Mi cuerpo sufrió...

1K 133 40
                                    

... una sacudida ante el primer contacto de calor con sus labios. Era una sensación asombrosamente extraña, como si estuviera bajando por una montaña rusa y mi vientre lo sufriera, pero mi espíritu lo disfrutara. No hay forma de describirlo. Los gustos más ricos de helado juntos y una noche estrellada, acompañada por mis canciones favoritas eran incomparables ante ese beso que con tanto fervor hacía bombear mi corazón como nunca antes nada ni nadie lo había conseguido.

Jason colocó una mano en mi mejilla con suavidad, pegándose un poco más a mi cuerpo y supe que debía detenerme antes de que comenzara a disfrutarlo más, si es que eso era posible. Posé mis manos en sus hombros con cuidado y lo aparté.

Él me miró confundido, tuve que desviar la mirada para no ablandarme.

No había palabras para decir en un momento así, aunque había mil preguntas sin responder en mi cabeza.

—Maggie... —comenzó a decir, pero Alexia entró a la cocina sobresaltándonos.

—Ya me iré a casa, ¿quieres que te lleve, Maggie? —habló con un tono hastiado, parecía molesta por algo, pero dudaba que fuera por nosotros.

—Claro, vamos —me apresuré a responder, apartándome de la banca.

Jason me miro con interrogación. Si esperaba que me quedara estaba equivocado, necesitaba pensar a solas.

Crucé la cocina y al salir escuché a Alexia preguntarle si todo estaba bien. En el patio tomé mi bolso y saludé a los chicos. Cuando volví a entrar Jason intentó hablarme pero lo esquivé farfullando un saludo y me apresuré a seguir a Alexia a su auto.

Durante el viaje Alexia no se quedó en silencio ni un segundo. Le agradecí mucho que se ofreciera a llevarme, era muy tarde para volver sola y ninguno de los chicos iba para mi lado. Sin embargo, lo último que necesitaba era estar en compañía. Me dio pena por ella porque apenas la estaba prestando atención a lo que me decía sobre sus anécdotas con Jason cuando eran pequeños.

Al llegar, le agradecí y bajé del auto, entrando rápido a casa. Enfilé hacia las escaleras ignorando la voz enojada de Anabelle por llegar a esas horas, entré a mi habitación y me recosté en mi cama mirando al techo. Papá entró sin golpear y me regañó por llegar pasadas las doce. No lo escuché, seguía perdida en los recuerdos de esa noche, tan solo oí que estaba castigada.

Llevé los dedos a mis labios y cerré los ojos. Todavía podía sentir el sabor de su dulce beso.

Jason me había dicho que nunca había perdido el interés por mí. Que le gustaba. Que todo lo que había creído era mentira, nunca me había lastimado adrede. Había soñado mucho tiempo con esas palabras.

Volví a abrir los ojos, enfocándolos en el brazalete que colgaba de mi muñeca. Era el que me había obsequiado Eve. Con torpeza me lo saqué y lo dejé en la mesita de luz, observándolo como si se tratara un objeto dañino. Solté el aire con fuerza y revolví mi cabello desesperada.

Mi corazón era un torbellino de sentimientos. No sabía lo que sentía realmente, esto lo había cambiado todo. Pero si algo tenía bien en claro era que a Eveline no la podía lastimar, era mi mejor amiga y no se merecía ser engañada. No importa cuanto me costara olvidar a Jason.

Tironeé de las frazadas para hacerme un bollito bajo ellas y ahí me quedé el resto de la noche. Me pregunté si Eveline debía saber lo que estaba ocurriendo, tal vez lo más sensato fuera contarle lo sucedido y que no hubiera confusiones. Pero ¿qué le diría? ¿que su novio me había besado? Eso solo empeoraría las cosas y contarle lo del pasado era inútil, ahora Eveline era la novia de Jason y lo que hubiera pasado entre nosotros era cosa vieja, además corría el riesgo de que creyera que todavía me gustaba.

El chico equivocado© [COMPLETA]Where stories live. Discover now