Más allá del Engaño

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En el lugar, Akeno miraba con detenimiento al tipo que era su enemigo. Por apariencia pura diría que no sería un problema si es que no tuviera a un Cerbero y un Serpopardo de mascotas. Lo más raro era que las bestias se mostraban muy... mansas y hasta tranquilas cuando en realidad son bestias indomables en la mayoría de casos y muy feroces.

Ver como el gran can guardián de las puertas del infierno abría la fauce de una de sus cabezas la hizo prepararse. Alzó vuelo al ver una de las ráfagas de fuego ir hacia ella y con un movimiento ágil de su parte esquivó la dicha esfera para luego dar un ataque eléctrico al animal quien se mostró más que afectado por el reciente impacto.

Luego de ello, fue el turno del Serpopardo en atacar. El león de gran cuello no tenía que hacer demasiado para acercar su boca a la chica quien de inmediato lanzó varias ráfagas de magia al animal para tenerlo al margen pero este las mordía y hasta se las tragaba como si se tratara de su alimento. Al ver ello, Akeno optó por lanzar ataques más pequeños pero dirigidos al cuerpo de la bestia al ver que atacar a la cabeza no haría ninguna ganancia.

Akeno lanzó sus ataques para luego alejarse del animal, que se quejó por el ataque, para luego pisar tierra y cargar electricidad en su mano y ponerla en el suelo para crear una fuerte corriente eléctrica en la zona donde estaba el enemigo. El Serpopardo se vio muy afectado por el ataque de Akeno, ella por su parte se tuvo que poner de nuevo en guardia ya que el Cerbero de lanzó al ataque esta vez usando sus grandes garras para tratar de darle.

Con un salto a un lado, la chica logró salir de ahí sólo con unos rasguños en su ropa ocasionados por el viento que esa garra generó. Akeno dio un par de saltos más para esquivar las bolas de fuego que venían hacia ella desde arriba, pelear con un ser de una cabeza era difícil y con tres... lo será aún más.

-Si, ese perro es tan molesto como lo recuerdo. – La chica recordó el incidente con Kokabiel y como este trajo consigo al enorme animal. – Suerte que ya tengo experiencia en este rubro y que soy más fuerte.

-Entonces demuéstralo. – a las palabras de Innis, Akeno creó una lanza de luz y la lanzó al aire.

La lanza al alcanzar cierta altura se volvió un número casi ilimitado de lanzas más pequeñas que fueron al impacto contra el enorme can quien recibió una de esas lanzas en un ojo de sus tres cabezas. Soltó un gran rugido de dolor y de rabia, abrió la boca para lanzar una gran llamarada a la chica quien alzó vuelo. En un movimiento rápido, Akeno cargó poder para crear una especie de escudo.

Las llamas del can impactaron al escudo que por la misma fuerza del ataque empezó empujarla hacia atrás pero con un solo cambio en la posición de sus manos, Akeno redirigio las llamas hacia donde estaba el Serpopardo. El animal recibió el impacto de las llamas del Cerbero en todo su cuerpo y empezó a gritar de dolor. Eso bastó para que el can deje de atacar y se enfoque en usar más sus garras para tratar de hacer un daño real pero las tres esferas de luz en frente de sus tres cabezas y la obvia explosión que hubo al estallar esas tres al frente suyo hizo que este caiga al suelo con las cabezas casi destruidas. El Serpopardo por su lado estaba en su lugar totalmente inmóvil... parece que pereció ante el poder de las llamas.

Akeno sabía que hace unos meses, esta hazaña hubiera sido imposible sola pero se ha entrenado para usar la luz de manera consciente sin tener que mezclarlo con su electricidad y además de que gracias a su nexo con Innis, puede distribuir mejor su poder y no gastar tanta magia. Si bien antes esta batalla hubiera terminado de otro modo, ella está en un nuevo nivel también.

-Bravo, magnífico. – las palmadas del sujeto ese, la hicieron mirar en su dirección. Ver como él no se había movido ni un centímetro de su sitio era... se le ve muy confiado. – Veo que no sólo eres bella, sabes como pelear de manera elegante.

Sekiryuutei SupremoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora