Capítulo 69

9.3K 462 0
                                    

Las luces de toda la casa se encontraban apagadas a excepción de la cocina, solo eramos él y yo, bueno, y algunos antojos nocturnos.
No sé que tienen sus ojos pero me provocan debilidad cuándo hago contacto por más de unos segundos, simplemente no puedo mantener la mirada.
Tn: ¿sabes que se me antoja ahora mismo?- él me miró y yo solo me dedique a imaginar aquel postre delicioso.- un trozo de pastel sabor chocolate acompañado de un tazón de helado, no importa el sabor ¿tienes?
Mario: no tengo ese tipo de cosas dulces aquí y podría ir a buscarlo ahorita mismo al supermercado pero dudo que alguno que esté activo a estas horas.- supongo que esta vez tendré que quedarme con las ganas, es la primera vez que me dan antojos desde que me entere que estaba embarazada, quizás suena como que ya me resigne a estarlo sin embargo a veces me pongo a pensar en cómo será mi vida ahora que una persona está creciendo dentro de mí, ni siquiera sé cuales son los cuidados necesarios que se le dan a un bebé.- ¿en que tanto piensas?
Tn: solo pensaba en cómo mi vida a cambiado en este tiempo que llevo acá, ni siquiera se en que día vivo.- suspire dejando caer mis manos con pesadez sobre mis piernas.- he perdido las esperanzas de escapar y bueno, ya no quiero arriesgarme, me ha ido muy mal.
Mario: lamento mucho que tu vida no sea buena aquí conmigo, intento darte lo mejor pero simplemente no ha funcionado, a veces también pienso que jamás lograré que tú te fijes en mí.- se levantó del banco y se dirigió al refrigerador para sacar un cartón de leche, un vaso, chocolate y una cuchara pequeña.- para ser exactos llevas 3 meses, casi 4 aquí, ya va a finalizar octubre.
Tn: ya paso bastante tiempo ¿será que podemos volver a México?- él se quedo en silencio, lleno el vaso con leche para después echar un poco de chocolate en polvo y disolver.
Mario; por el momento la casa en México no se encuentra lista, además, yo creo que aquí estamos más seguros.- colocó el vaso frente a mí y lo mire.- es lo mejor que pude hacer para disminuir un poco el antojo por el chocolate.- no puedo negar que me dio ternura, incluso sonreí al escucharlo.

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora