-No es lo que crees...

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—comencé a decir antes de que se hiciera la cabeza. Pero no me dejó hablar.

—Maggie. No quiero que me mientas más. Yo no seré tu madre, pero te crié y te conozco. Se que algo te ocurre, pero si no hablas conmigo nunca sabré de qué se trata. ¿Quien escribió eso?

—No lo sé —murmuré sin poder verla a la cara.

—¿Es anónima o me lo estás escondiendo?

—Enserio, no lo sé.

—¿Es esa chica? ¿La que te quiso pegar con sus amigas? —Me quedé en silencio. No quería nombrar a Michelle por temor a que tomara represalias—. Es ella.

—No —exclamé. Ella me miró con una ceja arqueada—. No sé quién escribió esa carta. Pero ella... algunas chicas están un poco molestas conmigo.

—La vez pasada dijiste que Eveline estaba cuando ocurrió la pelea, pero el director dijo que todas ellas negaron haber visto algo. Es extraño preguntar esto, pero ¿es Eveline una de las chicas que te molesta?

Miré mi taza enfriándose.

—Jason era su novio —confesé, sintiendo que hasta que no le contara la verdad, no podría librarme del peso que estaba cargando—. Hice algo horrible. Nunca quise lastimarla, pero... Supongo que preferí pensar en mí antes que en los demás —continué.

—Así que esta era la situación complicada en la que te encontrabas cuando me consultaste en el verano —afirmó, uniendo cabos—. Si lo hubiera sabido, tal vez...

—No fuiste tú —la interrumpí, levantando los ojos—. Me aconsejaste perfectamente. Dijiste que no siempre debía guiarme por los sentimientos de los demás, pero también me dijiste que era mi responsabilidad las decisiones que tomara. Y yo me hago cargo de lo que elegí. Siempre supe el riesgo que estaba corriendo, así que no voy a echarle la culpa a nadie.

Ana me dedicó una media sonrisa, supongo que de acuerdo con mis palabras.

—Aún así, esto no explica lo demás. ¿Que tiene que ver la hija de los Saavedra y el resto?

—También están enojados. Creo.

—¿Tanto como para hostigarte todos los días, atacarte, hacerte eso en el cabello? —Ante mi sorpresa, agregó—. ¿Creíste que me comí esa historia de que querías probar un look nuevo?

—¿Qué podía hacer?

—Decirme. Pero no te voy a echar la culpa, esto también era responsabilidad de la institución y cada profesor que claramente observaba la situación pero no hicieron nada por detenerla. Y se que esas cosas se saben porque trabajé en la escuela; los acosos, las burlas, las taquillas escritas son cosas que no pasan desapercibidas. Pero contigo se acabó. También es mi culpa por no estar más tiempo en casa. 

Me dolió que se echara la culpa, ella hacía todo lo que podía.

—¿Y qué hay con los demás? —pregunté, despacio.

—¿Quienes?

—No son los únicos que hablan de mí y lo sabes. Papá está enojado conmigo porque unos amigos del bar estaban diciendo cosas...

El chico equivocado© [COMPLETA]Where stories live. Discover now