60 - ¡A cubierto!

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Con la llegada de las carretas, la competencia se aceleró rápidamente. Ni bien las tuvimos, ya la mitad de nuestros soldados y yo estábamos preparados para atacar la base de mi amiga princesa. 

Nos acercamos con nuestras últimas rocas, ya que ya habíamos puesto la mayoría, y depositamos todas las que nos quedaban cuando vimos que la mitad de su ejército partía a la batalla. Aunque tuvimos bastantes pérdidas fue un ataque fructífero, porque pudimos deshacernos de las últimas de nuestras rocas.

Al volver nos encontramos con que estaban atacando nuestro fuerte. No habían logrado entrar, pero estaban cerca. Los ballesteros en nuestros muros no podían hacer mucho por la buena formación que tenían los enemigos, que recordaba a una tortuga romana: parecía un muro de escudos andante. Detrás de ese muro se movía lentamente la infantería y los nuestros retrocedían porque no podían penetrar la formación.

Las carretas de los enemigos habían quedado lejos para que no pudieran ser alcanzadas por nuestras flechas, pero aún así no estaban tan desprotegidas. En total habría quizás unos cincuenta defendiéndolas y unos cien más atacando. Por suerte, todo se resolvió rápido con nuestro regreso.

Ya sin rocas podíamos centrarnos en nuestra defensa y todo fue más fácil. Nos quedaban más tropas que a la mayoría de los otros reinos.

Unos días después, una luz muy brillante iluminó todo el campo de batalla. Pude ver una cara sonreír en el medio de ella, probablemente uno de los interactores. Antes de que desaparezca me la absorbí toda por si acaso. Una increíble fuente de luz no podía ser desperdiciada.

La luz volvió a aparecer y la cara me miró enojada, pero no se dirigió a mí, sino a todos los que esperaban expectantes el resultado de esta gran batalla.

-Como suele pasar -anunció con una voz muy grave-. Ha quedado más de 1 reino sin perder. Esta vez son dos. Como suele ser costumbre, se resolverá el asunto con una batalla entre los dos reinos. Y el terreno -dijo generando un poco de suspenso en el medio- es un archipiélago.

Eso no me lo esperaba.

-Ambos reinos serán proporcionados barcos -explicó el interactor- tripulados con magia, por lo que no tendrán que preocuparse por ello. Con agarrar el timón sirve. Por lo que sí tendrán que preocuparse es que cada ejército tendrá cinco barcos, y estarán todos separados alrededor del archipiélago y no tendrán banderas, así que tendrán que identificar si el barco que ven es el enemigo antes de atacar.

Lukilan se estaba acercando para decirme algo pero el interactor fue más rápido de lo que esperábamos.

-El juego comienza ya.

Y de un segundo al otro nos vimos, yo y unos treinta soldados más, arriba de un barco que me recordaba a un trirreme griego, aunque no tenía nada  pintado.

El juego ya estaba ganado. Indirectamente, el interactor me había dado todo lo que necesitaba para ganar: luz. 

-¡Eh, Yiran! -le grité a uno de los soldados-. Toma el timón.

-¿Hacia dónde voy, princesa? -me preguntó mientras caminaba hacia la parte trasera del barco.

-Qué se yo -le respondí-. Ve por ahí. Algún barco nos cruzaremos.

-Entendido.

Comenzamos a avanzar. Alrededor de veinte minutos después, pude observar desde el carajo otro barco.

Utilicé mi tiara rosa, que aún no había podido remover desde que la tomé en aquel planeta donde conocí a la novata, para hacer zoom y poder ver si quienes estaban en aquel barco, que parecía ser el mismo que el nuestro, eran aliados o enemigos. Y, como no vi a ninguna cara conocida, hundí el barco con una gran explosión de luz en unos pocos segundos. Aún desde el carajo grité para abajo.
-¡Va uno, quedan cuatro!

Dark LightWhere stories live. Discover now