44 - ¿Dices que quizás me excedo un poco?

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Ni bien entrar al sistema, los liberados nos atacaron.

-Prometio -llamé al agente encubierto cuádruple-. Tú usas el cañón derecho.

-Está bien.

-Tulio -dije-. El izquierdo.

-¿Y yo que hago? -me preguntó Lantano, la novata.

-Tú te preparas -le ordené-. Vas a bajar a buscar la diadema conmigo. ¿Qué puedes hacer? ¿Cuál es tu artefacto?

-Es esta gargantilla -me respondió señalándose el objeto aludido-. Se supone que sirve de armadura física.

-El traje sirve de armadura física -le dije-. Póntelo. Si Bonloir no te dijo qué más hace tu artefacto, tendremos que averiguarlo por nuestra cuenta. Podría venirnos bien.

-Sí.

La chica parecía demasiado joven para el trabajo. Si bien el director tomaba gente bastante joven con talento especial -en mi caso me había aceptado a los 17 años- una chica de 14 me parecía un poco excesivo. Quizás podría ser demasiado para ella. Su cara, tierna y chiquita, me daba esa impresión. Pero nadie sin agallas ganaba la simulación.

-¿Cuál es tu especialidad? -le pregunté.

Era necesario tener una buena combinación de habilidades para una buena dinámica de equipo.

-Me va bien con las pistolas.

-De lejos entonces. Bien, tú me cubres la espalda.

Dejé mi francotirador en una silla y desenfundé mi espada, listo para cualquier cosa.

-¡Neo! -gritó mi hermana desde la cabina-. ¡Nosotros nos llevamos las naves! ¡No te olvides del encargo!

Suerte que en ese momento mi hermana me lo recordó, porque ya había olvidado el chip que nos había dado el director Bonloir.

-¡Abre, Dispro! -grité a mi hermana-. Prepárate, Lantano. Te diré Lan para abreviar.

-Entendido.

-Quiero que sepas -le dije- que no soy tu superior. No tienes que acatar mis órdenes de cabo a rabo. Sólo en las misiones del Departamento de Artefactos.

-Ok. Estoy lista.

La puerta de la nave se abrió. Mientras mi compañera y yo saltábamos, mi hermana ya había comenzado a ascender.

Caímos en el suelo e inmediatamente comenzamos a correr hacia la instalación enemiga. en la puerta ya nos esperaban cuatro androides, que nos apuntaban con sus fusiles semiautomáticos. Me lancé hacia adelante lo más rápido que pude sin impulsarme con luz y le corté la cabeza al que estaba más a la izquierda. Mi traje había recibido ya dos o tres disparos en la misma área (el estómago), así que no podía seguir ignorando sus ataques. Me defendí con mi espada de los disparos del que tenía más cerca. Lantano ya había acertado un disparo en la cabeza de otro de los androides: ya sólo quedaban dos. Me abalancé hacia mi oponente y le clavé la espada en la cabeza. Salieron chispas de sus circuitos electrónicos. Cuando miré hacia el que quedaba, que pensaba mi compañera ya habría acabado, todavía seguía vivo. Y estaba apunto de matarme a mí.

Medio desesperado, me quise impulsar hacia un costado con luz. Grave error. Como ya había mencionado, la luz sólo me impulsa en línea recta, por lo que si bien puedo hacer zig zag, no puedo hacer curvas. Y cómo ya había dicho, también tiene sus problemas. Al impulsar sólo un costado de mi cuerpo, salí volando como pelota de rugby lanzada por un profesional. Por suerte, Lan estaba allí, y golpeó en la nuca al androide con la palma de su mano, en la que tenía uno de esos chips para hackear.

Dark LightWhere stories live. Discover now