Ya era de noche...

865 119 11
                                    


... cuando Julián aparcó su coche en mi casa. Me despedí de él con un fuerte abrazo y bajé sintiéndome un poquito menos triste. Más allá de su personalidad huraña era buena compañía y platicar con él me había serenado. ¡El chico habías soportado estar rodeado de gente molesta en un ambiente festivo con meseros que no te prestaban atención y rodeado de parejas derrochando amor por doquier solo por mí! En el fondo sabía que también se había divertido, no lo había visto reír con ganas en mucho tiempo.

Sonriendo ante el recuerdo, atravesé el patio delantero y antes de meterme al porche, me volví para saludarlo una vez más. No podía verle el rostro porque dentro del coche estaba oscuro pero hizo parpadear las luces y se marchó.

Subí los escalones con cuidado, el foco de luz se había quemado y todavía no lo habíamos repuesto. Saqué mi juego de llaves y cuando me disponía a introducirla en la cerradura, advertí una presencia en la silla de mimbre que Anabelle se había olvidado fuera.

—Jason —exclamé, llevándome una mano al pecho cuando pude reconocer su rostro—. ¿Qué haces aquí?

Con movimientos quedos se puso de pie. Su rostro seguía tapado por la oscuridad, pero en cuanto levantó sus ojos hacia mi identifiqué perfectamente ese brillo intenso que hacia centellarlos.

—Era Julian ¿no? —inquirió señalando con la cabeza el asfalto vacío.

—Sí. Jason ¿qué sucede? —pregunté cansada. De no ser por Julián, mi tarde continuaría siendo horrible por su culpa y no quería que cambiara.

—Lo siento —murmuró, acercándose.

—¿Por qué? —Percibí su estado de ánimo como si se tratara de una brizna lluviosa tapando el olor fresco de los tulipanes. Su luminiscencia era apagada por un manto triste y me estrujó el pecho.

—Por lo que pasó. Por lo que pasa. Lamento haberte lastimado.

Tenía demasiadas emociones por ese día como para que me trajera otra y no sabía si tendría fuerzas para soportarlo.

—Solo vete —contesté, haciéndome a un lado para dejarlo pasar. Él asintió y se dispuso a marcharse.

Cuando paso por mi lado, miré hacia otra parte. Lo sentí detenerse. Curiosa, me volví a verlo y sin premeditarlo, me tomó del rostro atrayéndome hacia él.

—No... —fue lo único que alcancé a decir antes de que estampara sus labios en los míos.

No pude separarme, de inmediato sus brazos me envolvieron aprisionándome contra su cuerpo. Elevé mis manos por su pecho y rodeé su cuello, disfrutando de la llama intensa que con cada caricia se avivaba más en mi interior. Lo dejé entrar a mi boca y al encontrarse nuestras lenguas sentí mi alma levitar varios metros sobre el nivel de la tierra.

Era todo lo que alguna vez había imaginado sobre mi beso perfecto, era incluso mejor que el primero. Porque no me había tomado con la guardia baja. No, esta vez estaba muy entregada, la intensidad me desbordaba y me aferré a esa sensación tanto como pude porque sabía que en cuanto acabáramos, todo volvería a ser como antes. Así debía ser.

 Así debía ser

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
El chico equivocado© [COMPLETA]Onde histórias criam vida. Descubra agora