Comienzos de febrero...

630 101 24
                                    

Las campanillas que colgaban de los ventanales del patio resonaron cuando el viento sopló. La brisa se coló por el pequeño espacio de la ventana que Jason había dejado abierta y acarició mi cuello. El ventilador de techo se había averiado y Jason estaba desesperado por arreglarlo, mientras tanto utilizaba un pequeño ventilador que en vez de refrescar emitía un rechinido espantoso que ahora irrumpía en el silencio.

Acaricié las sábanas una vez más antes de ponerme de pie y miré hacia afuera. A través del vidrio se podía observar la ropa del vecino secándose al sol, flameando como si algún fantasma las estuviera moviendo.

—¿Qué piensas? —había susurrado Jason a mi oído, rodeándome con sus brazos aquella calurosa tarde de verano. 

Tenía demasiadas emociones dentro mío, era como sentir dolor, felicidad y ganas de llorar al mismo tiempo. Un orgasmo de sentimientos, miles de dudas, pero ninguna respuesta acerca de lo que me estaba ocurriendo. Solo quería permanecer aferrada a ese chico de ojos verdes el mayor tiempo posible. Todo era demasiado intenso, apresurado, escandaloso, demasiado para explicar en palabras, simplemente demasiado.

Así que me limité a sonreír y recostar mi cabeza en su hombro. Supe entonces que esa expresión tan pacífica y soñadora que veía algunas veces en las parejas significaba en realidad toda esa explosión que me estaba esforzando por reprimir. Jason estaba ocupando un espacio muy importante en mi vida y cada vez lo rellenaba más y más. Temía que pronto no quedara ningún espacio por ocupar y entonces yo... yo estallaría. Tenía muchísimo miedo. No poder proyectar con exactitud nuestra relación a futuro me sacaba de las casillas. Jason decía que lo nuestro era sólido, pero entonces ¿por qué yo sentía que en cualquier momento se me podía escapar de las manos?

Intenté desviar ese pensamiento y divagué en mis emociones. Se sentía como si mi corazón estuviera en llamas. Pero me daba pena demostrarlo, no quería parecer una chica demasiado intensa. Se me ocurrió que probablemente todos hacemos lo mismo: ocultar la llamarada que estamos sintiendo dentro porque no tenemos la certeza de lo que el otro siente. Puede que incluso muchos no sepan si es normal sentirse así. Yo supe que sí lo era, que no fui la única en experimentarlo en el mundo. Y albergaba la ilusión de que Jason sintiera lo mismo. Porque eso es el amor, una ilusión que puede ser real o mentira, pero nunca vas a saberlo y eliges darlo todo con los ojos cerrados.

 Porque eso es el amor, una ilusión que puede ser real o mentira, pero nunca vas a saberlo y eliges darlo todo con los ojos cerrados

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


MAYO

Apagando el interruptor de los recuerdos, empecé a sentir frío en los brazos. Cerré la ventana de un golpe. No tenía el calor de Jason cubriéndome como aquel día. El parque de su vecino estaba repleto de hojas, no había ropa en las cuerdas y su árbol malinche se encontraba tristemente desnudo.

La puerta se abrió y escuché los pasos de Jason aproximarse. Me mantuve de espaldas, evitando mirarlo, algo en lo que él insistía mucho últimamente. Es gracioso como las cosas cambian tan rápido. Un día crees que la vida es hermosa y al otro día te das cuenta de que todo es una farsa, que no se vive de alegrías, sino que esas pequeñas descargas de las que podemos disfrutar de vez en cuando son simplemente una buena dosis de endorfinas que nos sirven para poder continuar atravesando la realidad. Y la realidad es dura. 

El chico equivocado© [COMPLETA]Where stories live. Discover now