Saliendo del parque...

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... pasamos por un puesto de golosinas. A Camila le apeteció comprarse un algodón de azúcar y lo compartimos entre las dos. Nos mantuvimos en silencio por un largo rato. Al principio agradecí estar acompañadas únicamente por el sonido del viento, al cabo de un rato me pareció insoportable. Camila fue la primera en romper el silencio.

—La otra vez Ceci hizo una pijamada en su casa y jugamos a verdad y consecuencia. Leti eligió verdad y le preguntamos qué chico del instituto le gustaba. Dijo que ninguno, entonces le preguntamos cuál le parecía más lindo y respondió que Mateo. ¿Crees que sea cierto?

—¿Por qué mentiría? —Camila me pasó el algodón de azúcar y se encogió de hombros.

—Porque todos sabemos que Mateo es guapo, incluso yo, aunque considero a la mayoría de las chicas lo suficientemente inteligentes como para no colarse demasiado por él. El caso es que me pareció una excusa para no decir quién realmente le gustaba. —Me miró con atención—. ¿A ti te gusta alguien? —Cogí un gran pedazo de algodón para ir comiéndolo y le pasé el palillo. Negué con la cabeza—. ¿Nadie? ¿Ningún muchacho te atrae? No tiene que ser del instituto.

—No hay nadie.

—Bueno, hasta aquí estoy —espetó, deteniéndose. La miré extrañada—. Siempre soy yo la que hablo, pero tu nunca me cuentas nada.

—¿De qué hablas? No hay nada que contar —le aseguré, volviendo a caminar.

—Eso no te lo creo. Sé que los chicos te buscan y que tuviste citas.

—Eso deben saberlo muchos —respondí, poniendo los ojos en blanco—. Además solo fueron tres en toda mi vida.

—Sí, pero nunca me cuentas los detalles y dudo que... Espera, ¿quién es el tercero? —preguntó frunciendo el ceño.

—¿Qué?

—¿Quiénes el tercero? Dijiste que saliste con tres chicos. Uno es Santiago...

—Santino. Y no cuenta porque apenas salimos unos días en mis vacaciones en la playa.

—Sí, ese. El segundo es Julián. ¿Y el otro? —inquirió, tras enumerarlos con los dedos.

Tragué saliva al darme cuenta de mi metida de pata.

—Dos, tres, es lo mismo.

—¡No lo es! Maggie, eres mi amiga. —Se acercó luciendo decepcionada—. Yo te conté lo que pasó con Nick y como me sentí. ¿Porque tu no puedes hacer lo mismo? ¿Acaso desconfías de mí?

—Claro que no, no seas tonta. Solo que no hay nada que contar —le aseguré, mirándola a los ojos.

—Si, claro, me imagino que a Eveline le dices lo mismo —bufó, adelantándose rápido para dejarme atrás.

—¿Qué tiene que ver Eveline? —Esta vez yo la detuve.

—Puede que no nos conozcamos desde hace muchos años, pero yo te considero mi mejor amiga... aunque tu no, por lo visto —murmuró por lo bajo.

—¿Por qué dices eso?

—Te la pasas diciendo que Eveline es tu mejor amiga, y lo entiendo. Pero no por eso tienes que ser tan cerrada con el resto, ¡o conmigo!

—Tu también eres mi amiga. Es cierto que con Eveline tengo una relación más estrecha, pero es que la conozco desde hace tiempo y pasamos por muchas cosas. Es más como una hermana para mi. Pero tu también eres importante, te aprecio mucho y no desconfío de ti. No sabía que pensabas eso —confesé, siendo sincera.

—Es que nunca me cuentas nada —masculló, bajando la guardia.

—Es que no se que contar —repliqué, alzando los brazos. A lo que ella levantó la vista y sus ojos brillaron.

El chico equivocado© [COMPLETA]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora