CAPÍTULO 10

16.8K 712 298
                                    

POV Alba

— Así que ahora no solo bailáis pegaditas, sino que además os enviáis mensajitos... Necesito nombre para el barco.

Salí a trompicones del aula sujetando el teléfono con una mano, la botella de agua bajo el brazo, la mochila abierta colgando de un hombro y mi carpeta de apuntes presionada contra el pecho.

— ¿Pero tú has escuchado algo de lo que te he dicho, melona?

— ¿Albay? ¿Albalia? ¿Natalba?

— ¡Marina!

Me estaba poniendo de los nervios, y las carcajadas al otro lado de la línea me confirmaron que esa era exactamente su intención.

— Lo siento, es que me haces mucha gracia.

— Gracia te va a hacer el tortazo que te vas a llevar cuando vaya para allá.

Era muy fuerte que de toda la locura del festival que le había explicado solo se quedara con eso.

— Vale, vale... Ya paro... ¡Qué agresividad! Como se nota que llevas tiempo sin que nadie te provoque un buen orgasmo.

— ¡Marina! — Le regañé escandalizada.

— Perdón, hermanita, es que me lo pones a huevo.

— Voy a colgar.

— No, no, no, no, no. Ya paro, lo prometo. Porfi no me cuelgues.

Debería haber sido hija única.

— Como vuelvas a hacer otra broma de estas, dejo de llamarte. Va en serio.

— Vale, lo pillo. Pero cuéntame qué tal va eso de conoceros, que tengo curiosidad.

Suspiré ralentizando mis pasos, recordando cómo quedó la cosa en el último ensayo.

<< — Vale, parad. Parad.

Vicky detuvo la música y yo me apoyé sobre las rodillas para coger aire.

— Hay algo que no está funcionando.

— Llevamos más de seis horas aquí metidas, Vicky. Quizás es eso lo que no está funcionando.

Miré de reojo a mi pareja de baile. La coleta y el turbante apartaban todos los mechones oscuros de su cara, y sí, podía ver que estaba levemente colorada, pero a mi lado parecía más fresca que una lechuga.

Yo no entendía cómo era capaz de mantener el tipo, era inhumano.

— No, lo que no funciona es que solo veo a dos buenas bailarinas trabajando cada una por su lado. — Replicó la veterana con los brazos en jarra —. Y por muy limpios que lleguen a estar los pasos técnicamente, eso no os sirve de una mierda si no me transmitís nada en los cinco minutos que dura la canción. Y eso es de primero de baile, chicas.

La dureza con lo que dijo aquello hizo que Natalia apartara la mirada y yo acabara con la vista fija en mis pies.

Puede que en un principio hubiese entrado en esto por echar una mano, pero al saber que las intenciones de la morena eran lanzar una crítica de cómo la sociedad contemplaba a la mujer, mis ganas de implicarme a fondo se dispararon. Aquello era personal.

Natalia tardó exactamente día y medio en enseñarme la maqueta que acababa de crear. Yo no sabía muy bien cuándo se suponía que dormía, pero sin duda el remix era una pieza de arte. Y desde entonces, habían pasado ocho días en los que literalmente nos estábamos dejando la piel, quedándonos hasta las tantas para trabajar en una coreografía que estábamos creando entre todas desde cero.

Come Out And PlayWhere stories live. Discover now