El último trimestre de embarazo...

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... llegó más rápido de lo que esperaba y pasó más lento de lo que quería. No podía con mi alma, me costaba caminar, respirar, dormir y hacer absolutamente cualquier cosa. Aún así asistí a la escuela hasta el último día. Y ese día fue en el cumpleaños de Jason. Había dado la casualidad de que ese año cayó un viernes, por lo que salimos de la escuela y nos dirigimos a su casa donde lo estaban esperando sus amigos para una fiesta sorpresa. Se puso muy contento cuando vio a todos sus allegados reunidos.

Mi propia fiesta por la llegada del bebé había tenido lugar un mes atrás. No había pensado en tener una, pero el resto no pensó lo miso, Ana y Jason habían organizado todo a mis espaldas. Fue un muy bonito gesto de su parte y hasta confieso que me emocioné un poco, pero más que nada porque me tomó de improvisto. Nunca supe recibir halagos y mucho menos de esa magnitud.

Al ingresar a casa tras volver cansada de clase me encontré a personas que jamás creí ver: allí estaban no solo Alexia con los chicos, sino que también Roberta, Stephanie, Julián, Marcos, y Lizzy y Greta —dos chicas de tercero que desde que se habían enterado de mi embarazo me perseguían por todos lados—. Cuando le pregunté con la mirada a Jason sobre el resto de los chicos que en ese entonces no se me  hubiera ocurrido verlos nunca en casa, éste simplemente dijo en respuesta: «Ana». Ella había ido a la escuela y había arreglado con Julián sobre los posibles invitados. Supe también que algunos no estaban dentro de su lista pero al enterarse de la fiesta que me harían, quisieron participar.

Sorpresivamente, unos minutos más tarde se apareció Melanie con un regalo. Entro tímida y me deseó felicidades. «Entenderé si quieres que me vaya» agregó tras saludarme. Pero no me molestaba su presencia, ella era la única del grupo de Eveline que jamás había hecho algo contra de mí, ni siquiera un mísero insulto había salido de sus labios. También asistió Fiona, la dependienta del local de ropa donde conseguí mis primeras prendas de maternidad. En el último tiempo nos habíamos hecho muy afines, pues era la única muchacha joven que también estaba embarazada y con quien podía compartir cosas. La tarde fue bonita y las tensiones se fueron disolviendo con la energía de Ana y los amigos de Jason.

Mi pequeña vecina, Riley, me había ayudado a abrir todos los regalos. Entre tantas cositas lindas y necesarias, hubo algunos que más llamaron mi atención, como el cochecito que nos regaló Clara, y el cual con Jason todavía no sabíamos como íbamos a costear, y la preciosa cuna de Alexia. Con este último regalo Jason y yo no pudimos evitar intercambiar una mirada. Era impresionante... impresionantemente cara, parecía el lecho de una pequeña princesa o príncipe; tuvo la delicadeza de no decorarla con algún color en específico, las sábanas eran blancas y el tul que la rodeaba hasta arriba por el dosel era dorado. Extravagante a lo Alexia.

—Es el mejor regalo porque soy la que más los quiere —nos dijo sonriente. No nos atrevimos a contradecirla y Pablo puso los ojos en blanco.

Pasado el tiempo seguían llegando regalos de vecinos y conocidos, tanto así que en el cumpleaños de Jason algunos de sus amigos nos dieron algunos presentes. Yo estaba más que encantada, pues debía reconocer que sin ellos nos habríamos gastado un buen dineral. Pero ahora habíamos cubierto los materiales básicos, como el bolso de bebé que Nick nos dio, que contenía dos chupetes, una mamadera, un vasito y dos lindos baberos.

—No tienen idea la cantidad de chicas que se me acercaron cuando entré al local, estaré encantado de pasear al bebé de vez en cuando —nos dijo con su típica sonrisa de ganador. Ese Nick no era el que estaba deprimido por la partida de Camila tiempo atrás, pero era el que podía mantenerlo de pie y si así lograba sonreír entonces estaba de acuerdo con ello.

Esa noche comí como nunca, disfruté del delicioso pastel que Carla le preparó a Jason y el riquísimo bufete que Anabelle cocinó para alimentar a un montón de adolescentes. Aguanté despierta mucho rato, pero luego me comenzó a doler la cintura y me retiré a la habitación de Jason. Alexia me acompañó y se quedó conversando conmigo el resto de la noche.

El chico equivocado© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora