Capítulo 126

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Me quedé observándolo detenidamente mientras tiraba un poco de agua sobre la tierra suelta, seguía hablando sobre lo feliz que me haría y se miraba realmente emocionado por ello.
Mario: sé que no soy un buen chico y que no me dedicó a algo bueno, sé que también hice sufrir mucho a su hija pero creame que cambie mi manera de ser tan agresiva cuándo me entere que estaba esperando un hijo mío, no puedo decir que soy una persona honrada pero lo que sí le puedo prometer es que estoy tratando de acabar con todas aquellas personas que le hacen daño a gente inocente.- se quedo en cuclillas frente a la tumba, ¿ella lo escuchará? Espero que sí, nunca le había escuchado decir tal cosa.- protegeré a su hija más que a mi vida y voy a arriesgar todo lo que tenga en mis manos para que ella esté sana, espero venir la próxima vez, prometo traer un anillo de compromiso por fin.- soltó una pequeña risita y se levantó quedando justo a lado de mí, entrelazo su mano con la mía por primera vez y dejo un pequeño beso en ella, lo miré por unos segundos a lo que él me respondió con una adorable sonrisa.- ¿nos vamos? La reunión no tarda en comenzar y no quiero llegar tarde.- asentí levemente mientras le daba un último vistazo a la tumba. Abuela, sé que quizás estarás regañandome por estar con el tipo que me dañó y por el que tanto te grite que me librarás, supongo que me enamoré de él, te suplico que me entiendas.
Nuestras manos siguieron entrelazadas hasta que llegó el momento de subir al taxi, su mano se colocó alrededor de mi hombro para apegarme más a su cuerpo, era una extraña sensación la que emanaba en mí ya que no lo quería cerca durante mucho tiempo sin embargo sentía que si él no estaba nada estaría bien.
El transcurso del camino estuvo silencioso por parte de los dos, el taxista se estacionó frente a una enorme casa color blanca, Mario le pagó y bajamos del carro. En cuanto toque suelo sentí la mano de Mario rodear mi cintura de una manera preocupante.
Tn: ¿qué sucede? ¿Temes que salga corriendo?- él se encogió de hombros mientras caminábamos, su mirada estaba centrada en aquella casa y una línea recta se formó en sus labios al ver al chico que salía.

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