos y a veces nos juntábamos para ir al cine, o hacer otras cosas.

Cuando logré meter mi pelota en el green, sonó mi teléfono. Me sorprendió ver que era Elias, porque habíamos quedado en vernos con todos dos días después.

-Elias -dije cuando atendí.

-Athan -respondió el chico del otro lado del teléfono.

-Qué pasa? -pregunté-. Es urgente? Estoy medio ocupado.

-No es urgente, no -dijo Elias-. Cuando puedas llámame. Mi hermano encontró algo interesante.

-Claro. Te llamo. Hasta luego -saludé.

-Hasta luego.

Corté el teléfono. Michelle me miró y levantó las cejas.

-Quién era? -curioseó

-Un amigo -le dije-. Se llama Elias. Es... raro.

-Tu amigo o la amistad?

-Ambos.

Terminamos de jugar. Michelle nos ganó de lejos. Me despedí de mis amigos y llamé a Elias.

-Ya has terminado? -ni siquiera me saludó.

-Si.

-Bien. Puedes venir a mi casa?

-Si supiera dónde es quizás podría responderte.

Me dió la dirección de su casa.

-Es un edificio -aclaró-. Te estaré esperando en la puerta.

Cuando llegué, el estaba apoyado contra la pared de un edificio alto, hablando con alguien que se parecía mucho a él.

El otro chico parecía más adulto. Era más alto que Elias y tenía el pelo más largo y claro. Tenía barba y parecía -esto sí que era igual que su hermano- serio.

Elias me saludó de la misma manera que antes, a la que ya me estaba acostumbrando.

-Athan -dijo -. Llegaste.

-Hola -me saludó el otro-. Me llamo Robert. Soy el hermano de Elias.

Le estreché la mano. El tipo tenía un apretón fuerte.

-Estuvimos investigando la sangre y los tejidos de Elias -Descubrimos que el suero se expande por todas las células y modifica el ADN. Pero al hacer los mismos exámenes en un muto descubrimos que el suero se extiende como un cancer -explicó-. Por lo que se podría eliminar en los mutos, pero no en ustedes.

Asentí con la cabeza para mostrar que entendía.

-Nuestro equipo de investigación le aplicó una forma nueva de inversión y creemos tener una cura -me contó-. Pero queremos examinar a alguien más para verificar que la modificación celular es la misma. La examinamos hoy mismo y supongo tendremos un antídoto dentro de dos o tres días. Será un antídoto porque lo catalogamos como veneno. Es a lo que más se parece, porque no es ni una bacteria ni un virus.

Dark LightWhere stories live. Discover now