Más tarde Jason me contó...

650 114 40
                                    

... que no había podido encontrar a Nick. Pero más adelante me enteré que él y Camila habían tenido un encuentro escabroso, raro y nostálgico, triste por recuerdos mal cerrados del pasado que no habían logrado endulzar la disuelta relación en ese corto periodo en que ella se estaba quedando en Cuesta Verde. Pero es que los designios del destino y una ida inevitable no ayudaron demasiado. Camila se iría y eso no se podía cambiar.

La tarde del jueves cuando salí de la escuela fui al bazar para despejarme la mente y olvidarme de los malestards tanto físicos como emocionales que trataba de ignorar durante el día.

Entré a una tienda de ropa. La dependienta era una muchachita extranjera, nueva en el pueblo, que había trabajado toda su vida como recolectora en los campos y viajaba siguiendo las temporadas de cosecha. El verano anterior se había casado con un peón que conoció en una de las tantas travesías y tras enterarse de que estaban esperando un bebé, decidieron asentarse en Cuesta Verde porque les pareció un buen sitio para comenzar una nueva vida. 

Era refrescante conocer gente nueva que aún no se había contaminado con la chusma del pueblo. Sintiéndome en confianza, le conté que también estaba esperando un bebé y encantada me ayudó a elegir conjuntos de ropa que me servirían para cuando comenzara a agrandarme los próximos meses. Entre ellos, elegí dos enteritos, uno que podía usar en el momento y otro para cuando la panza ya no cupiera en el otro. Salí satisfecha, quedando en pasar nuevamente para saludarla.

Al día siguiente aparecí en la escuela con dos trenzas cocidas que me hizo Anabelle, emocionada por poder manipular mi maraña de rizos, y el enterito. Debía reconocer que me veía muy monona, pero todavía seguía sin lucir maternal. Julián lanzó una gran carcajada al verme, pero fue suficiente para convencerlo de que no cambiara el horario de la presentación.

En clases intenté mostrarme callada y atenta, y en los recesos saludé a todas las chicas que me cruzaba en el camino y que se detenían a mirarme. En los baños, una me dijo que el cabello peinado me quedaba bonito y aprovechando la puerta de confianza que abrí para ellas, su amiga me preguntó de cuántas semanas estaba. intercambiamos algunas palabras —no demasiadas porque todavía no me acostumbraba a tratar con la gente sin poder dejar de lado el rencor— y me despedí con una sonrisa. 

Por la tarde el acto de los candidatos se retrasó tal y como había previsto, por problemas meramente administrativos y burocráticos, tal y como le había dicho a Jason que ocurriría y como por supuesto yo no manipulé. No fue mucho tiempo, tan solo una hora y media, pero a mi me bastó para que algunos delegados se pusieran nerviosos por no poder estar disfrutando del festejo previo con los deportistas. Me sorprendió ver a Javier durante todo el acto entero, sin moverse de su sitio junto a Martín y Dylan hasta que finalizó. 

Cuando a Martín le tocó hablar, todos sus amigos lo aplaudieron y vitorearon. Dylan buscaba mi mirada con una sonrisa soberbia. Lo ignoré e intenté no preocuparme. Julián también recibió bastante reconocimiento y eso fue lo único que me tranquilizó, claro que la mayoría de nuestros aplausos fueron de parte de los nuestros, que posicioné estratégicamente por todo el patio para que parecieran multitud. Aunque algunas que otras personas también le dieron su apoyo y pensé si realmente lo querían o se trataba de sus "aliados".

Más tarde acompañé a Jason a ver el partido. No me emocionaba en lo absoluto, pero si Julián llegaba a tener razón con sus consejos, lo mejor sería mostrarme en el evento, además de que se lo había prometido a Nick. El pobre continuaba perturbado por el encuentro con Camila y apenas pudo concentrarse, lo cual fue muy evidente para toda la concurrencia. Tampoco fue tan divertido para mí: tuve que soportar todas las miradas de la audiencia por asistir por primera vez a un evento de la mano de Jason, quién al contrario parecía vivir en otra realidad distinta. Él estaba encantado de poder pasearse conmigo de manera pública tras haber dejado los problemas atrás, era todo lo que siempre había querido cuando nos veíamos a escondidas en el verano y ahora lo cumplía orgulloso. Aprovechaba cualquier oportunidad para molestar al resto con sus muestras de afecto y no me soltaba, en especial cuando Julián se acercó a saludarnos. Yo era bien consciente de que no le caía bien el chico, pues todavía no lo había perdonado por excluirme del Centro, yo tampoco, pero teníamos que reconocer todo el esfuerzo y toda la lucha que estaba haciendo por nosotros.

El chico equivocado© [COMPLETA]Where stories live. Discover now