39 - Nuestro jefe

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El extraño encuentro con el director de la Tabla Periódica hizo que en serio nos planteemos el trabajar para él. Y, de hecho, aceptamos. Luego de verificar que Elias y Artemisa estaban perfectamente y de decirles de que cualquier cosa nosotros llamábamos al hotel, nos fuimos derecho al edificio con el gran jardín, en el que nos esperaban el director Francis Bonloir y el chico morocho, que dijo llamarse Gado.

-Así que aceptaron, ¿eh?

-Era obvio -dijo muy seguro el director-. Soy muy convincente.

La mirada de Gado era dubitativa, pero no contradijo a su jefe.

-Bueno, adelante.

Gado y Bonloir treparon por la pared, de la misma manera que lo había hecho yo la última vez que habia subido a la nave que, ahora, se encontraba más cerca. Los seguimos por detrás -iba a ser difícil seguirlos por delante- y saltamos a la nave. Esta vez, la entrada miraba hacia la pared, así que fue más fácil entrar.

En cuanto nos embarcamos en la nave, la misma se empezó a elevar. Mientras tanto, Bonloir nos hizo una introducción a la forma de organización de la Tabla Periódica.

-Como había dicho, solemos hacer trabajos de guardaespaldas -dijo-. Aunque esa es sólo una de nuestras muchas fachadas. Fuera del ojo público es donde está nuestra verdadera fuerza. Les va a sorprender  la amplitud de esta organización. Vengan conmigo.

Los seguimos por la nave. El director subió unas escaleras y luego nos hizo entrar a una habitación con una mesa de vidrio que contaba con varias sillas metálicas. En una pared había desplegada una pantalla holográfica que Bonloir manipuló con habilidad. Un árbol dado vuelta se mostró en la pantalla (un árbol con forma de árbol genealógico dado vuelta, no uno con hojas y tallo).

Aquí -Bonloir hizo zoom en la persona que se encontraba más arriba en el gráfico y continuó muy orgulloso- estoy yo. Más abajo -desplazaba la pantalla a medida que hablaba- tenemos a mi secretario, Johannnnn, un alienígena de la raza de los nnnnnor. Más abajo encontramos a Fridge Scunzem, el supervisor de los líderes de departamento, que son quienes vienen después.

Iba a ser divertido tener de jefe a alguien que se llamaba heladera*. Iba  a aliviar un poco la carga de tener un jefe.

-Y luego tenemos a los empleados de cada departamento.

-Director -dijo educadamente Gado-. Se ha olvidado de nuestro departamento otra vez.

-No, agente Gadolinio -dijo Bonloir-. Lo mejor para el final. Y por último...

El director se tomó su tiempo para manipular la pantalla hasta encontrar lo que quería alrededor de un minuto después. En cuanto lo reprodujo, era un simple audio de un redoble de tambores. Otro minuto después, tiempo que le llevó el volver al árbol, continuó hablando.

-... nuestra mejor invención y donde ustedes trabajarán. ¡El departamento de campo!

¿Íbamos a trabajar en el campo? ¿Ordeñando vacas, quizá? ¿O recolectando huevos? Observé con atención la pantalla. Las siete fotos de personas que mostraba en el momento no estaban unidas al árbol de empleados.

-Director -le dijo Gadolinio con voz cansada-, se llama departamento de recuperación, no de campo.

Bonloir puso cara de disgusto.

-Entonces no tiene sentido que se llamen agentes de campo.

-Agentes de campo sí tiene sentido -le debatió Gadolinio-. Lo que no tiene sentido es departamento de campo, porque que yo sepa no nos encargamos de plantar maíz.

Bonloir lucía dubitativo, pero esta vez no le llevó la contraria a su subordinado.

-El caso es que este departamento se encarga de la acción y los puñetazos -siguió explicando-. Y ustedes encajan perfectamente.

Dark LightWhere stories live. Discover now