El timbre taladró mi cabeza...

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... cuando entramos al colegio, me pareció que sonaba más alto de lo normal, pero tal vez había estado mucho tiempo bajo el sol aturdida. Marcos pasó pitando delante nuestro y nos avisó que habría una reunión en el auditorio.

Nos miramos con Camila y caminamos juntas. Siempre era lo mismo, cada vez que se acercaba el fin de clases y estábamos en temporada de evaluaciones, los directivos nos atestaban de reuniones innecesarias que nos hacían perder el tiempo.

Llegando a la entrada los profesores no podían organizar a todos los estudiantes que se habían concentrado en la puerta. Nosotras decidimos hacernos a un lado hasta que empezara a librarse espacio. Dos profesores regañaron con ímpetu a unas chicas que intentaban zafar de la reunión escondiéndose en un salón. Me dio un poco de gracia, porque de seguro no se imaginaban que en los sanitarios debía haber varios estudiantes escondidos fumando. O tal vez si lo sabían, pero encontrarlos y proceder con las medidas disciplinarias obligatorias en aquellos casos requería perder tiempo de la hora libre que tenían para aprovechar a fumar entre ellos.

—¿No te parece extraño que falten algunos por llegar? —dije frunciendo el ceño.

—¿Cómo quienes? —preguntó Camila sin prestarme mucha atención. Miraba para todas partes en busca de algo e imaginé que a quién buscaba era a Nick. De seguro estaba planeando aprovechar ese tiempo para verse a escondidas—. ¿Por qué me miras así?

—Nada, no te persigas —farfullé, quitándole importancia, mientras ella me miraba con los ojos entornados—. Decía que hay chicos que siempre están primero en las reuniones, como Michelle con sus amigos, o tu novio —mencioné a propósito. 

Camila se sobresaltó y me lanzo una mirada fulminante.

—¿Y a quién le importa? Ya quiero que termine esto —masculló malhumorada. Ahora si estaba segura de que planeaba escaparse con Nick. Más le valía no abandonarme porque no se lo iba a perdonar, no quería tener que lidiar con la aburrida jornada yo sola.

—Cami, no vayas a dejarme otra vez...

Justo en ese momento reparé en Jason recargado contra los casilleros delante de mí y callé de inmediato. Cuando lo veía me quedaba sin habla. No sé porque reaccionaba así, tal vez por la forma en que me miraba, como si estuviera recordando nuestros besos.

Y de pronto el muy atrevido me sonrió.

—¿Que te ocurre? —preguntó Camila viéndome raro.

—Nada —me apresuré a contestar, desviando la mirada. A pesar de mi esfuerzo, se volteó y no tardó en darse cuenta de que mí cambio de humor se debía a Jason.

Su expresión cambió por completo y dedicándole una mirada furibunda, me tomó de la mano y avanzó por el corredor.

No le dije nada y ella tampoco. Pero sabía muy bien lo que pensaba, su posición era muy clara: «No te acerques a Jason» y eso me hacia sentir más culpable, pues me estaba haciendo quedar como la villana de la película. Puede que lo fuera, pero conste que era una villana con sentimientos.

El corredor pronto se dispersó y pudimos entrar al auditorio. Elegimos los lugares que daban al pasillo. Los cursos de primero, segundo y tercer año empezaron a llegar con sus preceptores y se fueron acomodando de manera más ordenada; los más grandes siempre eran los más alborotados.

Busqué entre los recién llegados a Eveline, de quién todavía no había tenido señales y tras varias cabezas finalmente la vi entrar acompañada por Melanie. Agité la mano haciéndole señas para que se sentara conmigo, aprovechando que no se encontraban Michelle o Carmen cerca.

Ella me vio y asintió con la cabeza. Pero entonces sus ojos dieron con Camila y su expresión se endureció. Desvió la mirada y se sentó en otro sitio.

El chico equivocado© [COMPLETA]Where stories live. Discover now