48 - Aún me faltaba mucho

37 2 0
                                    

Taro sin duda se tomó su tiempo para explicarme todo. Lo primero que me explicó fue que este mundo estaba dominado por 5 dioses que tenían mucho poder, pero que no eran inmortales ni invencibles.

En el principio, estos "dioses" eran llamados "observadores" y simplemente, como indicaba su nombre, observaban. Más tarde, se cansaron de ver a los humanos no lograr nada y cambiaron su política e interactuaron con los mismos. Desde entonces se les llama "interactores". Les enseñaron cosas básicas a los humanos y moldearon el mundo a su antojo. Pero hubo fuerzas que se les opusieron.

Los llamados "gusanos" (que eran los gusanos de todo tipo, pequeños y algunos del tamaño de montañas) eran imposibles de controlar y muy difíciles de matar. Ni siquiera se sabía de dónde venían, y todavía vagan por ahí cavando túneles y comiendo montañas.

Por otro lado, los otros que se les opusieron fueron los exterminadores. Una vez que adquirieron conocimientos básicos de la lucha comenzaron a exterminar monstruos. Luego de muchos años se dieron cuenta de que un gusano había malherido a un interactor, lo que les dió la posibilidad de saber que no eran inmortales. Dándose cuenta de que los interactores estaban controlando a los humanos los más poderosos de ellos los enfrentaron por la libertad. Al final, quedaron sólo 8 de ellos, pero habían logrado matar a un interactor. Los mismos, asustados por la muerte, prometieron proteger a los humano como podían.

Luego el mundo avanzó y se llegó a como estaba cuando yo llegué. Taro me hizo aprender sobre reinos y nombres, geografía y monstruología, y otras cosas útiles en el mundo en el que me encontraba.

Luego me enseñó sobre las armas y la magia. La magia era un secreto que los hecjiceros guardaban muy recelosamente y nadie los conocía. Pero no sólo existía ése tipo de magia, sino que cada arma, por muy mala que sea, tenía un nombre, y tres magias o habilidades. Me hizo nombrar a mi espada y aprender a usar las tres habilidades. Me dijo también que ése era el secreto de los exterminadores y que no debía divulgar que las armas eran más poderosas de lo que parecían.

Por otro lado, me entrenó intensivamente. Sobre todo cómo pelear contra mostruos. Y me dió ideas para utilizar mi luz. Nunca supe cuánto tiempo había pasado, pero sabía que había pasado bastante y que cada vez estaba más cerca de volver a mi dimensión y a mi ciudad.

-Creo que ya estás lista -dijo Taro un día cuando me levanté.

-Ayer dijiste que aún me faltaba mucho -le respondí yo.

Taro sonrió.

-Es cierto, pero no te falta entrenamiento -me dijo-. Lo que te falta es experiencia. Eres la persona que he entrenado durante más tiempo. Deberías ser capaz de derrotar a cualquier otro exterminador, sin contar a 5 de los 8 iniciales -me dijo-. Dentro de poco es la selección del príncipe y la princesa de Etnod.

Etnod, "el reino de los exiliados". Era gobernado por el exterminador con mejores aptitudes políticas, y los más altos rangos en el ejército eran el príncipe y la princesa. Era un lugar que recibía con manos abiertas a todos los exiliados de otros reinos, o personas que querían alejarse de su lugar natal y establecerse en otro lugar. Antes de aceptar a alguien, igualmente, se le preguntaba al reino de donde provenía por qué estaba exiliada esa persona, y depende de la respuesta se aceptaba a la persona o no. El caso es que con el paso de los años la capital, la ciudad de Etnod (inicialmente era sólo un pueblo con ese nombre, que luego se le pasó al reino) se había hecho muy grande y el reino se había expandido por el piso 18. Yo ahora mismo estaba en el piso 25, y había un total de 31 numerados. Se habían descubierto cuatro más hacia abajo y uno más hacia arriba, pero no tenían número porque aún faltaba explorarlos más.

-¿Dices que participe en el torneo para ser princesa? -pregunté.

-Bueno, ya tienes una tiara -dijo sonriéndome-. Te falta el título.

Dark LightWhere stories live. Discover now