Capítulo 48

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Ambos bajamos del auto y nos adentramos a la casa, las luces se encontraban apagadas así que él encendió la lámpara de la sala.
Tn: tus nudillos y mejilla están muy mal, ven vayamos a la cocina.- él negó rápidamente y subió las escaleras rumbo a su habitación, no me quedaría ahí sin hacer nada, él me defendió así que debo de hacer algo para agradecerle. Abrí el refrigerador y saque una pequeña bolsita de hielo para después subir a su habitación, supongo que el botiquín de emergencias está en su baño, toque la puerta antes de entrar y él se encontraba sentado en la cama mirando a un punto fijo.
Mario: dejame solo, ve a dormir.- deje la bolsa de hielos a lado de él y entre a su baño para sacar alcohol, vendas y unas banditas, me limpie la sangre de mi labio antes de que se secará y regresé a la habitación.
Tn: no lo haré.- suspire tomando su mano, estaban demasiado rojos sus nudillos y tenían ligeros raspones. Tomé un trozo de papel y limpie la sangre que brotaba de ellos para después cubrir las heridas con banditas.- he terminado con tus manos, ahora solo pongamos un poco el hielo en tu mejilla.- cuándo estaba apunto de hacerlo tomó mi muñeca evitando que lo tocará, lo mire a los ojos y con su otra mano limpio mis labios.
Mario: ese maldito alcanzó a golpearte, debí de haberlo matado.- Sonreí y después coloque el hielo en su mejilla, él hizo una mueca de dolor pero poco a poco se acostumbró a lo helado de este.- te estás preocupando por mí pero no lo haces por ti misma, tus brazos tienen moretones y tú mano está un poco inflamada.
Tn: yo estoy bien, nunca había golpeado a una persona y menos sí es del sexo masculino.- me encogí de hombros mientras le sonreía, me quito la mano de su rostro para después tomar una de las vendas y colocarmela en la mano inflamada.
Mario: esperemos que con esto se desinflame un poco, no debiste defenderme, el desgraciado te golpeó.- suspire y lo mire fijamente.
Tn: de nada.- Sonreí y volví a colocar la bolsa de hielo en su mejilla haciendo que sé quejará, solté una pequeña risita.
Mario: ¿te estás vengando?- su mirada era amenazadora sin embargo había un toque de ternura y travesura, negué rápidamente.

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